Prisionera De Un Magnate romance Capítulo 12

No puedo creer lo tonta que soy, se supone que yo ya era libre pero mi idiotez más grande fue quedarme en la misma escuela donde él me inscribió, de hecho, la tontería más grande fue el no contestar nada más que un "lo siento" cuando la realidad es otra, o tal vez que justo ahora me encuentro en su auto a punto de llorar por lo tonta que soy. No se si quedo claro pero por si acaso.

¡Soy la persona más estúpida que puede existir en todo el mundo, Planetas, galaxias y todo lo que existe!

Y lo peor es que estoy llorando literalmente por nada, no se porque diablos estoy llorando, estoy segura que es culpa de mi hijo, sólo espero que no sea un llorón porque de ser así sólo lo dejaré ver una caricatura de mi agrado mientras esté encerrado en un jaula para que no me de lata.

Me estoy empezando a enfadar, que es lo que tanto hace, se supone que yo me debería de estar arreglando para la fiesta de mi graduación y no estar aquí sentada en un auto por 2 horas mientras el seguramente tiene sexo con una maestra.

Me estoy volviendo loca en este auto, además ya me está dando mucho calor, no es normal que me deje encerrada en un auto sin ningún vidrio abajo, enserio ya no soporto este calor, hasta parece que me está quemando con algo que puso en su auto para provocar un calor adrede, y pensar eso sólo me hace enojar más.

Como en serio el calor ya es muy fuerte me empiezo a quitar la ropa, total nadie me ve.

Como normalmente digo, me quedo encuerada pero no literal, solo me quite la capa los listones y el vestido para quedarme en camisa y short, como aún así tengo calor desabrochó algunos botones de mi camisa y me subo las mangas.

Estoy segura que mi bebé aún estando encuerado tiene calor, él no tiene la culpa de tener un padre como ese que lo encierra en un auto sin respirar, eso es malo para nuestra salud.

Por obra de magia el mal padre de Rohan entra al auto y lo enciende, ni siquiera me voltea a ver sólo conduce y ya.

─¿Qué acaso no piensas decir nada o que? ─le digo molesta por su tardanza.

─¿Decirte que? ─me responde como si no le importara lo que dijera.

─¿Cómo puedes contestar con otra pregunta? Que mal educado eres, además, no es normal que me obligues a subir a tu auto y después te largas por casi 3 horas.

─¿De qué hablas? Ni siquiera pasó media hora.

─Pero para mi si lo fueron, de seguro estabas con una maestra, pero si a ti lo puerco marrano no se te quita.

Si bueno

¿Qué le puedo decir?

Cuando me enojo puede que me enoje de más, y también exagerar un poquito pero él también tiene la culpa, ¿A quién se le ocurre dejarme aquí encerrada?

Creo que lo que ocasione fue que se enojara más ya que ahora ni siquiera me contesta y aumentó un poco la velocidad.

Ya no digo nada y me concentro en que le voy a decir cuando estemos en casa porque esto claramente necesita la explicación más grande del mundo.

Esto va a salir muy mal, no se que es lo que vaya a pasar pero espero no terminar en un prostíbulo porque mi dueño me devolvió.

El camino se me está empezando a hacer largo y eso es malo ya que me estoy aburriendo, enciendo la radio y busco alguna canción de mi agrado y cuando por fin encuentro una que me encanta, Rohan apaga la radio.

Lo miro y veo que sigue enojado pero eso no le da derecho a quitar mi música por lo que la vuelvo a poner y empiezo a tararear la canción pero como él al parecer odia la vida con música la vuelve a apagar.

Y como a mi no me importa si quiere escuchar música vuelvo a poner la radio y me enfado al escuchar que la otra canción había terminado, veo la sonrisa del maldito y sólo me enfado más, esto no se va a quedar así.

Después de un rato vuelvo a prender la radio que por cierto yo había apagado de lo enojada que estaba pero como ya estoy bien pues aquí estoy otra vez.

Empieza una canción que me gusta y le subo el volumen, veo que el amargado intenta quitar la música así que le doy un manotazo y le subo más para que se le quite, empiezo a cantar y a bailar en el asiento.

No es por presumir, pero yo me cargo una voz tan ideal para espantar pájaros, que no cualquiera.

De verdad canto horrible pero eso le agrega emoción al asunto.

Ni siquiera me doy cuenta de que estamos entrando a la mansión donde llegué a vivir por un tiempo muy corto, hasta que la música para porque el auto ahora está apagado.

¡Genial, ahora me quedaré con ganas de más!

Él rodea el auto y me abre la puerta como todo un caballero, yo salgo del auto y le hago una reverencia pero aún tiene su cara de sapo enojado.

