¡Papá compró una mamá psicóloga! romance Capítulo 10

Jeremías

Miro a la mujer dudar antes de garabatear su firma sobre la línea indicada al final de este contrato matrimonial que no solo me hizo cambiar, sino leer en voz alta solo para ella.

¿Cree que soy un maldito secretario?

Si no fuera porque mis hijos realmente parecen tener alguna posibilidad de mejorar al estar cerca de esta loca mujer definitivamente no estaría aguantando todas sus tonterías. Miro la línea escrita a mano donde afirma que le pagaré quinientos dólares por cada vez que la toque directa o indirectamente y supongo que solo quiere sacarme dinero, pero está muy equivocada.

No la tocaré jamás, ni siquiera con una caña de pescar que mida tres metros. Dios ni siquiera sé qué hombre en su sano juicio querría algún vínculo con esta definitivamente volátil e insoportable persona.

—Te mudarás mañana — digo acomodándome en la silla — te daré la cita para tus nuevas prácticas pasado mañana y sobre tu padre… — rebusco entre mis cajones — tiene el mejor tratamiento desde hace dos días, está en una habitación privada en la sala vip del hospital y como asumo que querrás pasar tiempo con él trabajarás en el mismo hospital para que puedas chequearlo.

Quiero hacer esto porque a pesar de que esta mujer es un poco demasiado irritante comprendo lo que es querer estar sería de tu familia en momentos difíciles asi que le permitiré ver a su padre siemrpe que quiera.

—Supongo que debería decir gracias — puedo ver el disgusto en su rostro — pero como literalmente estás comprándome no voy a hacerlo.

—Si eso quieres pensar estoy bien con ello—comento guardando el contrato que acabamos de firmar—quieres algún dato especial o tienes algún hábito insano del que debería tener conciencia.

—No.

—¿Tienes alguna relación o amante?

—¡No!

Responde una vez más cruzada de brazos, asiento antes de hacerle la última de mis preguntas.

—¿Te molesta que quiera mantener esta relación en secreto?

—No…

Achico mis ojos cuando me doy cuenta de que está contestando de esa forma para molestarme a propósito. Hago mis manos un puño sobre la mesa antes de hablar una última vez.

—¿Piensa ser así de…? — busco las palabras correctas, pero no las encuentro, así que solo digo algo más — ¿no sabe decir otra cosa que no?

—Si — sonríe — pero prefiero mantenerlo simple desde ahora — se pone en pie — le daría la mano, pero eso le costará quinientos dólares y a diferencia de usted el dinero no me parece indispensable, así que tenga una linda tarde.

—No he terminado de hablar.

Gruño deteniéndola en la puerta, ella me mira por encima de su hombro para luego salir de mi oficina con calma.

—Yo lo hice así que me marcho, le recuerdo que acaba de comprar mi tiempo por los próximos meses.

—¿Piensa decir eso cada vez que hablemos de algo?

—No, pase la noche empacando.

—Bien, esta es Elinna — señalo al ama de llaves — te ayudará a instalarte, pregúntale a Lucas o a ella sobre las reglas de la casa.

—¿Te vas? — comenta mirándome — pensé que estarías aquí hasta que yo…

Camino hacia ella y me inclino sobre su hombro para hablar en un tono que solo podamos escuchar ella y yo.

—Compre tu tiempo, pero no pienso gastar el mío contigo — sonrío — ten un lindo día, esposa…

—Espero que no caigas accidentalmente por el hueco del elevador — murmura con una sonrisa — cariño…

—No voy a darte el placer de ser mi viuda, puedes estar tranquila.

—Qué decepción — ella deja de sonreír para mirar a mis hijos — ¿Niños me enseñan mi habitación?

—¡Sí mamá!

Responde Lucas emocionada mientras Lucia sonríe como hace años no lo hace y solo me aferro a esas reacciones de mis niños para soportar que viviré indefinidamente con esta mujer.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Papá compró una mamá psicóloga!