Veinte páginas, eso es todo lo que me resta del borrador de Paul y debo parar porque soy un nudo de emociones antes las palabras que leo.
Hay tanta pasión.
Sentimientos.
Entrega.
Dolor.
Y amor.
Siento que vislumbrar los sentimientos de Paolo me da al menos la mitad del corazón de Paul y es demasiado. Es como recibir descargas eléctricas sin parar. Me aniquila, me cala hondo y me abraza el alma.
—Viene el final. Se acerca—susurro cayendo en cuenta de todo esto.
He devorado este borrador las últimas semanas y por cada palabra todo se volvía más intenso, más difícil de leer, pera también imposible de ignorar.
Tomo mi celular y escribo.
Asunto: tan poco.
"Me queda muy poco para el final.
Quiero disculparme.
Creo que jamás podré plasmas tan hondo mis sentimientos de la manera en la que has plasmado los tuyos.
Por ahora solo tengo una sugerencia: permítele a Elizabeth dar un par de perspectivas, seguro ella no es profunda y literaria como Paolo, pero podría decirte cómo se sintió y se siente.
Y, sí, no te he tuteado, pero a esta altura creo que el formalismo carece de sentido.
Planeo darte mi opinión final, pero hasta ahora creo que el romance podría ser uno de los mejores géneros que has escrito alguna vez.
Estoy orgullosa de ti.
Elisabeth Cortés"
----
Papá y Edgar están conversando, incluso creo que escucho a papá reír, pero es muy difícil concentrarme cuando veo borroso y mis manos tiemblan sosteniendo el manuscrito de Paul. Releyendo de nuevo los últimos párrafos.
«Sabía que la amaba. Siempre lo supo.
Lo supo cuando al verla su respiración flaqueaba. Cuando al tocar su piel sentía una caricia en su alma.
Cuando al hacerle el amor y adentrarse a su cuerpo, pensaba en mil maneras de permanecer siempre así.
Cuando con cada beso le demostraba el amor verdadero.
Cuando cada sonrisa le recordaba el presente que había alcanzado.
Cuando su apoyo y palabras le hicieron saber que sus errores pasados contribuían a hacerlo la persona que él era hoy.
Cuando lo hacía reír, suspirar, incluso cuando le hizo llorar sintiendo cuán doloroso podría resultar la idea de perder lo mejor que había tenido en mucho tiempo.
Simplemente la amaba porque era su musa. Porque inspiró la mejor de las canciones, una que contaba en versos y estrofas su historia con adornos, pero aun así, su historia de amor.
Él la amaba. Paolo simplemente la amaba con todo el corazón y no sabía si ese era el final.
El alma le dolía, el corazón le escocía y solo se sentó esa noche frente a su ventana tratando de imaginar un futuro sin Elizabeth.
Pudo vislumbrarlo, no era malo. Pero no era el que deseaba.
"Vamos, musa, no nos deje ir" pensó mientras con una mano envuelta en su corazón esperaba alguna señal de ese amor por el que rogaba su corazón. No quería rendirse, pero le daría el poder de la decisión a ella.
Se lo debía, él tan solo esperaría...»
Sorbo mi nariz viendo los tres puntos suspensivos. Debajo de ello hay signos de interrogación hechos con lapiceros junto a su letra: Cuéntame el final, dame el spoiler de mi vida.
Toda la historia ha sido una montaña rusa de leer, hay muchos momentos que pasamos juntos recreados pero unidos con la ficción, de tal manera que aun cuando son nuestros, parecen más de Elizabeth y Paolo. A través de los ojos de Paolo he visto la manera en la que Paul me percibe, cómo percibe nuestra historia, nuestra relación, el dolor, el amor, la ira, el miedo, la tristeza y muchos otros sentimientos que me han calado hondo.
Contengo las lágrimas y hay una sonrisa tirando de mis labios. Leerme mezclada con la ficción ha sido una experiencia increíble. Sin duda alguna, Elizabeth es una versión que tiene mucho de mí, pero también mucho de sí misma que me gustaría aprender a obtener. Y Paolo es una preciosura de hombre incluso con sus tormentos y con tantos pensamientos profundos.
Yo quiero que Paolo y Elizabeth tengan un final feliz. Incluso si no es el mío con Paul, quiero que ellos lo tengan.
Veo la hora en mi reloj. Faltan cuarenta minutos para que este año culmine.
Mordisqueo mi labio inferior y me pongo de pie mientras comienzo a caminar de un lado a otro. Prometí decirle cuando lo terminara y me he desvelado para llegar hasta este punto. La vida está llena de riesgos, uno más no puede hacer daño.
— ¡Oigan! —llamo a mi papá y hermano, ambos detienen su conversación para observarme. Sonrío, es triste ser tres y no cuatro, o para el caso cinco contando con que hace unos años perdimos a mamá, pero agradezco en mi corazón tener la oportunidad de tenerlos a ambos y compartir este momento con ellos. Incluso se han vestido algo formales y comimos alimentos de algún abastecimiento, pero no importó porque estamos juntos.
»Yo necesito ir a un lugar, pero quiero estar con ustedes, pero también—sacudo mi cabeza y tomo el manuscrito—... Sueno tonta e incluso cursi, pero necesito ir ahora a un lugar, como con mucha urgencia y...
—Una aventura de año viejo no viene mal ¿Eh, Edgar?
Edgar ve a papá, luego a mí y el borrador que sostengo en mis manos. Ellos saben que es de Paul, todo el mundo sabe que es de él.
—Supongo ¿Qué mejor que correr el riesgo de recibir el año nuevo en la vía colapsada? Una aventura siempre será algo bueno.
El grito de alegría que escapa de mí los sorprende mientras río y corro a abrazarlos. Edgar parece un poco torpe en un principio pero luego ríe palmeando mi espalda. Corro buscando abrigo para papá y Edgar hacer rodar su silla para luego subirlo en el auto, en el asiento de atrás y guardar la silla en el maletero. Subo y él sube de copiloto.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: No más palabras