Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 63

—Dime, si yo decidiera alejarme de ti, dónde te gustaría vivir.

—No lo se, pensaba que España la vida era más tranquila, pero ha Sido todo lo contrario, playa nudistas, fiestas nudista, drogas para el sexo, quiero algo más tranquilo.

—No me digas que también probaste las drogas.

—No por qué quisiera, pedí una bebida y al parecer me le hecharón algo.

—A pesar que no te conozco muy bien, se puede ver qué eres de las personas que no consume drogas, más por el problema con tu madre.

—Detesto las drogas, puedo tomar una cerveza, pero no licor, tampoco fumar.

— ¿De dónde viene tu adicción al sexo?

—Creo que es por tanto escuchar a mis padres.

— ¿Cómo así?

—Mis padres no se limitaban al momento de tener sexo, yo los podía escuchar en mi cuarto.

— ¿Nunca te pusiste a espiar?

—No, no me interesaba ver, yo los quería mucho a ellos, algo que tenía razón mi madre es que cuando fuera activa, no desaprovecharia las oportunidades.

—Seguro toda tu familia materna es así.

—No lo se.

En eso el se me acerca y lo tenía a la par mía, me acarició el cabello.

—Cuando te ví esa noche, me preguntaba a qué olías, cómo sería tu piel, como se sentiría besar esos labios

Esas palabras me tenían encendida, no me importaba lo que habíamos hablado.

— ¿Por qué no lo descubres?

—Vayamos a un lugar más cómodo.

Sin esperar que el reaccionará, le agarre la cabeza y le besé, el no rechazó mi besó y me agarró de la cintura.

—Tu me haces perder el control fácilmente.

—Tu me tenías loca, me tenías en suspenso al no dejar que te viera.

—No quería sentirte obligada, pero vayamos a otro sitio, antes que me hagas perder toda la cordura.

En eso metí mi mano por su entrepierna y estaba dura.

—Realmente ¿Crees aguantar llegar a otro sitio? Podemos enllavar la puerta y nadie nos molestará.

—Eres muy traviesa, pero no quiero hacerlo así.

Quería hacerlo doblegar así que le baje la cremallera y saque su pene, baje hasta ahí y empecé a chuparlo.

—Dime que pretendes.

—Lo que quiero es que me lo hagas justo en este sitio, si me rechazas ten por seguro que no habrá otra oportunidad

Continúe mis labores.

—Ok, entonces eso es lo que quieres.

Me agarró del cabello y cada vez metía con más fuerza su miembro en mi boca, había conseguido mi objetivo, pero cuando trate de sacar su pene de mi boca el no lo permitió.

—Esto eras lo que querías, ahora asume las consecuencias.

El siguió cogiendo mi boca hasta que logró terminar, pensé que llegaría hasta ahí, pero me levanto del piso, bajo mi calzon y luego me dió la vuelta y me hizo sentarme directamente en su pene, me gustó que haya tomado el control, yo me movía de arriba hacia abajo, sentía cada centímetro de su miembro, a como pude me quite el vestido y lo tire al otro sillón, me quité el brazzier, el no dudo ni un momento en agarrarme los pechos.

—Que rico se siente, no la dejes de meter.

—Que rico lo haces mi amor, sigue moviéndose.

—Así papi, así te gusta mi cielo.

—Si sigues así harás que me venga.

—Lléname Papi, llena mi interior de tu escencia, está hembra es tuya.

Esas palabras lo encendieron hasta tal punto, que me inundó mi vagina de su semen.

—Que rico papi, que bien se siente tú semen dentro de mí.

—Papi solo quiero ser suya, no quiero a otro hombre en mi vida, salvó que usted lo permita.

—Que lindas esas palabras que me dices, pero al igual que tú, yo no puedo ser de una sola mujer.

— ¿Acaso no te ha gustado lo que te he hecho?

—Me ha encantado, pero no quiero sentirme atado, puedo decirte mentira y hacerte creer que seré tuyo, pero la verdad puede ser otra.

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