Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 148

—Señora Mónica, acompañeme por favor.

Emilio y yo salimos detrás del oficial, busque en el pasillo donde se supone que deberían de estar las muchachas, le hago señas a Emilio que ambas no están.

—Disculpe oficial ¿Que ha pasado con mis acompañantes?

—Ellas están bien, no se preocupe por ellas.

Algo no me estaba gustando, sentí que empezamos a bajar, en eso llegamos a las celdas.

— ¿Que hacemos aquí?

—Se encuentra detenida por atentar contra nuestra nación, su niña será remitida con servicios sociales, sus compañeras están siendo interrogadas en estos momentos.

—Pero esto no es justo, yo no tengo nada que ver con todo esto..

—Se equivoca señora Mónica, usted es la responsable de todo esto.

—Disculpe oficial, pero está actuando de forma incorrecta, ella es un testigo clavé con respecto al caso de Ourville.

—Sr. Emilio entienda que ella es una amenaza para nuestra nación, tiene el derecho como cualquiera de tener representación legal, pero todos sus bienes incluyendo el restaurante que adquirió bajo una falsa identidad, serán confiscados, no sabemos la procedencia de su dinero, como financio todos sus viajes.

—Lo siento Mónica, no sabía que pasaría esto — es lo único que supo decir Emilio.

—Tengo derecho a hablar con mi abogado a solas.

—Los dejaré solo 5 minutos a solas.

El policía sale.

—Si hubiera sabido esto ni loca me hubiera expuesto, necesito que vayas a mi casa, hay personas que están vigilando, has una pancarta que diga que Lucy está en problema.

— ¿Cuántas identidades tiene?

—Son 3, pero eso es lo de menos, eso sí, pregunta por Kimberly.

—De acuerdo.

El oficial entro con actitud prepotente.

—Su tiempo es acabado, si quiere hablar más con ella con gusto puedo encarcelarlo abogado.

—No se preocupe, he hablado lo suficiente con ella.

Las horas fueron pasando, me llevaron algo de comer, pero no tenía hambre, lo único que me importa en ese momento es el bienestar de mi niña, como pude permitir ésto.

—Señora Mónica tiene otra visita — dijo el oficial y solo abrió la puerta.

—No es posible, tu no deberías de estar aquí, oficial estoy en peligro con este hombre cerca.

El oficial solamente se retiró.

—Pensaste que te saldrías con las tuyas, has causado mucho daño ya a nuestra organización, así que tendré que encargarme yo mismo de tí.

—No, por favor no me hagas nada, mi hija necesita de mi.

—Por ella no te preocupes, está en buenas manos, además la entrenaremos mejor que ti, si tú fuistes buena, ella será excelente, eso es algo que no sabías, muchas de las select, son niñas nacidas en nuestros muros, pero bueno eso ya no importa, tu irás a nadar con los peces.

El saco su arma, no sabía que haría para escapar.

—Sabes que estás en una estación de policía.

—Eso es lo de menos, siempre hay idiotas que hacen el trabajo sucio por poco dinero.

—Pensaba que este era el trabajo sucio.

El me apunta con su arma.

—Ya cállate — dijo mientras me apuntaba, yo solo me arrodillé, en eso escuchó el sonido como de un silbido, no sentí nada, tampoco dolor, cuando abrí los ojos para ver dónde me disparó veo que estaba tirado, miro hacia la puerta y estaba otro oficial.

— ¿Se encuentra bien señorita Mónica?

—Por poco estoy bien.

—Venga conmigo.

El abrió mi celda, me puso las esposas, pero me dijo que solo era para actuar, salimos de la estación y me subió a una camioneta, ahí estaban Stefany y Alicia.

—Pensé ya no las volvería a ver ¿Dónde está mi niña?

—Lo siento señorita Lucy, unas personas se la llevaron hace unos 20 minutos.

El arrancó y solo condujo sin decir nada, nos detuvimos en una gasolinera abandonada.

— ¿Todas están bien?

—Lo estuviera con mi niña.

— ¿Se parece a aquella?

Me señaló hacia la puerta de la estación, ahí estaba ella, yo me bajé lo más pronto posible y la agarre.

— ¿Que fue lo que pasó?

—Teníamos a alguien infiltrado en la estación, por eso la hemos traído aquí, cuando nos informaron de su detención, empezamos a activar un plan para sacarla, pero lo primero era poner a salvó a su bebé, cuando los de servicios sociales salieron con ella, los detuvimos y de buena manera le quitamos a su hija.

— ¿Resultó alguien herido?

—Herido si, la mayoría, muerto ninguno al momento, de ahí sacamos a las muchachas, pero nunca imaginé que estaba esa persona con usted, tengo grabado todo lo que le dijo y es suficiente para hacer más daño.

—Bueno, se tardaron un poco y yo había enviado a mi abogado, hacia mi casa.

—Tambien lo detuvimos, le pedimos que no dijera nada de lo que ha visto hoy, también hemos pagado sus honorarios, ustedes viajarán con nosotros el día de hoy

— ¿A dónde vamos? — pregunté.

—A casa.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Secretos - La historia de una acompañante