Hace unas horas la doctora Mendoza me dio un medicamento para inducir el parto y apenas ahora es que estoy sintiendo dolor. Insistí en qué me dejaran tener un parto natural y lo aceptaron, pero si veían algún inconveniente, me hacían la cirugía.
Las contracciones son fuertes, duelen mucho.
—¿Te duele? —pregunta Ezequiel y aprieto las sábanas al sentir una contracción.
—Para nada, estoy saltando en un pie, ¿qué no ves? —respondo alterada por el dolor, mi madre, Marina y mi hermana se ríen.
—No preguntes tanto, Ezequiel, es mejor que te quedes callado, en estos momentos a mi hija todo le va a fastidiar —le dice mi mamá.
Las contracciones cada vez son más seguidas y con cada una de ellas siento una punzada en mi cabeza.
—¡Esto duele demasiado! —grito junto con una contracción.
—Ya pronto viene la doctora a ponerte la epidural, hermana, aguanta —me informa Hazel, ella respira conmigo, en este momento todos respiran conmigo.
Si estuviera en otra situación me estaría riendo de lo graciosos que nos vemos. A los minutos entra la doctora.
—¿Cómo vas? —me pregunta y yo hago una mueca.
—Cada vez me duelen más y son seguidas —digo y respiro, otra contracción.
—Voy a ver si ya estás dilatando —se pone entre mis piernas e introduce un dedo dentro de mí— Tienes 5 centímetros de dilatación, lo haces rápido. Ya te pongo la epidural para que te relajes un poco —dice y se va, a los segundos vuelve y me hace poner a medio lado.
Me inyecta la epidural y al minuto me siento más aliviada. Duele, pero ya es soportable.
—¿Ya te sientes mejor? —me pregunta la doctora y respiro con un poco más de calma.
—Un poco, ya no son tan fuertes, pero me duele la cabeza —ella me mira seria.
—La próxima vez que venga ya será para que ingreses a la sala de partos, no te asustes si llegas a romper fuente —sale de la habitación y a mí me llega una contracción, hago una mueca.
Ezequiel se me acerca y besa mis labios.
—Esto duele mucho —le digo al borde de las lágrimas y él acaricia mi cabello.
—Ya pasará, cariño, ya pasará. Aquí estoy para tomar tu mano —dice tratando de tranquilizarme.
Como dijo la doctora, minutos después un liquido corre por mis piernas y las contracciones son mucho más seguidas, una cada dos minutos. Ella regresa y se llevan a Ezequiel para prepararlo y a mí igual. Me ponen un gorro azul y una bata azul. Me pasan a una camilla inclinada, quedo casi sentada con las piernas abiertas. Ezequiel llega a mi lado y toma mi mano.
—Cada vez que sientas una contracción vas a pujar con todas tus fuerzas y descansas cuando ya no la sientas —asiento y mi cabeza pronto estallará.
Hago lo que me dijo y comienzo a pujar cuando siento la contracción.
—Tú puedes, cariño —me dice Eze, respiro.
Regresa la contracción y pujo nuevamente.
—Vamos, una última vez —dice la doctora y pujo con todas mis fuerzas, por la presión siento que un líquido sale por mi nariz. Sangre.
Suelto un grito y lágrimas salen de mis ojos. Escucho otro llanto.
—Una niña —dice y derramo más lágrimas.
No tengo fuerzas para moverme, como puedo abro los ojos.
—Lo lograste, preciosa, nuestros hijos son hermosos —sonrío y los ponen uno a cada lado de mi cuerpo.
Como puedo beso la cabeza de cada uno y los acaricio. Dejan de llorar por un momento cuando escuchan mi voz.
—Jacob y Romina —derramo una lágrima, son hermosos—, los amo —miro a Ezequiel tratando de que el aire llegue a mis pulmones —. Mi amor, cuídalos y enséñales a ser un hombre y una mujer de bien —pido entrecortado y Eze me mira derramando lágrimas.
Sus manos toman las mías y está temblando. Se inclina y besa mis labios, con todo el amor que siento, le respondo el beso.
—Lo haremos juntos, cariño, ¿recuerdas? Siempre juntos —me dice y yo sonrío.
—Siempre juntos —digo buscando aire— Te amo —le digo, cierro los ojos suspirando.
Él besa mis labios y yo ya no puedo responderle. Ya no soy capaz de controlar mi cuerpo. Al menos me voy en paz y sé que dejé huella en este mundo, que era con lo que yo más soñaba en la vida. Disfruté tiempo con mis seres queridos, tuve el privilegio de tener amigos, conocí el amor, fui mamá y a mi familia la amé como loca hasta mi último suspiro.
FIN
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: My Last Sigh