Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 131

— ¿Cómo le fue señorita Lucy? — Pregunto Stefany.

—Yo diría que bien, pero ahora debemos de preparar todo, mañana salimos. primera hora.

— ¿Para donde iremos ahora? — pregunto Stefany.

—No lo sé, al hacerse público este video, no habrá lugar donde podamos vivir tranquilas, lo mejor sería contratar guardaespaldas, así no estaremos tan desprotegidas.

—Que sean unos bombones, para poder disfrutarlos en cualquier momento — añadió Stefany.

— ¿Que hemos hablado?

—Lo siento, ya es un impulso en mi — Stefany siempre justificando su falta de control sexual — le prometo que no me acostaré con ninguno de ellos, solamente me les pondré en cuatro — dijo en voz baja.

—He escuchado eso, ya basta.

Golpean nuestra puerta, salgo a ver qué pasa, era Antonia.

—Señorita Lucy, hay un cambio de plan, salen en 10 minutos, guarden sus cosas.

— ¿Eso por qué?

—No lo sé, yo solo transmito la orden.

—Chicas guardemos todo, salimos en unos minutos.

Parecían como hormigas locas, ni doblaron la ropa, solamente la tiraron y ya, de pronto llegaron tres camionetas.

—Hola mi tesoro, dijo nuestro Salvador bajando de la segunda camioneta.

—Hola muñeco ¿Que haces aquí?

—Sacándolas de aquí, se que la han tratado bien, pero no es la vida que merecen, volverán a Uruguay.

—Pero ahí nos reconocerán fácilmente.

—Lo se, debo de ponerlas en esta situación, no estarán solas, mis hombres estarán con ustedes, pero necesito enviarles un mensaje a la corporación, que ustedes no están solas, por eso permití que la entrevista sea presencial.

Se me acerca Lucía.

—Señorita, recuerde lo que le dijo Stefany, de la operación.

Ya lo había olvidado, subimos. alos vehículos, las chicas iban con la bebé en el vehículo de atrás, en cambio yo iba con nuestro acompañante, curiosamente el puso su mano en mi muslo.

— ¿Te gusta lo que tocas papi?

—Lo siento lo hice por impulso — el retiro su mano.

—Yo no lo he dicho para que la quites, si tú quisieras puedes hacerme tuya en cualquier momento.

—Como me tientas.

En eso sube un vidrio opaco que le tapaba la vista al conductor.

—Se que no he olvidado las pastillas.

En eso metió su mano en mi pecho, me empezó a acariciar.

—Mi cielo recuerda que doy de amamantar, si sigues así te saldrá leche.

Dejo de hacerlo, pero su mano se desvió a mi entrepierna, para evitar malas miradas, solo uso pantalones, el desabrocha mi pantalón y mete su mano.

—Que rico sentir tus manos papi.

Pero en eso un reloj comenzó a pintar, el se alejó y comenzó a realizar ejercicio de respiración.

—Lo siento mi amor, no puedo continuar, este reloj me avisa cuando mi ritmo aumenta, pero tú cuerpo aun me vuelve loco.

—Que lastima no se pueda, como quisiera tener de nuevo ese tuco de carne en mi.

El vehículo se detiene y el asoma por la ventana.

—Hemos llegado, aquí yo me despido.

—Antes que lo olvide, nuestros teléfonos han quedado en la primera casa

—Los chicos lo echaron en el bolso del dinero.

—No lo revise realmente, los buscaré después, lo otro es que Stefany me ha propuesto una operación de rostro.

—Yo les tengo miedo a las operaciones, pero creo que sería una buena opción, más adelante podemos ver esa parte.

—De acuerdo.

Le di un beso de lengua, el cual fue bien recibido, al bajar las chicas me esperaban.

—Yo pensé que no se bajarían hoy — dijo Alicia.

—Lo intente, pero no se pudo, ya su corazón se estaba acelerando y me detuvo.

—Te lo dije, que no se quedaría con las ganas — le dijo Alicia a Stefany.

—Aja, con que esas se tienen conmigo, bueno ya veré como me las desquitó.

Subimos al avión y no era nuestro piloto, de hecho era una dama.

—Yo creo que no envían a más hombres por miedo a que Stefany los viole — dijo Alicia.

—Oye, no soy un amenaza — Respondió Stefany.

—Mucho gusto en conocerlas chicas mi nombre es Kimberly, soy su piloto y su jefa de seguridad, por eso es que no han enviado al mismo piloto, además el está haciendo otro trabajo, su jefe no lo ha soltado, pasan viajando.

—Entonces Juan está desesperado por encontrarme, no se las pondremos tan fácil — dije

—De hecho es todo lo contrario, queremos que se de cuenta donde esté, yo solo seré una nueva amiga, dónde vayan, yo voy, así que se ponen sus cinturones y nos vamos

Ella se fue hacía la cabina, en cuestiones de minutos ponía e marcha nuestro retorno, en pleno vuelo ella se nos acerca.

—Muy bien chicas, me han dicho que usted son adictas al sexo ¿Que tan cierto es eso?

— pregunta Kimberly.

— ¿Quien te ha dicho eso? — pregunto Alicia

—Mi deber es conocerlas.

—Si tanto nos conoces ¿Cuál es mi posición favorita? — pregunto Stefany

—Lo que más te gusta es dar el culo.

—Vaya si que nos conoces

—Ahora para ser justa, yo también soy adicta al sexo.

En eso empieza a quitarse la ropa.

— ¿Quien se anima y nos divertimos un rato? tenemos 30 minutos.

—Esta chica si sabe lo que quiere — dijo Stefany quien no lo pensó dos veces y se fué directo a comerle el coño, Alicia solo se acercó y le acariciaba el pecho, no puedo negarlo eran más grande que el mío.

—Yo solo me quedaré aquí — dije

—Ella no se une fácilmente, aunque le pongan un pedazo de 18cm, no se anima fácilmente — dijo Alicia.

—Por algo es la jefa.

Ellas pasaron besandose, comiéndose, solo faltaron los juguetes para que la fiesta aumentará, en eso sonó una alarma en la cabina.

— Lo siento señorita, debo de regresar a mis oficios.

— ¿Esto no quedará así? —Pregunto Stefany.

—Por supuesto que no, luego tendremos más tiempo, se puso su ropa y regreso a su lugar — respondió la piloto

—Algo me dice que el sexo en nuestra casa no se va a parar — dije.

—No creo que la controle fácilmente, al final por algo es la seda de seguridad.

El avión comenzó el procedimiento de aterrizaje, abajo habían varías camionetas esperando, ya nuestra seguridad era algo muy importante, tan pronto el avión aterrizó fuimos directo a una de las camionetas.

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