Político busca niñera romance Capítulo 32

Narra Amanda.

La puerta se abrió, él estaba prácticamente desvestido, solo llevaba puesto una bata. Tenía un vaso de whisky en la mano, sabía que ya tenía una erección debajo de su bóxer.

—Hola—le dije quitándome el abrigo frente a él para que pudiera apreciar mí atuendo.

Luego vi sus ojos, estos ardían con excitación.

—Hola nena— dijo, me encantaba su apelativo, su voz se volvió más profunda, ahora podía notar la diferencia entre sus personalidades y se notaba que estaba excitado, luego tomó mi mano y la llevó a su boca, besándola suavemente— .Te he estado esperando—agregó.Me llevó hacia dentro, eche un vistazo, vi una botella de aceite para bebés en una de las mesitas, tragué el nudo en mi garganta que se había formado e intente ignorar los nervios que bailaban en mi estómago. Después él me sirvió un whisky—.Ten, bebe esto, lo necesitarás—me dijo en un tono perverso.

Mi corazón se aceleró y tomé la bebida rápidamente. Él sonrío sombríamente.

—Voy a necesitar otro—respondí entregándole el vaso, luego él lo tomó y lo volvió a llenar, luego me lo tomé de un solo.

Estaba un poco nerviosa, no tenia idea que me tenía reservado, pero el aceite para bebés me decía que era algo que nunca había hecho antes.

—Desvístete—me ordenó con frialdad. Dejé el vaso sobre la mesa. Él sonrió oscuramente, sus ojos hambrientos se deslizaban por mi cuerpo. Llevaba un corsé de cuero negro con cordones que empujaba mis pechos hacia la luna, junto con unas diminutas bragas de cuero. Él comenzó a caminar a mi alrededor como un cazador que rodeaba a su presa. Deslizó su bata sobre sus hombros dejándola caer, mi respiración se detuvo cuando lo vi desnudo y duro, su gran polla estaba lista para follarme. Mi cuerpo comenzó sentir un hormigueo por la excitación que sentía en ese instante. Luego él caminó hacia una maleta, y sacó un látigo de cuero negro. Mis ojos se abrieron de inmediato: ¡Mierda! Grite mentalmente—.Te voy a golpear tres veces—mencionó con sus ojos oscurecidos—. Y luego te voy a follar el culo—agregó.

Trague el nudo en mi garganta al escuchar sus palabras.

—Sí señor—respondí tratando de jugar este papel—. Sin embargo, no he dejado que nadie me folle por...—dije nerviosamente sin poder completar la frase.

Él se acercó a mí hasta quedar cerca de mí boca, me beso lentamente, como si estuviera disculpándose de antemano por lo que estaba a punto de soportar.

—Es un honor ser el primero—mencionó—¿Sabes que te quiero cierto?— susurró en mis labios.

—Si—respondí.

—Entonces confía en mí, no te haré daño, te lo prometo—agregó dulcemente.

—Se que no me harás daño—dije confiando totalmente en él.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Político busca niñera