Político busca niñera romance Capítulo 36

Narra Demian

Estaba frente a la tumba de la que fue mi esposa. Llevaba meses sin venir, Adán y Santiago estaban a mi lado, si no hubiera sido por ellos (en la conversación que tuvimos donde le confesé mí amor por Amanda), jamás me hubiera atrevido a pedirle matrimonio, ellos siempre han estado para mí en todo momento. En esos momentos estábamos vestidos con esmoquin negros, hoy era el día de mi boda. Después de hoy Dayana ya no sería mi esposa, ahora Amanda lo sería.

Me incliné y limpié el polvo de su nombre. Reorganice los lirios que acababa de colocarle en el jarrón. Luego toqué su cara en la pequeña foto ovalada. Después di un paso atrás, puse mis manos en los bolsillos de mi traje y la observé de nuevo.

—¿Estás listo para irnos?—Preguntó Adán.

—Solo denme un minuto—les dije a los dos.

Ambos se dieron la vuelta y caminaron de regreso al auto, dejándome un rato solo, tragué el nudo que tenía formado en la garganta mientras miraba su lápida.

—Nuestras hijas están creciendo y son idénticas a ti, tiene tu nobleza e inteligencia—comencé diciendo—. ¿Sabes? Estaba enojado conmigo mismo por no haber estado contigo en ese auto o por lo menos evitar que no subieras en el, pero ahora eso quedó atrás gracias a una increíble mujer que entró a mí vida sin yo esperarlo, su nombre es Amanda y me casaré hoy con ella—le dije contándole mi alegría—.Ya no podía vivir en la oscuridad, ella es mi luz, mi amor, mi alma gemela y lo supe desde el momento en que la conocí, supe muy dentro de mí que ella era la indicada—agregue—. Estoy seguro que te agradaría si la conocieras y la amarías como yo lo hago—añadí—. Ama a las niñas como si fueran suyas, pero quiero que sepas que tu siempre serás su madre y me encargaré de que no te olviden—dije—. Lamento por no haberlas traído a verte durante este tiempo, pero te prometo que eso cambiará a partir de ahora, honraremos tu memoria como tú te mereces—le dije resistiendo a no llorar—. Ahora debo irme. Adiós Dayana, siempre estarás en mí corazón. —finalice limpiando las lágrimas que se habían escapado de mis ojos.

Después regresé al auto donde mis amigos me esperaban. Ahora me sentía en paz como si me hubiera quitado gran peso de encima. Estaba dispuesto a ser feliz junto a la mujer más increíble que había conocido.

***

Estaba tomado de la mano con la mujer de mí vida, uno frente al otro mientras el sacerdote leía los votos matrimoniales dentro de la iglesia. Ella se veía increíblemente hermosa con su vestido de novia, nuestros amigos y familia estaban presentes, pude conocer al abuelo de Amanda, un señor realmente sabio y con un gran corazón, ahora comprendía porqué ella era así, mis hijas al enterarse que nos casaríamos dieron brincos de felicidad, todo resultó mejor de lo que yo esperaba, mis miedos me habían hecho imaginarme otro tipo de escenarios, sin embargo, el amor que sentía por Amanda me daba fuerzas para enfrentarlos.

Ahora había llegado el momento de colocarle el anillo y cuando lo hice sentí una electricista recorrer mí cuerpo, ahora estábamos unidos para siempre.

—Por los poderes que me han sido conferidos los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia—pronunció el sacerdote.

Ella me veía con amor y yo la veía de igual manera, la besé en ese instante, perdiéndonos en nuestro propio mundo. La amaba, daría mí vida por ella sin dudarlo. Jamás me imaginé poder amar con tanta intensidad: ella se había convertido en mí placer favorito.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Político busca niñera