Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 37

Me encaminaba hacia el apartamento cuando en eso me llama Javier.

—Hola Lucy, me ha llamado un amigo y quiere que te ayude en algo.

— ¿Un amigo?

—Me ha dicho que requieres una verificación de documentos.

Pero ¿Cómo es posible que Javier conozca a mi comprador? al menos que sea el, claro todo encaja muy bien, pero aún no entiendo ¿Porque pagaría tanto dinero por mi? pero mis pensamientos se vieron interrumpidos.

—Lucy ¿Que pasa, te he hablado y no has respondido?

—Disculpa ¿Que has preguntado?

— ¿Dónde podríamos?

—No he desayunado, veámonos en el café de Diana.

—Esta bien

Mi cabeza daba vueltas y vueltas, de alguna manera quería que fuera el, se ha portado muy caballeroso conmigo, además es muy guapo.

Llegó al Café de Diana, ya están ahí.

—Hola Lucy, permíteme tu DNI

—Claro Javier.

El la revisa y hace varias verificaciones, luego llama a alguien y le da mi número de DNI.

—Mira, tu DNI es auténtico, tiene todos los números de registro, marcas de aguas y el sello, alguien me está indagando si han creado algún registro, sino es así podrían investigar más a fondo hasta averiguar por qué has borrado tu identidad.

—Que rápido te ha contactado tu amigo.

—Yo le debo varios favores, entonces siempre debo estar atento a él.

—Dime la verdad, ya te he descubierto.

— ¿De que hablas?

—Ya se que eres tú el comprador misterioso.

El se quedó callado, pero de un instante a otro le cambio el semblante.

—Vaya, eres lista, me has cachado.

—Lo sabía ¿Pero por qué lo has hecho?

— Me has gustado desde que te Vi la primera vez.

— ¿Cuánto has pagado?

—No mucho, eso es una nada, comparado con tu belleza.

En eso nuestro desayuno fue interrumpido por otra llamada.

—Era el oficial, necesita que le aclaré unas dudas.

— ¿Quiere que te acompañe? Puedo hacerme pasar por abogado, conozco bastante de leyes.

—Te lo agradecería.

Ambos salieron en su coche hacia la estación, el oficial estaba con un detective.

—Gracias por venir Sra Lucy. el es el inspector García, tiene el caso de madre, el quiere escuchar de su propia boca lo que ha sucedido.

Le conté nuevamente los hecho, pero mantuve mi postura de que ella se equivocó de persona.

—Según su DNI, su nombre es Lucy Estrada, pero verificando en el sistema, no hay registro de sus padres.

—Mi clienta desconoce lo que pueda pasar en el registro, ella tramito su identificación como cualquier ciudadano.

—No dudamos de eso, pero es deber de nosotros investigar ambas versiones, pero la señora que la atacó estará presa porque el centro comercial también ha presentado cargos, además ya sea verdad o mentira lo que dijo de usted, la amenazó de muerte e incluso le disparo, por dicha a fallado.

—No entiendo ¿Porque ha llamado a mi cliente?

—Como he dicho, necesitamos hacer todas las investigaciones y necesitábamos ver qué no hubiera falsificado documentos, ya que la hija de la señora es muy parecida a Usted.

—Lucy no digas nada, en todo caso solo son especulaciones del inspector, espero que puedan encontrar a la hija de la señora y ojalá que sea con vida, porque si actuó de esa manera ante un extraño, quien sabe le hubiera hecho a su propia hija, solo espero este bien.

—Agradezco su tiempo, solo necesito que firme su declaración, el oficial ha olvidado hacerlos.

El me brinda un lapicero, pero Javier me detiene.

—Dejame verificar lo que te están dando.

El lo verifica y todo está en orden, pero me da un lapicero propio

—Firma con este.

Así lo hice, al salir de la estación me explica.

—Si hubieras tocado su lapicero, hubieran tomado tu huella y fácilmente te hubieran vinculado, por eso te he dado mi lapicero.

—Vaya, no había pensado en eso.

—Con la policía siempre hay que ir un paso al frente y a pesar que no estás siendo acusada de algo, ya tienen ciertas dudas sobre tu identidad, así que evita tocar cualquier cosa si ello están presente, de preferencia usa guantes.

—Sabes quisiera darte la gracias por todo lo que has hecho, que tal si vamos a un lugar más privado.

—Vayamos a mi casa.

— ¿Porque mejor no vamos a un hotel?

—Esta bien, vamos en mi auto, luego regresamos por el tuyo

Así hicimos, el me llevo a un lugar distante, la comienzo no reconocí el sitio, pero al entrar si, era el hotel que dirigía azucena.

— ¿Quisiera una habitación? — dijo Javier.

—Claro, ocupen la número 12 — dijo ella entregando las llaves.

Ella no me despegaba la vista, yo tenía mis sospechas que esa habitación tenía camaras y a pesar que la última vez no lo quiso aceptar, me pareció haber visto una cerca de la ventana.

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