Lucas
Siento que mi cabeza va a estallar, me pongo ligeramente erguido sobre la cama y abro mis ojos cuando me doy cuenta de que estoy sobre mi cama, medio desnudo y con la cabeza a punto de explotarme no solo por el dolor o la resaca sino porque todo lo que le dije a Beatriz.
Todo lo que le hice, camino hacia la puerta de la habitación sintiendo que el mundo aún gira en sentido contrario a las manecillas del reloj, camino rápidamente hasta la escalera que lleva a la sala de estar y me quedo congelado aferrándome al barandal de esta cuando veo a Beatriz, cocinando alguna cosa junto a mi madre.
¡Mi madre!
—¿Qué haces aquí madre?
Gruño, antes de acercarme al sofá, mi madre niega corriendo hasta donde estoy, me besa ligeramente en la mejilla, incluso si me resisto y me veo obligado a mirarla cuando escucho su voz conmovida.
—Cariño hablemos, ayer te fuiste de casa furioso y no me dejaste explicarte por qué yo…
—No me interesa el porqué, no quiero saber nada más y si vas a volver a hablar de ayudar a ese bastardo puedes irte por donde viniste.
Beatriz se acerca con una bandeja de café, mi madre le sonríe mientras ella coloca una taza de café en mis manos con esa expresión de enfado que he aprendido a identificar más certeramente desde hace unos días.
—los dejaré solos para que puedan hablar.
Ella trata de marcharse, pero se lo impido, la siento a mi lado sobre el sofá mientras mi madre sonríe ligeramente y solo la escucho porque no tengo otra salida.
—–Tampoco estaba de acuerdo con ayudarlo, no quería saber de ese hombre por todo lo que sucedió, pero mi conciencia no me permitiría dormir tranquila si lo dejaba morir en algún lugar de estado — niega — : nadie merece morir cruelmente Lucas, nadie.
—¿Estamos hablando del mismo hombre? — respondo bebiendo el amargo café que me dio mi falsa novia — : porque el que yo estoy mencionando es el tipo que por conseguir la empresa mató a mi madre embarazada, a mi padre, intento matarte a ti y nos mantuvo a Lu y a mí traumatizados solo porque le convenía.
—Lucas, sigue siendo un ser humano, no vamos a meterlo en casa o algo parecido, solo trataremos de que tenga mejores condiciones — me dice — : pudimos no haberte contado, pero queríamos que ustedes lo supieran, queríamos…
—te lo hubiese guardado madre, odio saber que ese hombre está a punto de salir de prisión, da igual si está muriendo o no, es simplemente incomprensible para mí, así que olvidémonos de esto y solo infórmame cuando muera.
—Quiero algo más que besarte, pero no puedo ofrecerte una relación, así que quiero saber en dónde nos deja eso porque estoy seguro de que te sientes de la misma forma.
Ella abre y cierra su boca, traga grueso sin mirarme y cruza sus manos frente a su regazo antes de hablar mirando directamente al suelo para esquivar mi mirada.
—Eres… Eres el tipo de hombre que me gustaría — responde — y quiero también ver que se siente… Que se siente estar sin alguien como tú, pero me siento mal por ello Lucas — , esta vez sí que me mira — estoy embarazada de alguien más, me voy a ahinchar como una pelota de palta y ni siquiera puedo decir que me valga por mí misma porque estoy viviendo bajo tu techo y con tu dinero — niega — : no sé qué hacer, solo sé que quiero quedarme contigo y confíes en mí.
No sé qué decirle ante esas palabras, así que simplemente camino hasta ella salvando la distancia entre los dos y tomo sus brazos antes de mirarla directamente a los ojos.
—Que tal si solo nos dejamos llevar, qué te parece si hacemos todo lo que queramos y ya.
—Pero me pondré fea, yo…
—Nunca serás fea, eres sexy ahora y lo estarás aún más en unos meses, así que deja de pensar en eso y tampoco me importa que tengas a los bebés de alguien más, te dije que te veo como una mujer capaz de salir adelante.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Papá compró una mamá psicóloga!