Prisionera De Un Magnate romance Capítulo 24

Narra Tamara

No puedo dejar de pensar que esto es mi culpa, gracias a mi estoy aquí en una camilla de un hospital y también es mi culpa que mi hijo esté a un hilo de la vida y la muerte, y todo por un maldito capricho mío.

No puedo dejar que mi hijo casi muere por mi culpa, él es un ser inofensivo y no supe protegerlo, pero ahora, no dejaré que algo le pase.

─Prometo que cuidaré de ti, no te volveré a poner en peligro, ya no dejaré que te pase algo ─acaricio mi vientre.

Hago esa promesa para mi, tengo que hacer lo que sea por mi hijo, y aunque no lo quiera aceptar, tendré que hacer las paces con un palo tetudo, por lo menos mientras otra vida depende de mi cuerpo.

Después de la visita que Rohan me hizo, me siento más segura ante lo que pueda pasar, pero algo que debo tener muy claro y es que no puedo seguir buscando problemas a cada paso que doy, algo muy difícil para mi pero todo lo haré por mi hijo.

Después de un rato de reflexionar, me doy cuenta de que estar aquí es algo aburrido, y si estuviera en otra situación, ya estuviera escapando por la ventana de este hospital, pero dada la situación en la que me encuentro, no tengo otra opción más que quedarme aquí sin hacer nada.

Me siento en la camilla y me pongo a pensar la razon por la que casi tuve un aborto, pero por mas que lo pensaba, no podia encontrar la causa.

No tuve contacto sexual en ningún momento del embarazo, sigo la asquerosa dieta de Rohan aunque sienta que muero del asco y trataba de estar lo más relajada posible.

Realmente me estoy esforzando para llevar mi embarazo de la mejor manera, incluso deje de pelearme con todo mundo…

¡Joder! El sangrado empezo justo despues de que la idiota tetuda me tirara al suelo y fingiera que le estaba haciendo daño.

¡Ay maldita zorra! ¡Una que quiere hacer las paces contigo y tú que haces siempre una estupidez para odiarte!

Respiro antes de sacar conclusiones a lo tonto, puede que sea otra cosa y yo ya quiero declarar la tercera guerra mundial con la zo... Adriana.

Decido matar el tiempo en mi celular, porque siento que moriré de aburrimiento o terminaré en la cárcel por hacer un atentado al hospital. Pero me termino aburriendo de jugar por lo que decido tomar un paseo.

Me levanto y camino a la puerta, me aseguro de que no estén cerca las enfermeras o cualquier persona que me pueda regañar y regresar a la habitación y para suerte, el pasillo parece un desierto.

Salgo de la habitación y camino buscando con la mirada algo que se vea divertido y casualmente sin darme cuenta me subo al elevador y presiono el botón de un piso que ni sé cual es.

Mientras el elevador se mueve, voy tarareando una canción de Mozart, no se porque diablos pero es lo que hay y pues ni modo.

Cuando por fin se abren las puertas del elevador, salgo de ahí, pero me doy cuenta de que no hay nada más que habitaciones y una pequeña recepción en la cual no hay nadie.

Muy bien, no es por nada pero un hospital solo es una mala señal. Busco por todos lados algún refugio en caso de que ocurra una cosa fea como en las películas de terror.

En mi mini búsqueda logro ver unas escaleras, las cuales se ven tan tentativas, se que debería estar en mi habitación, pero se ven tan jodidamente llamativas.

Después de tomar la difícil decisión de si subir y descubrir lo que hay arriba o bajar por el elevador ya que soy una floja, empiezo a subir las escaleras y abro una puerta y descubro una terraza, a decir verdad es muy bonita.

Noto que es de noche y a pesar de que este lugar no es como mi hermoso México, todo se ve muy bonito ya que el hospital es muy alto y se aprecia parte de la ciudad.

La ciudad es muy bonita e increíblemente grande, tal vez sea la zona de ricos super millonarios y es por eso que se aprecia una vista de película.

