¡Papá compró una humana! romance Capítulo 79

Edson.

En cuanto sacamos de esa gran pila de escombros una caja negra con un contador y vi a Bastian congelarse, supe que tenía que hacer algo. En ese momento no lo pensé detenidamente, solo debía alejar el peligro de mi manada.

El contador decía treinta y tres segundos cuando lo tomé.

“Dulce Madre, dame fuerza.”

Utilicé toda mi fuerza de voluntad y la velocidad de mis piernas; por fin ser el más rápido sería útil el día de hoy.

Esquivé a un montón de lobos en retirada que chillaron asustados al verme cargar con esta cosa. Yo solo esperaba que todo el movimiento no activara la detonación más rápido.

Árboles, rocas, pequeños roedores salvajes pasaban como un borrón ante mis ojos. Sería incluso más rápido en mi forma de lobo, pero no sería capaz de llevar muy bien el peso entre mis dientes. La cosa pesaba al menos unos cinco kilos.

Di un vistazo rápido hacia abajo mientras saltaba sobre una gran rama. Ocho segundos.

-Joder…

No creía estar tan lejos como me hubiera gustado.

Me detuve abruptamente y llevé la cosa hacia arriba de mi cabeza con ambas manos. Por favor habilidad no descubierta para lanzar cosas muy lejos, no me falles ahora.

Apreté los dientes y me tomé solo un segundo de concentración para tensar mis músculos de los brazos al máximo.

Una violenta brisa comenzó a soplar hacia el frente y recé para que me ayudara a elevar la cosa aunque fuera una posibilidad muy remota. Si podía hacer que estallara en el cielo, solo tendríamos que preocuparnos de la onda expansiva, no lo del desastre volador resultante.

Con un fuerte gruñido lo lancé hacia arriba con todas mis fuerzas. Vi en cámara lenta la cosa volar con el número tres despidiéndome.

Me transformé en lobo y tuve solo dos pasos para arrojarme detrás del árbol más cercano. Gracias a los cielos tenía un hueco lo suficientemente grande en el tronco. Me transformé en humano con un poco de contorsionismo, cerré mis ojos y cubrí mis oídos lo mejor que pude.

Aun así la explosión hizo que mis oídos parecieran reventarse y comenzar a sangrar.

El tronco del árbol resistió bastante bien y me tomé un minuto entero para recuperar el aliento y prepararme para el tamaño de la devastación. La cosa había sido diseñada para volar una gran parte del área en la que fue puesta.

Abrí mis ojos.

-Joder…

Pude sentir las palabras salir de mi boca, pero no escuchaba una m****a.

Los árboles a mi alrededor estaban destruidos. Giré mi cuerpo para salir de mi escondite y caí de culo de la impresión; el tronco del árbol en el que estaba había sobrevivido solo por un par de centímetros por encima del hueco en el que me encontraba. El resto del árbol parecía haber sido arrancado.

Vacaciones. Necesitaba unas jodidas vacaciones; por hoy he perdido el número de veces en los que he estado a punto de morir o ser asesinado.

Otro trabajo. Quizá podría comenzar un pequeño huerto y vivir de la tierra; no necesitaba mucho. Siempre podría ir a mendigar comida con Rose…

Rose. M****a, la manada.

Me levanté con piernas temblorosas cubriendo mi nariz para no aspirar el olor a humo. Un montón de pequeños árboles cercanos que habían sobrevivido de alguna forma, estaban ardiendo alegremente.

Caminé por unos buenos diez minutos. Al parecer si había corrido lejos y eso trajo una sonrisa tonta a mi cara.

El bosque era un jodido desastre de astillas, troncos y humo.

Por fin llegué hasta donde se suponía que estaba la puerta del Lugar Seguro. Un enorme tronco estaba a pocos centímetros, pero la puerta se encontraba libre de cualquier tipo de escombros que evitara que pudiera abrirse.

Eso era un alivio. No creía tener la fuerza para mover nada con la desorientación que el perder la audición em causaba.

Miré más de cerca a mi alrededor y vi algunos cuerpos inertes esparcidos. Supongo que no todos pudieron llegar a resguardarse. Caminé hacia todos los cuerpos revisando el pulso; la gran mayoría estaban muertos, pero algunos cuantos tenían el pulso débil y yo traté de acomodarlos lo más cerca que pude hacia la entrada del Lugar Seguro.

No eran de mi manada, pero eso no era importante ahora mismo. Apostaba que a Rose no le importaría.

Hora de tocar.

Mi audición estaba regresando poco a poco gracias a mis genes regeneradores de lobo, pero mentiría si dijera que seguramente se curarían del todo. Podía sentir la sangre aún saliendo de los orificios de mis orejas.

Esperé a que abrieran la puerta por unos largos cinco minutos antes de que volviera a tocar.

Se abrió y lo primero que vi fue a dos hembras mirar alrededor antes de fijarse en mi con algo de… ¿Decepción?

Yo arqueé una ceja.

-Lo siento, Beta Edson. – Dijo una de ellas. – Pensamos que quizá era otro lobo y que… que había sobrevivido.

Tuve que esforzarme por escucharla.

