Lucía
Me quedo en la valla observando a la mujer de unos setenta años que se baja del todoterreno azul frente a la casa de mi vecino. La ropa que lleva es elegante y sofisticada, pero me doy cuenta de que no es una visita deseada ante el rostro de mi vecino.
La mujer le dice alguna cosa antes de simplemente pasar junto a él, se detiene sobre el primer escalón de la escalera del porche y mira directamente hacia mí. Mi respiración se detiene ante esa mirada. Me aparto de la valla corriendo hacia donde dejé la pala para entrar en casa, sintiéndome amenazada incluso desde esta distancia.
Una vez dentro de casa descubro que mi móvil ha estado sonando desde hace un buen rato, tomo la llamada entrante que no es de otra persona que de mi hermano. Me dejo caer en el sofá de la sala de estar antes de saludarle.
—Hola Luc — suspiro — ¿Qué tal va todo?
—Excelente — responde — tus sobrinos están preguntando por ti Lulú, no piensas venir a verlos.
—Estoy algo ocupada, yo… Tengo asuntos pendientes.
No quiero decirle que prometí darle clases al vecino de al lado, no cuando me quejé hasta el cansancio, solo porque vendieron en terreno junto a mi casa. Mi hermano resopla antes de escuchar el sonido de unas cacerolas más allá de él.
—¿Estás en casa?
—Sí, vine a por unos documentos de la empresa porque necesito ir a una reunión en Roma — suspira — no quiero dejar a Beatriz sola, los chicos están todo el día en el colegio y ella se deprime un poco.
—Por favor Luc, tu mujer no va a morirse porque te vayas unos días, ¿Realmente llamaste para eso?
—No, la verdad es que no — admite — llamé para decirte que mamá está enferma, tiene una ligera infección en los riñones, pero pensé que no te había dicho nada.
—No, no lo hizo — respondo enfadada — ¿Por qué no me cuenta cuando se enferma?
—Porque no quiere preocuparnos, me enteré solo porque su doctor me llamó, ella le advirtió que no dijera una sola palabra.
—Iré a verla esta semana — respondo — ¿Podemos quedar?, así veo a los niños y a Beth.
—Claro, solo llámala y acuerda el día — mi hermano suspira — regreso pasado mañana, así que si puedes esperar un poco también podemos vernos.
—No quiero verte a ti — miento — tu feo rostro no es necesario.
—Pues si quieres ver a mi mujer y sus hijos te toca verla, ten un lindo día hermanita.
—Tú también ten un buen viaje, sabes que al final te quiero.
—Lo mismo para ti.
Sonrío después de que él corta la llamada, me pongo en pie mientras marco el número de mi madre y me sirvo un poco de agua mientras espero a que responda la llamada.
—¡Mi niña!, que alegría que llamaras, te he extrañado muchi…
Su hija está a su lado, la niña señala hasta mi casa diciendo alguna cosa y su padre asiente antes de mirar también hasta mi casa. Me apresuro a abrir la puerta para salir, así que lo hago justo cuando está ayudando a su hija a saltar la valla. Mi perro corre hacia ella mientras su padre simplemente se queda en su lugar.
«Hola»
«Hola»
Respondo cuando ella pasa junto a mí, tengo aún el bol de mi ensalada en las manos, pero me acerco a mi vecino con curiosidad. Este me mira un tanto extraño, pero responde a mis preguntas cuando las hago.
—¿Todo bien?
—Sí, es solo… Que mi madre vino a verme — responde — realmente me estresa, Amy quería ir a jugar con tu perro, si te molesta puedo decirle que venga a casa.
—¡Oh no, no, no! — respondo — realmente no estoy haciendo nada — dudo un minuto cuando nos quedamos en silencio, pero al final termino hablando — ¿Quieres un café?
Mi vecino se queda en silencio durante un momento, tomo un poco de la lechuga en mi bol mientras espero que se niegue, pero él simplemente brinca la valla hasta quedar junto a mí con sus manos en los bolsillos.
—Creo que podríamos tomar algo de café.
—Genial — sonrío sin poder evitarlo — vamos dentro y charlamos un rato.
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