─Malditos ricos, ellos viviendo cómodamente donde quieran mientras no encuentren a ningún pobre por ahí, de seguro por eso cobran exageradamente mucho dinero por un departamento pedorro.

─Realmente nunca me imaginé que encontraría a alguien que hablara español aquí, pero por lo visto, el mundo es muy pequeño ─me asusto al escuchar una voz, me volteo y veo a una niña muy bonita, tiene el pelo color café claro y es de tez muy blanca.

─Es bueno saber que no estoy sola aquí, no tienes idea de lo horrible que es estar aquí sola ─como si Dios se hubiera apiadado de mí, apareció esta pequeña con la que puedo hablar ─. Disculpa mis modales. Hola mucho gusto, soy Tamara. ─le extiendo mi mano con una sonrisa.

─Mucho gusto, yo soy Antonella ─me ofrece una sonrisa y choca mi mano.

¡Por fin alguien de barrio! No saben lo triste que es cuando no te chocan los cinco y en su lugar, te miran feo.

─Y cuéntame, ¿Qué es lo que haces aquí? No es normal ver a una paciente en la terraza.

─Si bueno, lo que pasa es que estar en una habitación es algo muy aburrido. Además de que nadie me impidió salir de mi habitación y tampoco me detuvieron en el camino, así que se jodan por no saber cuidar a sus pacientes.

─Es lo mismo que yo digo, pero nadie me hace caso, de hecho no falta nada para que me manden a buscar por todo el hospital, ya que mi madre es una histérica, supongo que a ti también te buscarán, pero no se como sean tus padres.

─O sea que también eres una paciente rebelde, me caes bien y te aseguro de que mis padres nunca se hubieran dado cuenta de que no estoy en mi habitación, pero teniendo en cuenta de que ellos ya no están aquí, pues no se quien me este cuidando.

─¿Entonces tú sola ingresaste aquí? ─me pregunto algo dudosa y sorprendida.

─No, yo no sé nada de árabe, soy mexicana y acabo de llegar a este país. Supongo yo que Rohan me ingresó aquí ─le digo restándole importancia.

─Que genial, yo soy de Cuba y mi mamá se casó con un señor de aquí hace algunos años pero él murió hace un año y mi mamá enfermo, no se muy bien que le pasó, no quiere decirme nada, pero un dia escuche que tenia Leucemia.

─¿Estás aquí por ella?

─Si, ya tenemos varios meses aquí, yo nunca dejaría sola a mi mamá, solo que a veces me gusta estar sola.

No me imagino lo difícil que debe ser para esta pequeña ver a su mamá enferma, es algo que yo no soportaría, y sin embargo, ella está aquí platicando sobre su mamá con una sonrisa.

─Cambiando de tema, ¿Ese tal Rohan, es tu novio? ─me sorprendo por la manera tan drástica en la que cambió de tema. Pero se que no ha de ser fácil hablar de su mamá.

─Realmente no, pero según él soy su prometida ─pienso es si decirle todo desde un comienzo o no, pues en tan poco tiempo, mi vida se convirtió en una telenovela ─. Antes de empezar, ¿Qué edad tienes?

─Pues tengo 10 pero pronto cumpliré los 11 años ─diablos, es muy pequeña para decirle.

“Pues tuve sexo casual y termine embarazada y prisionera de un estuipido magnate”.

─Bueno, tarde o temprano sabrás el cómo llegaste al mundo, así que te contaré todo ─no me culpen por hablar de esto con una niña, además, tarde o temprano sabrá todo esto.

─Si hablas de cosas adultas tu tranquila, no se como lo hacen, pero sí sé que mis papás tuvieron que hacer algo para que yo pudiera nacer, no me creo el cuenta de la cigüeña.

─Cada vez me caes mejor, tu eres genial ─me río al darme cuenta de que es como una mini yo.

─Gracias, pero por favor no le digas a mi madre, además yo quiero saber tus dramas, seguro que están igual de buenos que una novela.