─Mira el lado bueno, ahora tienes a tu princesa que te quite esa cara de sapo y ya has hecho tu buena acción del año al abrirme la puerta.

─Deja las bromas para después y acompáñame al despachó ─no me espera y empieza a caminar llevándose la última palabra así que no me queda de otra que ir tras él.

La verdad no sé si saldré viva de esta casa y no lo digo porque puede que él explote de furia y me mate, eso le queda corto a la razón y esa razón es que odio caminar y subir escaleras.

¡¡Maldita floja, ni siquiera estás subiendo escaleras!!

Y como siempre, mi mente insultando todo lo que soy y todo lo que seré, una maldita floja, o por lo menos durante el embarazo, tampoco es que sea tan floja porque en realidad me gusta hacer ejercicio.

Cuando por fin llegamos a su despacho el cierra la puerta después de yo entrar y sentarme para después el sentarse frente a mi.

Su única acción que hace es mirarme a los ojos como si esperara una explicación de algo que no se, bueno, si se pero no lo quiero decir.

─¿Por qué no me dijiste sobre el bebé que estás esperando? ─suelta de la nada con una voz neutra, ni enojada, ni de felicidad, ni nada de nada.

─Algo que no sepas ya, ese es un contrato, bueno son dos para ser exactos, la primera parte ya la has firmado pero sólo falta otra firma tuya.

Sabía que estaba terminada, era el contrato donde yo le di todo mi poder a él y especificaba que iba a ser la incubadora del futuro heredero de la fortuna, pero no sabía de qué trataba el segundo contrato.

─Yo no firmare esto, yo no seré ninguna fábrica de bebés para nadie ni cualquier idea tonta que tengas en mente ─hablo firme y enojada al ver que sus intenciones son las mismas que antes.

¿Y qué esperabas? ¿Que por maldita obra de magia él dijera, "no le puedo hacer eso a ella que está embarazada de mi hijo, mejor iré a buscar otra fábrica y a ella la dejaré en paz"? Pues no estúpida, acuérdate que la vida no te quiere y te hará todo para que sea una pesadilla.

─Para ser sinceros no tienes opción, tu firmaras este papel o si no me asegurare de que mi hijo crezca lejos de ti y nunca sabrás sobre él

─Eres un maldito infeliz, no me puedes separar de mi hijo ─mis lágrimas empiezan a salir sin poder evitarlo, aún no entendía la razón por la que era tan idiota.

─Claro que lo puedo hacer, estoy en todo mi derecho y te aseguro que lo haré si no firmas ese documento.

Odio su maldita voz de victorioso, odio el saber que mi vida está acabada, odio haber sido tan estúpida por haberme involucrado con un tipo como ese y me odio por el hecho de estar firmando algo que ni siquiera se que dice.

Me siento tan estúpida por dejar que este hombre me utilice de esta manera, no se porque deje mis necesidades sexuales primero que mi protección.

─Bueno, ya que tu me vas a utilizar como un máquina de bebés, yo debo de tener algo a cambio, digo si no es mucho pedir ─no quiero tu maldito dinero en mis manos, lo quiero en tu maldito cul....

─Tranquila, te aseguro que ese dinero no estará en ningún lugar que no sea una cuenta bancaria sólo para ti y no se moverá de ahí hasta que quieras gastarlo.

─¿Qué demonios?¿Eres un maldito psíquico que lee mentes? ─y ahí voy a demostrar que estoy más tonta de lo que parezco. Aunque en realidad le dije que quería el dinero en su culo, no en el banco.

─No, simplemente lo supuse ─me regaló una sonrisa de lado, esa sonrisa que no se la razón pero desearía que estuviera completa y sólo dedicada para mi pero como la vida no me quiere pues esa sonrisa en vez de estar a mi lado,está en mi contra ─. Y además piensas en voz alta.

─Entonces ¿Por qué dijiste que la pondrías en una cuenta bancaria si dije que lo quería en tu culo? ─ni una palabra, simplemente me ignora.

Solo comienza a guardar los papeles que previamente había firmado, están en un cajón con llave así que si por un momento pensé en romperlos, ahora no podré.

─¿Y ahora qué pasará conmigo? ─se vuelve a acercar a mi cuerpo pero esta vez soy más rápida y me levanto, pero el muy mendigo me atrapó en sus brazos.

─Arréglate hermosa, iremos a tu graduación ─me dijo en un susurró cerca de mis labios y por más que traté de alejarlo no pude.

─¿Por qué iremos a mi graduación?

─Porque será tu último día en este país, mañana iremos directamente a Arabia Saudita ─mi cara ahora mismo debe ser épica, ahora si que estoy perdida.

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