-¿Otro lobo? – Pregunté curioso. - ¿Dónde están los guardias que debían custodiar la entrada?

-Los guardias se encuentran evitando un motín mientras los Alfas discuten si es una buena idea o no tratar de salir de aquí en caso de que haya más bombas que no hayamos encontrado. – Dijo la loba. – Hay mucho ruido por aquí abajo.

-¿Así que ustedes han decidido encargarse de la puerta? – Pregunté ladeando la cabeza.

Me alegraba enormemente que la manada se encontrara bien. Y si los Alfas estaban discutiendo sobre cosas importantes, eso quería decir que estaban vivos y bien.

-No. Nosotras hemos decidido ir a buscar a un lobo que nos estaba ayudando a encontrar bombas. Tomó un auto y se marchó para llevarse lejos las cinco bombas que encontramos más allá. – Dijo la chica señalando la dirección contraria antes de detenerse y abrir los ojos de par en par.

-¿qué? – Dije girando mi cuerpo listo para atacar.

-Humo. – Dijo suavemente. – Quizá… quizá pueda estar allá.

Joder, si el lobo que buscaban estaba por allá…

-Quédense aquí, díganle a los Alfas que es seguro salir y que hay algunos lobos que requieren atención médica. – Dije señalando los lobos que había arrastrado hasta aquí.

Estaba a punto de transformarme para ir en dirección al humo lejano cuando la mano de la loba tomó mi brazo suavemente.

-Si va a buscar al lobo, por favor lléveme con usted. Soy doctora.

Yo la miré, no la reconocía pero, bueno, no es como si recordara a todos los médicos de la manada.

-Bien, vamos. – Dije transformándome en lobo mientras veía a la ora chica regresar dentro del Lugar Seguro y a la loba transformarse.

Partimos a toda prisa hacia la entrada de la manada. Ahí le hice una indicación para que transformara y luego me acerqué a un auto con las puertas abiertas. Para nuestra suerte tenía las llaves pegadas en el encendido.

No perdimos el ritmo y subimos al auto.

Era la segunda vez en un día que pisaba a fondo un acelerador.

-¿Tienes un nombre? – Le pregunté a la loba.

Joder, me dolía el cuerpo, tenía hambre y solo quería tomar una siesta muy muy larga.

Justo cuando me iba a transformar para aullar y avisarle a la loba que ya estaba aquí, escuché su aullido.

“Aquí.”

Corrí hacia ella y la encontré tratando de levantar algunas ramas enormes cubiertas de hojas.

-¡Aquí abajo!

Me apresuré a ayudarla y entre los dos pudimos sacra esa cosa del cuerpo de un lobo que parecía muy mal herido.

Ella rápidamente se agachó junto a él y colocó su oreja en el pecho del animal.

-Está vivo. – Dijo con asombro. – Rápido, dame tu camisa.

Me la quité y se la dí; la loba comenzó a hacer presión sobre el lomo del animal con una mano. Se detuvo solo brevemente para comenzar a hacer algunas tiras largas con mi camisa para hacer un torniquete improvisado en una de sus patas delanteras.

-Necesito que lo llevemos a la manada, ha perdido mucha sangre y está débil.

Yo me incliné para cargarlo y ambos corrimos de regreso al auto. Lo metí en la parte trasera y la Doctora se encargó de mantenerlo vivo o lo que sea en la parte de atrás.

Llegamos a la manada y para ese momento ya había lobos circulando alrededor de los escombros y, suponía, fuera del lugar Seguro.

-Abran paso. – Gruñí entre dientes apretados. - ¿Dónde están atendiendo a los heridos?

La Doc se había pegado a mí como un chicle humano. En cuanto algunos lobos señalaron hacia la puerta abierta de el Lugar seguro, ambos esquivamos escombros y lobos para bajar por las escaleras.

Repetí mi pregunta sobre el lugar de atención médica y nos condujeron hasta un cuarto cercano a las escaleras en medio de una pequeña conmoción.

-Aquí, Beta. – Dijeron algunos lobos con batas blancas despejando una camilla.

Puse con cuidado al lobo y enseguida comenzaron a examinarlo.

-¿Sabe qué fue lo que pasó?

-Nos salvó la jodida vida. – Dije honestamente. – Estuvo cerca de las bombas. Desconozco qué fue lo que le pasó exactamente.

Justo en ese momento el tipo se transformó lenta y dolorosamente en humano. Sus heridas eran bastantes visibles en su piel; de un momento a otro el lobo abrió los ojos y miró desconcertado a su alrededor.

-Hey, día movido ¿No es cierto? – Dije acercándome a su campo de visión para que no se asustara.

Cómo no iba a asustarse, ¿Y si los humanos lo retenían y ya estaban haciendo experimentos con él? Las posibilidades eran infinitas.

Se relajó justo como pensé que lo haría.

-Mucho. – Dijo con voz rasposa. Tosió un poco antes de seguir hablando.

Yo fruncí el ceño y acerqué mi oreja a su boca porque no entendí qué era lo que quería decir.

-Compadezco… al Beta… que trabaje… con Rose.

Me levanté para darle un golpe juguetón en el brazo. Rowan sobreviviría.

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