Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 115

—Estoy pidiendo Cuarenta y cinco mil dólares por el restaurante, tal como está.

—Tal como está, es en ruinas, quería hacele una propuesta de comprar el restaurante y que usted trabajé para mí.

—No, yo estoy vendiendo porque necesito descansar, estoy mal de salud.

—Ok, pero usted liquidará a su personal al final yo estoy comprando el restaurante, usted tiene que dejar todo en orden con su personal.

La señora se mostró un poco molesta, parece que no eran esas sus intenciones.

—Solamente haremos trato si me paga en efectivo.

—No importa el medio de pago, usted debe liquidar a su personal.

—Esta bien.

—Ok, regresare en unos días con mi abogado para que veamos los papeles.

La señora se levantó.

—Entre más pronto salgamos de esto mejor para mí.

Fui a la caja y compré una pie completo, le llevaría a Stefany, eran las 10:30 y ya estaba buscando el taxi, en eso veo que Alicia se baja de uno.

— ¿Que paso? ¿Por qué estás aquí pronto?

—Ese tipo no sirve como hombre, tardamos más en llegar que el en terminar y luego ya no se le paraba.

—Que descepción y tú quería que fuera, nos iba a pasar igual que aquel de la disco, nos dejó con ganas a las dos.

—Ni más ni menos.

Nos fuimos en el taxi que ella iba, faltando 15 para las 11 estábamos de regreso.

—Pero si apenas son las 11, ustedes no perdieron el tiempo.

—Tiempo es lo que no tuvimos, mi ligue salió que quería drogarnos, no entiendo el porqué si sabía que esa noche sería de sexo, luego fuimos a una cafetería, me cogí al camarero y no tardó ni 5 minutos.

—Eso no merece la pena llamarse hombre.

—Ya que tocaste el tema de la cafetería, quiero decirles algo, compraré esa cafetería.

Las dos se quedaron sorprendidas al escuchar eso.

—El restaurante está en venta, están pidiendo $45k dólares, ustedes saben que no siempre podemos vivir así, debemos de encontrar un oficio, así que aprovecharé ese negocio que es un punto de referencia y lo voy a mejorar, pienso recontratar a parte del personal, menos a este mesero, no por el hecho de no servir como hombre, sino para evitar que nos acose por un aumento.

—Yo no quiero volver a verlo — dijo Alicia

—Mañana buscaré una oficina de abogados, para que veamos si el restaurante está en orden, tampoco me iré de boca.

—Me parece prudente, cuente con mi apoyo — dijo Stefany.

—Igual con el mío, además así pondré en práctica mis estudios.

—Mañana iré con Stefany ha hacer las vueltas, no llevaré el dinero aún, pero no quiero que el tipo vea que tú estás involucrada en la compra del restaurante.

—Por mi está bien, no tenga cuidado.

Stefany no pregunto y ya estaba tomando un pedazo de pie.

—Oigan esto es rico.

—Es de la cafetería, he traído para que comamos.

—Muy bien, capital propio entonces, por el momento esto sería todo lo que necesito.

Estaba nerviosa, nunca imaginé llegar a ser la propietaria de algo, de hecho podía crear un negocio local, pero prefería tomar la antigüedad de uno, hacerle unas mejoras y mantener la clientela, por eso es que lo compraré, según lo que me dijo el restaurante es de referencia, así que será mío.

Fuimos de compras, necesitaba mi ropa de antes, la que tenía me había dejado de quedar, en eso mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Stefany.

—No me diga que está pensando en el señor Juan.

—De hecho no pensaba en el, ya no me importa, pero si debemos de tener cuidado en no llamar tanto la atención.

—Yo me preguntó que habrá hecho este otro señor, al final nunca le pregunté el nombre.

—A veces el nombre no importa, pero si sus gestos, puedes llamarlo como quieras.

—Lo llamaré nuestro Salvador entonces.

Nos pusimos a reír, regresamos a casa, Alicia se estaba dando una ducha y la bebé estaba dormida, al salir le explicamos el proceso.

—Creo que será muy tardado todo esto — dijo Alicia.

—Puede ser, pero recuerda es mejor tardar un poco y hacer las cosas bien, antes de tomar las cosas a las ligera y luego arrepentirnos.

—Mañana quiero salir yo sola.

—Pero ¿Por qué sola? No sea así, lleve a una.

—No, pasarán aquí mientras yo me divierto un rato, ustedes disfrutaron mientras yo no podía, querían verme así, ahora tendrán que aguantarme.

Ambas se quedaron sorprendidas al escuchar mis palabras, pero solamente asintieron la cabeza, esa tarde decidí salir con mi niña a la ciudad, necesitaba un tiempo a solas, pero tampoco podía descuidar mi maternidad, se que ella aún no entiende muchas cosas, pero eso no implica en no poder disfrutar con ella.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Secretos - La historia de una acompañante