Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 64

—Esta bien, te entiendo, pero estaré para ti cuándo lo desees.

—Con respecto a eso, lo mejor es que salgas del país, como te dije no quiero que por tratar de destruir algo tan grande salgas lastimada.

—Yo quiero estar cerca de tí.

—Podemos hacer algo, pero no quiero que lo tomes tan apresuradamente.

— ¿Que cosa?

—Yo tengo 35 años, tal como te he dicho no quiero estar obligado a una sola persona, pero hay algo que si deseo de ti.

— ¿Que cosa?

—Que seas la madre de mis hijos, no tengo hijos así que serías la única.

—Realmente no había pensado en tener un hijo todavía, pienso que para traer a un nuevo ser es por qué uno así lo desea, mi madre me hecha la culpa de arruinar su vida.

—No lo veas así, si aceptas tendrás a tu disposición un hogar, niñera y no les faltará nada a Ustedes.

Eso no me lo esperaba realmente, quería estar con el, pero un hijo es mucha responsabilidad.

—Si te doy un hijo ¿Prometes vernos regularmente?

—Te prometo que estaré ahí contigo, los visitaré las veces que pueda.

—Esta bien, pero antes de quedar embarazada, quiero cumplir los 18 años, no quiero ser madre tan joven.

—Lo que tú digas, dónde te gustaría vivir.

—Quiero visitar tres países, ver cuál me agrada más.

— ¿Cuáles?

—Chile, Perú y Ecuador.

—Ok, déjame hacer los preparativos, no quiero que comentes con nadie tu viajé, ni con tu amiga Azucena, ella informa todo lo que pasa en el hotel.

—Ya me imaginaba que era de poco fiar, en todo caso nunca la consideré un amiga, si tenemos nuestros juegos debes en cuando, pero hasta ahí ¿Que les diré a los de la corporación?

—Eso déjamelo a mí, cuando firmamos el acuerdo de venta se estipuló que por ningún motivo o circunstancia podrías volver, ellos no han cumplido, eso sí dejaré que te paguen primero y salgas del país, luego yo tomaré acciones contra ellos, pero solo será remuneración económica, nada que a ellos les afecte tanto.

—Quiero pedirte algo, quisiera saber cómo está una amiga.

—Me di cuenta que metiste a una amiga, ahora se llama Carolina, ella está en la granja.

—Pero ¿Por qué? Ella tenía la mentalidad de ser una select.

—El detalle es que se comportó como una perra cualquiera y eso no le gusto a los directivos, algunas chicas creen que acostándose con todo el edificio obtendrían el beneficio de Select, pero es todo lo contrario, entre más te hagas respetar, pero le des calidad de servicio al cliente, te sumará punto.

— ¿No puedes hacer algo para ayudarle?

—Solo existe una manera de sacar a alguien de la granja y devolverla al edificio.

— ¿Cómo?

—Que algún cliente de la granja, solicite directamente sus servicios y le de una buena propina.

— ¿Puedes ayudarme?

—Bueno, puedo hacer lo siguiente, hacerme pasar por un cliente y que tú la esperes en un hotel, así pueden hablar las dos con tranquilidad.

—Eres el mejor.

—Tu me tienes loco, no se que me has dado.

Nos vestimos nuevamente y apresuramos a salir, el local ya estaba cerrando, el paso cancelando la factura, algunos meseros me miraban de forma extraña.

—Amor, arréglate el escote, dejas poco a la imaginación.

Al ver, casi se me salía el pecho, me pasó dejando directamente por el hotel.

—Te llamaré luego.

—No me has dicho tu nombre.

—Solo dime cariño.

El se fue alejando hasta que ya no lo pude visualizar, era noche pero no quería entrar al hotel, tome un taxi y me dirigí a la casa que había alquilado, prendí mi coche y anduve deambulando por toda la ciudad.

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