Narrador.
Para Mohamed era la peor batalla vivida, pues ahora sabe que tiene pareja, sabe que está allí y sabe que podía perderla, no se atreve ni a pensar en ello. Ya con Karim asustado es suficiente, pero cada movimiento lo hace pendiente de la dirección de su mujer, quiere enfrentar a todos los demonios que la ven, más lo que lo atacan a él y son muchísimos, ya que es el beta de la manada.
Los demonios se mueven a una velocidad pasmosa, algunos lanzan bolas de fuegos y a ellos como lobos les toca esquivarlas y no pueden tomar distancia de ellos.
Y es algo que aprovechan los demonios y cada vez se vuelven más una masa central de lobos atacada por todos los flancos.
Abdu recibió una bola de fuego en el lomo y el dolor lo sintió Nazia como propio, pero Abdu no se rinde y con el lomo ensangrentado, sanando, pero a ritmo lento por los maleficios de la energía oscura lucha y arroja un par de demonios más por las grietas en la tierra.
El olor de su sangre está en el aire y el cómo delta es un blanco importante, así que más demonios se concentran en acabar con él porque lo saben herido.
Nazia no podía resistirlo más. Corrió fuera y vio a muchos demonios atacando a su pareja y la rabia hirvió en su sangre, no se sentía lista para trabajar con el primer poder que se manifestó en ella, le parecía peligroso, jugar con los rayos, pues si no sabía canalizar la electricidad suponía que al hacerlo iba a herir a alguien.
Esta vez no lo pensó, Nazia elevó las manos y esas nubes de tormenta que avecinaban maldad tronaron e iluminaron con cientos de rayos del cielo, y entendió que no tenía que temer, ella podía canalizar la fuerza de esa electricidad natural en lo que ella quisiera, más se sorprendió cuando lanzó cientos de rayos del cielo a los demonios y Abdu saltó recibiendo uno de lleno.
Nazia casi deja caer las manos, pero entonces recordó que en su rito de iniciación la electricidad de los rayos habían fortalecido a Abdu y lo hicieron de nuevo.
El lobo tomó esa energía y todo su cuerpo sanó, sus ojos brillaron azul tormenta y la electricidad fluyó por su cuerpo.
Ahora era todo un guerrero y como su trabajo asignado por la diosa lo indicaba el preparado para la batalla, Nazia sintió su alegría, pues ahora verían esos demonios lo que era meterse con un lobo emparejado con una hechicera.
—¡Nazia vuelve acá! —la llamó Karim desesperado.
En cambio, dentro del palacio Efraín y la doctora enfrentaban la lucha más grande de sus vidas al ver como el pulso de Charlotte se iba deteriorando cada vez sus latidos eran más débiles, y Karim lo podía escuchar, de modo que en su desesperación le dio un golpe a la pared más cercana sin saber qué más hacer que estar allí de pie mirando cómo la mujer que amo de verdad sin necesidad de un vínculo creado por la diosa estaba dando su último aliento de vida frente a sus ojos.
—Hermano ve a defender a tu pueblo, no puedes dejar morir a personas inocentes por enfocarte en tu dolor—. Pidió Jazmine que escuchaba los gritos y aullidos fuera y aunque no podía ir, puesto que alejarse de su cuñada no era una opción, ya que junto a los antiguos funcionaban sus magias y le daban la posibilidad de seguir despierta, hasta que pujara al bebé.
—Karim- lobo i-idiota no te conozco como un cobarde, si no vas a defender a la manada te arrancaré los pelos en cuanto me levante de aquí– le amenazó Charlotte en medio de su lucha por pujar aun estando con los órganos desgarrados, pero tan grande era su fe que ella sentía la certeza de que se pararía de allí.
Karim se aproximó a ella y Samantha se hizo a un lado dando espacio cuando él se agachó a la orilla de la cama y estando como alfa supremo le agarró la pequeña y débil mano a su esposa con sus garras— si, soy cobarde tengo miedo a que en cuanto deje esta habitación te vayas sin despedirte, — dijo con voz gutural; una mezcla entre su voz normal y ese ronco animal, al mismo tiempo que de sus ojos color dorado salían lágrimas parecidas al oro derretido.
—No- no me iré, te dije que correré en tu lomo— ella estaba mucho más débil, pero sonrió y él con su boca casi convertida en un hocico le dio un beso.
—¿Es una promesa, esposa?— le insistió aun sabiendo que posible ella no aguante a esperarlo, pero no le daría una última mala percepción de él antes de morir, en cambio, ella asintió feliz como madre que siente que sus hijos serán rescatados porque, aunque nadie lo creyera eso era lo que Charlotte sentía por la manada, había creado una conexión única con cada lobo de ese lugar y suponía que ese amor que desarrolló por ello fue lo que hizo que la quisieran tanto.
—Es una promesa esposo—, ya estaba agonizando y aunque no podía casi pronunciar palabra hizo un enorme esfuerzo.
