Prisionera De Un Magnate romance Capítulo 20

Si bueno, es un poco triste que sea el final, pero viendo como Rohan se pasea por su oficina con esa cara, afirmaría que es el final de mi vida.

Bueno no, primero esperaría que naciera el bebé y después terminaría conmigo; aunque si no fue difícil conseguirme a mi para tener a su hijo, supongo que tampoco lo será con otra.

Bueno como decía, Rohan no ha dejado de caminar por toda la habitación tocándose la fuente de la nariz y diciendo cosas en árabe, que no dudaría ni un poquito en que son maldiciones.

Después de un largo tiempo de dar vueltas por la oficina ahora con un vaso de alguna bebida alcohólica en su mano, él decide hablar.

─Te advertí que no podías hacer lo que se te plazca, te dije que aquí las cosas son diferentes y que no aceptaría una estupidez tuya de nuevo ─su voz era tan grave, que se notaba de aquí a México que estaba molesto ─. Ya no se si ser gentil contigo sea lo mejor ─si esto es ser gentil tengo buenas noticias...

¡Tengo una entrada al cielo! Porque comparado con ese hombre, yo realmente soy un angelito inofensivo.

No se que pasaba por mi mente cuando pensaba que estaba enamorada de este idiota. Aunque claro, enamorada es una palabra muy intensa y yo por él, solo siento ganas de matarlo.

─Créeme que ya no saldrás de esta casa a menos de que sea conmigo, y eso no pasará en mucho tiempo ─ya ni porque le compre un regalo.

Pero bueno, supongo que al primo raro le gustara una pluma y a Agustín un reloj, no me llevara a su jodida fiesta y yo no necesitare tener un regalo para él.

Ya ni la superior se pone así, de verdad que este hombre esta loco, nunca se me pasó por la cabeza qué pasaría esto.

¡Superior! ¡No sabes cuanto extraño tus regaños!

─Ahora, ¿Qué mierda hacías en un centro comercial que está a dos horas de aquí? ─¡Ja!, ahora entiendo porque tarde tanto, nunca imaginé que estaría a dos horas de aquí.

No le digo nada ya que si le respondo, arruinaria la sorpresa de que pensé en él, digo, no es que me importe, pero tengo una linda reputación de que me importa una mierda la vida de los demás.

─¡Contesta ahora! ─me sobresalto al escuchar como su mano golpea su escritorio con fuerza.

El muy estúpido me asustó, realmente tengo miedo de que me golpee, si es capaz de técnicamente secuestrarme también de golpearme.

─¿Qué diablos pasa contigo? Sólo quería estar lejos de ti, ya no soporto estar encerrada, odio estar encerrada, lo peor que pudiste hacer es encerrarme, eres un estúpido ─no se si lo que acabó de decir fue actuado o natural, sólo lo dije y ya.

Su rostro se vuelve sombrío y se que justo ahora si me quiere matar. No le dire que le compre un regalo de cumpleaños, no se lo merece por cabrón.

─¿Quieres saber qué hacía en ese lugar? ─saco una pelota antiestrés y se la pongo en su escritorio con fuerza ─. Fui a comprar algo para poder soportar una vida entera contigo, pero mejor métela por donde quieras, haber si así mejora tu humor de mierda.

Me levantó del sillón y camino a la puerta la cual abro y volteó a ver su cara que aún sigue sorprendida de lo que le dije, aunque el color rojo de su enfado sigue presente.

Le levantó el dedo y salgo de su oficina para subir rápido a mi habitación. Pero al parecer mi querido amigo el karma cree que hice algo malo por lo que una escoba maligna aparece en mi camino.

─Al parecer alguien está castigada ─volteo a ver hacia atrás con una cara confundida.

─¡No puede ser! ¡Me estoy volviendo loca! ─medio grito a la nada y ella pone cara de confusión.

─¿Qué pasa? ¿Por qué dices eso? ─Agustín llega a mi lado con cara confundida.

─Es que, una escoba con nalgas me habló, pero no se si es una escoba de bruja o es la bruja ─veo como Agustín trata de aguantarse la risa.

─Bueno chicas, será mejor que me aleje de ustedes, no se a quien le tengo más miedo, si a la bruja o al Koala con garras ─Agustín sigue su camino por los pasillos hasta desaparecer.

─¿Con quién crees que te estás metiendo? ─la pobre da risa cuando trata de mostrar autoridad ante mi, siempre es lo mismo.

─Cierto, por favor no me hagas nada, prometo ser tu secuaz, pero por favor no me hagas un hechizo ─lloriqueando como una niña chiquita ─. Maldita bruja.

La empujó y empiezo a caminar para así poder llegar a mi habitación, pero su acción me toma por sorpresa ya que empieza gritar como loca.

