¡Papá compró una mamá psicóloga! romance Capítulo 12

Beatriz

Si tuviera que describir cómo me siento diría que me siento abrumada, aunque fuera de lugar también estaría bastante bien, este lugar, esta casa, es mucho más de lo que me imaginaba. No puedo evitar sentirme así porque nunca vi nada como este lugar antes.

Crecí en un barrio humilde, en una familia que solo vivía con lo necesario porque había muchas personas a las que ayudar, personas mucho más necesitadas que debíamos cuidar en la iglesia, así que nunca tuve la oportunidad de rodearme de tantas cosas como esta.

Cuando el doctor me llevó a su departamento sabía que él tenía dinero, tanto el lugar como los muebles en él, lucían caros, pero nunca imaginé que tendrían tanto en su familia. Me remuevo inquieta en mi asiento cuando pienso en el hecho de que estoy viviendo bajo el mismo techo con un chico adinerado y que no es mi esposo.

—¿Qué sucede cariño? — la voz femenina que me pregunta hace asentir, aunque realmente tengo el estómago latiendo de incomodidad — ¿Luces algo tensa?

—OH, solo… Admiraba la casa — miento a medias — es muy bonita.

—¿De verdad? — ella sonríe aún más — yo misma la decoré hace unos años — mira al padre de Lucas — antes este lugar no se sentía como mi casa.

—Mamá — el hombre que me trajo aquí interviene — fue tu casa desde que entraste en ella, es solo que papá tardo en darse cuenta.

—Tienes razón, pero hoy estamos aquí por ti — el hombre que asumo es el padre de Lucas lo mira — ¿Cuéntanos exactamente qué sucedió aquí?

Miro al hombre sentado a mi lado, la chica sentada en uno de los sofases con su perro, bebe un poco de su vaso a la expectativa y Lucas sujeta mi mano antes de explicar o mejor dicho, comenzar a mentirles a todos aquí.

—La conocí hace un mes, es una de mis pacientes y aunque no suene ético, en un principio solo quería ayudarla — me mira — pero luego de un tiempo me di cuenta de que ella era la indicada, la mujer que podría presentarles a ustedes.

Mi corazón se mueve ante esas palabras, sé qué está queriendo decir y que no está agradeciéndome de manera romántica el haber aparecido en su vida como indica esta situación, pero mi corazón late irregular de igual forma.

—¿Por qué no nos contaste, hijo? — le cuestiona — ¿Por qué esperaste?

—Porque quería hacer las cosas bien madre — le responde — espero que ahora puedas dormir tranquila y sin duda.

No puedo evitar sonreír ante esas palabras, la mujer frente a los dos carraspea antes de beber nerviosamente de su copa de vino.

—Carió, no trajiste antes a ninguna chica y pensé que… Solo estabas escondiéndote a pesar de que dijimos que te apoyábamos, pero bueno, debo admitir que me siento un poco feliz — ella me mira — pero cuéntanos de ti cariño — me mira — ¿De dónde eres?, ¿A qué te dedicas?, ¿Qué te gustó de mi bebé?

Me pongo en pie, pero no sigo al resto de las personas, el hombre junto a mi toma mi mano y se inclina para hablarme en el oído. Sé que solo quiere evitar que otros escuchen, pero esto se siente extremadamente íntima. Aunque lo último en lo que debería pensar es en sí esto se siente íntimo o no.

—Gracias por hacer esto Beatriz — dice — realmente muchas gracias.

—Todo está bien — susurro — solo me siento un poco incómoda por todo esto de mentir.

Llevo mi mano al rosario en mi cuello que guardo bajo el vestido, él toma mi mano al notar este gesto y toma mi mano entre las suyas. Me doy cuenta de que me ha observado tanto como para saber que esto es un gesto de nervios.

—No te sientas incómoda — murmura — te prometo que cenaremos y nos iremos a casa—me sonríe de ese modo que hace palpitar más rápido mi corazón—además, te llevaré a esa heladería que últimamente he visto en mi nevera.

Me sonrojo ante eso, sé que he estado gastando dinero de más en ese tipo de helados, pero es porque realmente son lo único que puedo tolerar. Miro nerviosa al comedor, Lucas sigue sosteniendo mi mano y ambos caminamos hacia el comedor, sintiéndome más avergonzada por desear que este hombre no suelte mi mano.

—Vengan aquí chicos — dice la mujer señalando dos sillas a su lado — mandé a servir la comida favorita de mis niños — mira a ambos, Lucas y su hermana — después de todo no vienen a menudo a casa y hoy hay que celebrar — me mira — bienvenida a la familia cariño.

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