Karim salió, Rocco en cuanto lo vio tembló, quería salir como siempre corriendo y cuando Karim conoció sus intenciones, colocó ambas manos en la tierra devolviendo a ella la magia para que no se hundiera, pero a la vez creando la barrera contenedora, que selló todo el lugar como un domo, evitando que algo pudiera salir, o entrar. Vio afuera como Ardat el rey vampiro había llegado ayudar a los lobos, y aunque no pudo entrar empezó a terminar con los demonios que quedaron al otro lado de la barrera.
—¡Maldito rey lobo!— gritó Rocco voceando a viva voz cuando vio que no podía salir. En el momento que quiso usar su poder oscuro para salir la niebla negra que salía de su mano se evaporaba como copo de humo en el aire, y Karim reía burlón.
—Ya se acabó Rocco. ¡Tu suerte sirvió hasta hoy! Me cansé de dejarte huir, siempre corres como gallina, y contra tu cobardía era que no podía, pero cometiste el peor de los errores porque en parte quité la magia de mi tierra a propósito.
—¡No te tengo miedo ridículo, lobo sentimental!— ya le tocaba defenderse con palabra porque por más que intentó conectar con el inframundo para que el aura demoníaca atravesara aquella tierra era como si su poder fuera aplacado por el que posee ese lugar.
Rocco ganaba tiempo para reponerse y aunque el ala no le saldría lejos del inframundo, con su fuego infernal selló la herida para que dejara de sangrar, y cuando termino de sellarse se fue encima de Karim tirando una bola de fuego tras otra, sin darle tiempo a defenderse y Kasul dejó salir a Morán para defender a su hermano y rey.
Sin embargo, tres demonios lo rodearon viendo que con fuego los lobos se amedrentaban, entonces para sorpresa de roco Karim convocó los elementos agua y tierra creando una barrera que apagaba su fuego y cuando en la mano de Rocco una bola de fuego iba tomando tamaño un chorro potente de agua lo apagaba antes de ser lanzado, no obstante ese poder solo lo tenía el supremo por lo que no podía repartirse para proteger a todos los lobos de las llamas demoníacas que es azul y quemaba a muchos hasta los huesos, por el hecho de que es como una plaga que no paraba de derretir la carne, justo como el ácido.
Era más rápida que su modo de curación por lo que en sus mayorías estaban despedazados y los aullidos de lamento y angustia, desesperación, llenaban la cabeza del alfa que cada vez que veía un lobo caer, algo en su pecho ardía, y se descuidó de Rocco para hacer que de la tierra salieran, peñasco que protegían a los lobos dando tiempo a que su regeneración los volviera a dejar estables.
Su cuerpo estaba totalmente rojo no parecía que era el, las quemaduras recibidas directamente le estaban acabando con la piel, sin embargo, no dejaba de proteger a su pueblo y justo como salieron sus lágrimas como oro líquido del corazón, de su manada salió ese mineral subiendo por su cuerpo y como la tierra lo protege creó para él una armadura que dejó al demonio incrédulo, no solo era el poder del alfa sino el amor que la tierra tiene por él.
—¡Madre que injusticia también soy tu creación!— se quejó mirando al cielo, y con su sable demoniaco para manifestar su furia y rencor, corto a cuatro lobos a la mitad, cuando lo lanzó al aire.
Mientras Charlotte miró como los mismos tres lobos que el primer día que llegó allí de intrusa estaban dispuestos a matarla, hoy daban todo de ellos para que viviera y sonrió feliz.
—No pido más— murmuró viendo a todos que la miraban con amor y miedo a la vez.
—Vamos Charlotte eres la mujer más fuerte que conozco, nunca me gustó atender a humanos y fuiste mi primer paciente—, le pidió Efraín quien era de muy pocas palabras, pero le estaba hablando a Charlotte más de lo que ha podido hablar con cualquiera en su larga existencia. Ella sonrió antes de sacar fuerzas de donde ya no tenía, sostuvo la mano de Nazia a su derecha y la de Samantha a su izquierda antes de pujar, saliendo de ella más sangre de la que creía tener y detrás de esa avalancha de sangre salió un bebé bastante grande para su cuerpo, haciendo que momentáneamente se sintiera vacía, y el llanto fuerte del bebé hizo que todos al verlo rieran.
—Keremil— murmuró Karim atónito en plena batalla y por un nanosegundo se detuvo de luchar para sonreír sintiendo como su corazón se infló de la más pura felicidad al escuchar el primer llanto de su hijo— Keremil mi cachorro— ronroneó Zilo que sin importar que estén juntos se componen de dos seres distintos que habitan en un mismo cuerpo.
—¡Un mocoso!— susurro Rocco pasmado y su mirada se enfocó en el palacio olfateando para ver de dónde provenía el olor a sangre humana, entonces con ayuda de dos de sus demonios quienes agarraron sus brazos voló hacia esa habitación aprovechando el descuido de Karim y se quedó en la terraza, pero no esperaba que Karim usará la teletransportación y apareció justo en el momento que él entró a la recamara.
—NOOOO, CHARLOTTE AMIGA ME LO HAS PROMETIDO, ¡ME MENTISTE! — el lamento desgarrador de Samantha dio la alerta de que Charlotte había fallecido
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