─¡Por favor, ya déjame! ¡Ayuda! ¡Rohan, ayúdame por favor!

La pobre ya está alucinando, ya decía yo que ser bruja traía sus consecuencias, y es por eso, que es mejor ser puta que bruja.

De la nada, la muy zorra me toma y nos deja caer al suelo provocando que yo sienta un poco de dolor en mi vientre, pero no le presto mucha atención ya que me toma de las manos y las pones en su cuello como si tratará de ahorcarla.

Trató de quitar mis manos por lo que forcejeo pero ella sigue gritando mientras sujeta mis manos.

No entiendo nada de lo que está haciendo hasta que siento unos brazos rodear mi cintura y quitarme de encima de la bruja esa.

La muy zorra me hizo una trampa y esto le costará muy caro.

─¿Qué tratas de hacer? ─Rohan me pregunta enojado. Como yo no le contesto, se voltea a ver a Adriana. ─ ¿Estás bien? ¿ Qué fue lo que pasó?

No puedo creer que se preocupe más por ella que por mi, no se, debería saber que yo tengo a su hijo en mi vientre.

─Yo estaba pasando por aquí cuando de la nada ella me tumbó al piso diciendo que todo esto era mi culpa, que era mi culpa que ella estuviera aquí ya que fue mi idea que dejarás embarazada a alguien para así tener al hijo que tanto queremos ─la muy idiota empieza a llorar, yo ni se de lo que habla, solo esta lanzando acusaciones a lo pendejo.

Espera un momento…

¡¿Qué?!

¡Mi hijo será su hijo!

¡Estos estúpidos si que están mal de la cabeza!

─Saben que, no diré nada, no escucharé nada, no quiero hablar de nada, haré como que no escuché esa estupidez, me tomaré un baño con "Mi hijo" analizaré esta situación y ustedes por mientras se pueden ir a la mierda.

Mi voz suena tan calmada, cuando la realidad es que los quiero castrar a los dos.

Camino rápido a mi habitación, no quiero hablar con nadie en este momento, lo que menos quiero escuchar es otra desagradable noticia.

Adriana nalgas falsas:1

Tamara con cerebro real:0

Cuando terminó de comerme todo veo como Rohan entra todo sudado y saca una botella de agua.

Aún no se da cuenta de que estoy aquí pero eso no dura mucho ya que cuando me ve pone una cara sería.

─Tu y yo tenemos una platica pendiente ─no dice nada más y sale de ahí.

Salgo al gran jardín que hay en esta casa y exploro un poco, todo parece sacado de un programa de Hollywood.

Este hombre debe de ser muy importante en este mundo, ahora entiendo porque la palo con nalgas plásticas está tan interesada en Rohan.

Sólo espero que disfruté mientras pueda porque ese hombre caerá a mis pies cueste lo que cueste, todo por verla sufrir.

Después de un rato, bueno después de mucho tiempo ya que hasta almorzaron y todo, si me avisaron pero no tenía hambre después de esos pasteles; decidí subir a mi habitación por los regalos de Rohan, por poco se me olvida que es su cumpleaños.

Realmente no, ya que muchas personas entran y salen por la puerta, algunos muy apurado y otros muy cansados y apurados a la vez, parece que la fiesta va a ser muy grande.

Cuando estoy a nada de entrar a mi habitación veo a dos hombres pelear entre ellos, no sabía que existían las peleas entre los raros y los descerebrados, no se a quien apostar.

─¡Tú! ─dicen los dos al mismo tiempo mientras ponen caras de un detective enojado.

─¿Yo qué? ─pregunto con una sonrisa.

─Tu eres la culpable de nuestra pelea ─dice el raro.

─Y también de que tengamos mucha hambre ─ahora me dice Agustín.

─No se de que hablan par de idiotas ─se de que hablan, y estoy muy orgullosa de mi.

─Tú te comiste nuestras últimas rebanadas de pastel ─ya salieron los dueños.

─Cierto fui yo, ahora si me disculpan, tengo una pelea con la almohada y la cama ─con una sonrisa me giro y abro la puerta de mi habitación.

─Oye, creo que ya estás en tus días ─el raro me dice provocandome una risa.

─¿Por qué eres tan raro? ─me volteó a verlo.

─Es verdad, tienes una mancha muy grande.

─¿De qué hablan estúpidos? Las embarazadas no tenemos período ─me están empezando a asustar estos idiotas ─. Solo fue una rebanada de pastel, no tiene porque jugar ese tipo de bromas.

Los miro molesta, pero al ver que no quitan la mirada de mis piernas, dirijo mi mirada ahí y veo una mancha que empieza a notarse cada vez más.

¡¡Mierda!!

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Prisionera De Un Magnate