Adrien conducía como loco descarriado por las calles de Francia. Su esposa iba en la parte trasera de su camioneta en compañía de su amiga. La morena no paraba de gritar por el intenso dolor que sentía.
Aproximadamente una hora la chica había roto fuente y los dolores de parto la estaban volviendo loca.
- Más de prisa amor, ¡por dios!
- Eso hago, no puedo excederme van ustedes en el coche joder.
- ¡Ahhhhhh! Grita.
Adrien acelero el coche, debía darse prisa o su esposa daría a luz en la parte trasera del coche. Pero tampoco quería excederse de la velocidad. Lo más seguro es que su hermano que venía siguiéndolo le arrancara la cabeza.
Segundos después, el timbre de su teléfono sonó. Este contesto con el manos libres.
- ¿Qué carajos crees que estás haciendo? Baja la maldita velocidad Adrien. Le grita su hermano por el otro lado de la línea.
- Maya ya no aguanta, debo darme prisa.
- Joder, maldita sea… Zoé está allí con 7 meses de embarazo. Te asesinare como le pase algo.
- Se conducir, no te preocupes.
Jean golpea el volante de su coche… después de la boda de su hermano Zoe se había quedado embarazada. Mientras que Maya ya estaba embarazada cuando se había casado con Adrien, pero ninguno de los dos lo sabían.
Y allí estaban, corriendo hasta la clínica para que naciera su primer sobrino. O bueno mejor dicho sobrina. Pero no le agradaba que su esposa con 7 meses de embarazo estuviera montada en un coche en el que el conductor fuera a más de 100km por hora.
Sus gemelos se habían quedado con una chica a la que tuvieron que contratar para que los ayudaran con los bebes. Ya que Zoé había comenzado a estudiar hace mucho tiempo. Entonces la castaña necesitaba ayuda. Y ahora con un nuevo bebe en camino más aún.
Para cuando los coches se detuvieron delante de la clínica ya los estaban esperando un grupo de paramédicos dispuestos atender a Maya.
- Tranquila amiga, todo va a salir bien.
- Sí, sí. Respondió agitadamente.
Se la llevaron dentro junto con su esposo, mientras que Jean ayudo a su esposa a sentarse en una silla. Le compro jugo e intento calmarla.
- Cálmate, no ganas nada con ponerte nerviosa.
- Pero es que no puedo. Responde la castaña sobando su vientre.
- ¡Vamos amor!
Algunas largas horas de agonía fueron las que pasaron la pareja sentada en la sala de espera… pero nadie salía a decirles como estaba Maya y el bebé. Y eso los dejaba más angustiados que nunca.
Impaciente, Zoé se pone en pie sintiendo dolores en la espalda… su barriga era enorme, y con tanto estrés no había podido descansar lo suficiente.
Cuando ya no aguantaba más, una enfermera salió con noticias sobre Maya. Cuando la castaña la pillo corrió hacia ella seguida de su esposo.
- ¿Cómo está mi amiga?
- Ella está bien, y el bebé también. En un momento pueden pasar a verlos.
- Muchas gracias. Esta sonríe abrazando a su esposo.
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