Una vez estamos en el estacionamiento, Rohan empieza a buscar sus llaves como loco y yo sonrío porque sé donde están.
Él al verme cambia de cara y se me acerca, pero yo corro rápido y rodeo el auto para subirme al asiento del conductor y cierro con seguro, todo a velocidad turbo ya que él es más rápido que yo.
─Mas te vale que bajes del auto ahora y me des las llaves ─grita desde fuera para que lo escuche.
─Ni lo sueñes, como tu arruinas mis sueños siempre, pues ahora es mi turno, sube ahora o viaja en Taxi.
Parece pensarlo exageradamente mucho tiempo, pero después de esperar aproximadamente cinco minutos se dio cuenta de que no bajaré, por lo que dio la vuelta para llegar al lugar de copiloto.
Emocionada prendo el auto y quitó el seguro a las puertas para que pueda subir, y una vez adentro, yo salgo del estacionamiento y manejo por las calles algo transitadas de México, veo la hora y acelero ya que no falta nada para que el tráfico empeore y sobre todo en el centro.
Al momento de acelerar más y más, el miedo de Rohan aumenta, y lo se por la cara que está poniendo.
Me burlo de él y sigo manejando a una velocidad muy alta por las calles y gracias a eso no tardamos nada en llegar de nuevo al registro privado y exclusivo para gente rica y estúpida por pagar eso.
Y para mi sorpresa todos los reporteros siguen ahí y cuando vieron que llegó el auto rápidamente tomaron fotos.
Los dos bajamos y caminamos juntos a la entrada en donde se encontraba un encargado del lugar ahí esperándonos.
Me detengo después de pensarlo mucho y me acerco al encargado.
─Quiero que dejen pasar a todos ellos y le den de comer cuando la ceremonia acabe, deben estar hambrientos, solo que no los dejen tomar muchas fotos, odio las fotos.
Sin decir nada más entramos y veo que todo está arreglado, y ya que se está empezando a oscurecer prenden las luces de los faroles y los foquitos dando un aspecto realmente hermoso.
─¡¡Llegaron los novios!! ─gritan todos y empiezan a aplaudir como locos, cabe recalcar que solo están mis amigos, sus padres y la superior con varias personas del internado, pero nadie de parte de Rohan mas que Agustín.
Nos acercamos a los chicos que estaban parados esperando a nuestra llegada y los saludamos.
─Valió la pena que te lanzará ese libro, ahora los dos se ven perfectos ─dice Agustín con una sonrisa seductora, y no lo digo por mi, si no por Rohan, se le queda viendo con cara de depredador.
─Tus ojos a otro hombre, que este es mio.
─No puedes ser envidiosa, solo prestamelo los fines de semana por la noche y no me quejo ─habla con voz de chica provocando que todos nos riamos.
─Lo pensaré, pero tendrás que seguir hablando así por todo lo que queda del día.
Entre más pláticas y juegos de nosotros, se nos va el tiempo por lo que el juez más que enojado se acerca y nos exige que iniciemos la ceremonia ya, sino, no hay boda.
Nos acercamos a la mesa y el Juez cascarrabias empieza a darnos una plática sobre el matrimonio y no se que más, la verdad no se si habla sobre eso ya que no le he prestado atención.
Debemos ser sinceros, si me preguntan algo yo no tengo porque mentir, un ejemplo es esta situación, no le estoy poniendo ni la mínima atención de lo que está diciendo y no me da pena admitirlo.
Literalmente mis pensamientos están en el infinito y más allá, solo que no se en que pensar, hay muchas cosas con las que me puedo entretener, pero justamente ahora no se de que hablar.
Decido recordar el día que descubrí que no solo tendría un bebe, no recuerdo haberlo mencionado antes ya que literalmente nadie sabe, ese día fui yo sola al chequeo.
Aun recuerdo cuando me informaron que hoy debía ir con la ginecóloga, pero yo no quería ir y menos sola, y es que Rohan no estaba, literalmente desapareció una semana entera y ese día estaba dentro de la semana.
Ese día hicieron de todo para que fuera y después de mucho lograron atraparme y subirme a la camioneta para ir al hospital.
Así que encabronada me quita la ropa y me subí a la cama, y es que entiendanme, no es para nada agradable ir al ginecólogo, literalmente te meten cosas por donde no se dice, esta bien que soy fan del sexo, pero eso no es para nada cómodo.
Recuerdo que ese día le grité un sin fin de maldiciones a la pobre doctora, y cuando ella se dio cuenta de que habían dos niños en lugar de uno se quedó quieta y asombrada.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Prisionera De Un Magnate
Me gustó mucho la historia, un poco diferente a las demás. Pero me hubiera gustado poder leer un poquito más, darle unas letras a la felicidad de descubrir que ya recuerda...