¡Papá compró una mamá psicóloga! romance Capítulo 13

Lizbeth

¿Una cena?

Después de que se comportó como un loco, pretende que simplemente tengamos una cena con su familia. Salgo del ascensor que lleva a la primera planta del hospital, e intento no gritar de rabia. Sujeto el uniforme que me entregaron en recursos humanos para evitar que caiga de mi brazo y salgo hacia el jardín frontal del hospital.

Son casi las cuatro de la tarde, he recorrido el hospital con mi encantadora nueva supervisora y conocí al famoso doctor que será mi tutor este corto tiempo, pero a pesar de estar feliz por todo esto saber que necesito ver a mi ex suegra me amarga un poco la tarde.

No tardo mucho en encontrar un taxi, sujeto la bolsa donde llevo el cheque con la cifra de medio millón de dólares e intento aparentar normalidad. Le entrego un par de billetes al taxista para qué me lleve al café donde acorde reunirme con la desagradable madre de David.

A pesar de que literalmente me he vendido para pagar esa deuda, me hace un poco feliz saber que un niño tan lastimado como Lucas se abriera a mí tan espontáneamente. Miro el uniforme sobre mi regazo, la blanca bata con el logo del nuevo hospital es sin duda un incentivo para seguir adelante.

Después de todo lo que pasé para llegar a donde estoy, de que todo estuviera a punto de irse por el drenaje y que ya consiguiera solucionarlo haciendo algo tan hermoso como cuidar de dos niños que lo necesitan sin dudas es un honor. Hoy me libraré de la desagradable familia de David, de lo que representa e intentaré comenzar una vez más.

Bajo del auto una media hora después, camino hacia el local de paredes acristaladas e interior de madera para encontrar a la molesta mujer que quiso arruinarme la vida cuando su hijo fue quien falló. Me dirijo directamente hasta su mesa, rechazo pedir alguna cosa porque quiero estar aquí el menor tiempo posible.

—¿Qué quieres? — dice la señora sentada frente a mí — ¿Vienes a rogarme tiempo? — sonríe malévola — no voy a dártelo, así que no lo intentes zorra, ni siquiera arrodillándote podrías limpiar el desastre que has hecho con el nombre de mi familia.

Hago mis manos un puño mientras la escucho, achico mis ojos diciéndome que definitivamente no casarme fue lo mejor y la miro desafiante dispuesta de dejarle claro que jamás pediré perdón por lo que hice porque si alguien tiene que pedir perdón aquí, es David y su familia.

—No vengo a pedirle tiempo, no voy a arrodillarme ante usted, aunque fuera la última opción y su hijo fue quien ensució el nombre de su familia durmiendo con su prima.

—¡Deja de decir estupideces! — gruñe — mi sobrina es solo su asistente, tú eres una mentirosa que…

—¿Mentirosa? — rechisto — los vi, en nuestra cama, a tu precioso hijo cabalgando por esa angelical sobrina que es solo su asistente.

La mujer frente a mí comienza a ponerse roja de furia, sus desorbitados ojos destilan rabia en mi dirección y sus palabras no son otra cosa que rencor y veneno cuando habla.

—Deja de decir mentiras, deja de tratar de hacerte ver como la víctima cuando solo eres una trepadora que usó a mi hijo para conseguir un nuevo futuro cuándo fue tan estúpida como para mandar el que tenía a la basura.

—Llévelo a la tintorería y cárguelo a mi cuenta, lo pagaré — le doy una mirada despectiva — o mejor aún, compre algo en su diseñador favorito, yo lo pagaré.

Me doy media vuelta para alejarme definitivamente de ella y tengo que sonreír cuando me siento al fin no solo libre sino también poderosa. Tomo otro taxi hacia mi nueva casa, pero todo el buen humor desaparece cuando el auto de mi marido está aparcado en la entrada.

La realidad de que estoy a punto de conocer a otra suegra que podría ser igual de petulante que a la que acabo de bañar con zumo apoca toda mi felicidad. Entro en casa tratando de calmarme y cuando los dos pequeños niños en la sala de estar corren a recibirme soy reconfortada un poco.

—Llega tarde — murmura mi esposo tomando a Lucía en brazos — suba a su habitación y cámbiese de ropa — murmura mientras yo tomo a Lucas en brazo — mi madre llegará en una hora.

—Hoy conocerás a la abuela mamá — dice Lucas dando un beso en mi mejilla — seguro te agradará.

—Eso espero…

Murmuro con una sonrisa falsa que oculta segura que estoy de que eso no sucederá, tengo este extraño presentimiento en mi interior qué debo admitir pocas veces falla.

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