─Está bien, supongo que quieres saber todo, así que empecemos con que yo me quedé huérfana a los doce y crecí en una casa hogar con mi superior ─comienzo con el inicio de todo ─. Gracias a eso, me volví muy “rebelde”, pero yo le digo estilo de vida.

«Una noche, me reuní con mis amigos para ir a celebrar el cumpleaños de Ariana, mi mejor amiga. Y tome mucho alcohol, exageradamente como no tiene una idea.»

Una vez terminamos de contar nuestras cosas decidimos jugar, pero como no quería que alguna parte de mi cuerpo se saliera de la bata de hospital, nos sentamos a jugar en el piso.

Ella eligió jugar piedra, papel o tijera y he de admitir que me gano varias veces, incluso reímos ya que intente hacer trampa, pero como digo, esa niña es muy lista.

Después jugamos marinero, ella no se lo sabía por lo que yo se lo enseñe, y pues claramente yo gané en ese.

Nunca pensé que tendría una amiga de esa edad y no hiciera estupideces como las que estoy acostumbrada, pero supongo que mientras esté aquí tendré que hacer amigos; la verdad no sé cuándo me iré de este lugar. Según yo ya me encuentro bien, sin embargo, tengo miedo de que algo se complique nuevamente.

Después de un largo rato de estar jugando, la veo cansada por lo que le propongo ir a descansar un poco y ella acepta.

Bajamos las escaleras y caminamos hacia el ascensor, pero las dos nos damos cuenta de que no sabemos en qué piso estamos cada una, ya que era la primera vez que me escapaba y a ella siempre la mandaban a buscar.

Buen momento para quedar como estúpida frente a una niña.

Decidimos bajar hasta la recepción principal para preguntar, aunque se nos queden viendo raro, pero pues queremos dormir y preferible pedir ayuda, a perderme más de lo que ya estoy.

Cuando bajamos, nos damos cuenta que el hospital estaba muy descontrolado, estaban todos como locos moviéndose de un lado a otro. Las enfermeras están en grupos y los doctores gritando como si no supieran hacer otra cosa.

Supongo que algún famoso viene en camino o está ingresado en el hospital. Ignoramos todo el alboroto y caminamos a la recepción.

Al ver a Rohan junto a una señora hablando taka taka con los de la recepción, la sorpresa y vergüenza inundan mi rostro al sospechar lo que está pasando.

─¿Entiendes lo que están diciendo? ─pregunto a la niña que está a mi lado.

─Creo que nos están buscando por todos lados, ese hombre es igual de histérico y escandaloso que mi mamá.

─Bueno, el viejo escandaloso es el famoso idiota prostipirugolfo que te conte, Rohan Khattab, el padre de mi bebé.

─Realmente es un Jose Luis de una telenovela, está muy guapo ─lo mira con fascinación─. Parece un príncipe preocupado por su princesa.

─Ojalá fuera una princesa, pero seria un total desastre, además de grosera y maleducada.

─Es verdad, sería una catástrofe para la realeza, pero serías única.

─Si, además quedaría desheredada de por vida, aunque el público me amaría.

El grito de felicidad por parte de la mamá de Antonella nos asustó y llamó la atención de Rohan, que al verme, mostró una cara de alivio, pero unos ojos enojados.

La madre no se que le dijo a su hija y después fue con una doctora, empezaron a hablar mientras tanto Rohan se me acerca y me observa.

─Me podrías decir ¿Dónde estuviste todas estas horas? ─al parecer su preocupación duró poco, ya que ahora no solo son sus ojos, también su cara demuestra que de esta no me libro tan fácilmente─. ¡Alqarf!

─¡Oh por dios!, dijo una grosería ─Antonella grita.

─¡OH POR DIOS!, dijiste una grosería. ─ reprendo indignada a Rohan─. Acabas de decir una estúpida maldición frente a una niña, eres un estúpido maleducada.

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