Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 151

Los hombres empezaron a destruir todo el local, no les importaba si se miraba todo vacío, cuando entraron al cuarto del jacuzzi lo hicieron con un hacha en mano, yo pensé por un momento que nos descubrieron, justo cuando el hombre tenía levantadas las manos, lo detuvieron.

—Oye espera, ahí no — dijo el jefe de ellos.

—Lo siento señor, pensé que las órdenes era destruir todo.

—Era destruir los lugares que podía ocupar cómo escondite, no creo que él jacuzzi sirva para eso, además estuve varias veces aquí y sería una lastima echar a perder este sitio.

—De acuerdo.

Los sujetos salieron, ya estábamos más tranquila, pero el hotel parecía un gallinero, todo se encontraba destruído.

— ¿Ya están feliz? ¿Ya se han dado cuenta que no hay nadie? — dijo Azucena.

—Espero que tomes esto como una advertencia, no puedes jugar con nosotros.

—Pero jugando como, solamente le han dado información falsa y yo he pagado por ella.

Todos salieron sin pedir disculpas, quería salir y ayudarle a Azucena, pero era muy arriesgado.

Paso una hora, hasta que Azucena decidió bajar hacia donde estábamos.

—Lamento todo lo que pasó con el hotel — dije

—No te preocupes por eso, se repone, pero una vida no.

—Quiero ayudarte a limpiar.

—Yo también quiero ayudar a limpiar — dijo Alicia

—No se olviden de mi — dijo Stefany.

—Haremos lo siguiente, solo pueden subir dos personas a la vez, porque alguien se tiene que quedar cuidando al bebé, pero si yo les digo corran, ustedes lo hacen, estos tipos seguirán viniendo.

—Entendido.

Las primeras en subir fuimos Alicia y yo, al ver cómo quedaron los cuartos que no tenían camara, la situación era verdaderamente desastrosa, las camas estaban partidas a la mitad, los espejos rotos, los pocos muebles que habían ahí, empecé a sacar lo inservible, al final la habitación quedó vacía.

—Chicas tienen que esconderse, alguien viene.

Salimos corriendo hacia el sauna, no queríamos perdernos lo que sucedería, pero mi sorpresa fue mayor, al ver que era nuestro Salvador el que entraba al hotel, quería salir y abrazarlo, pero las chicas me detuvieron.

—Espere, no viene solo, trae algo de compañía — me dijo Stefany.

— ¿Quien pagará por estos daños? ¿Acaso ustedes me van a pagar todo esto? — decía molesto nuestro Salvador.

—Teníamos que revisar bien el local, nuestra fuente es bastante confiable y nos reportaron de la llegada de unas camioneta, tenía que averiguar lo que pasaba— dijo el jefe de los guardias.

—Bien podían revisar sin destruir.

—De hecho revisaron una primera vez sin destruir, pero al no tener resultados satisfactorio, entraron en manada y destruyeron todo, lo único que no destruyeron fue el jacuzzi — dijo Azucena.

—Llama a tu jefe y cuidado me lo niegas — dijo nuestro Salvador.

El hombre saco un teléfono y lu se lo o

paso, no escuchamos nada, pero al parecer estaban llegando a un acuerdo, porque solo asentía la cabeza, luego le regreso el teléfono.

—Quiero que hagas una lista de las cosas dañadas, ellos se van encargarse de reponerlas, adicional se tendrán que encargar de limpiar el desastre que han causado y no me movere de aquí hasta que lo hayan limpiado, dime algún lugar donde pueda estar.

—Tiene mi oficina y el sauna.

—Dejame en el sauna, quiero estar en paz, consígueme unas toallas por favor.

—En un momento se las llevó.

Los hombres empezaron a sacar todo lo destruído, posteriormente el acceso hacia donde nosotras estábamos se abrió, yo me tire a sus brazos.

—Llegue a pensar que no te vería de nuevo.

—Eso no lo andes pensando, espero que hayas aprendido que no siempre se puede confiar en las autoridades.

— ¿Por qué tú lo has hecho?

—Porque yo solo les he dado la información que consideró necesario, no les he dado más, la que ahorita está arriesgando su vida es Kimberly, la tengo infiltrada en la corporación.

—Me ha demostrado que puede sobrevivir a cualquier cosa.

—Gracias señor por mantenernos a salvó — dijo Alicia.

—Muchachas no se preocupen por eso, ustedes son como mis hijas y me interesa su seguridad.

Azucena abrió la puerta del sauna.

—Jefe no creo que tarden mucho, deberá de subir, para activar el sauna.

—De acuerdo Azucena, gracias por avisarme, fue un placer verlas chicas, les prometo que no estarán mucho de esta manera.

Después de decir eso, se fue, poco después se fueron los hombres de la corporación.

—Parece que la corporación no se imagina que ha tratado con el hombre que los traicionó — dijo Stefany

—No es traicionó, solamente esta aniquilando a un grupo de terroristas, por así decirlo, tenían tomada toda la ciudad para ellos y cada vez eran más peligrosos, así que no fue traición, más bien debería de ser considerado un héroe.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Secretos - La historia de una acompañante