Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 65

Me sentía perdida, mi mente me decía que me fuera, pero mi corazón anhelaba estar con ese hombre, realmente no sabía que rumbo había tomado hasta que llegue al mar, solo me hizo recordar España, fue un tiempo maravilloso, hasta que ese tipo lo tuvo que arruinar.

—Vaya, que pequeño es este planeta — dijo alguien a mi espalda.

Volteó y era ese sujeto.

—Lo bueno que existe la libertad y puedo ir donde yo quiera.

Arruinó mi momento, no se que hace aquí

—Oye, espera ¿Sigues molesta? Si lo estabas disfrutando.

Yo no me detuve y no quería dirigirle la palabra.

—Vamos Mónica, no seas así.

Eso me dejó en shock, yo no recuerdo haber usado mi nombre real.

— ¿Quien eres tú?

— ¿No te acuerdas de mí?

—Si me hubiera acordado de ti, no hubiera permitido que metiera eso en mi.

—Que mala memoria tienes, si hace 3 años recuerdo que estabas loca por mi.

Si cuando me ha llamado por mi nombre me dejó en shock, ahora escuchar eso me ha puesto peor.

—No puedes ser que tú...

—Así es, soy yo, Tomas.

Tragame tierra, era lo único que podía pensar, cuando yo tenía la edad de 13 años conocí a Tomás en el colegio, era un chico bastante atractivo, todas las chicas estaban locas por el, incluyendome, pero a la edad de 14 años escuché que el dejo embarazada a dos chicas a quien desvirgó e hizo un trío, luego de eso su familia se fue de la ciudad, yo casi me unos a esa fiesta, pero mi madre no me lo permitió, luego estuve agradecida que no lo hiciera.

—Espero que hayas regresado para asumir tu responsabilidad.

—No necesariamente, estoy bien así.

—Ingrato, destruiste la vida de esas dos chicas.

—Yo no las obligué a qué abrieran las piernas, además no fueron las primeras, pero si las únicas en no cuidarse.

—Solo por eso te sientes el gran macho.

—No vengo hablar eso contigo, en todo caso las personas que me faltaban de ese salón ya me las he cogido, tú eras una que sin darte cuenta caiste en mi, otras tres compañeras tuyas trabajan en un sitio de mala vida, también me comí esos manjares.

— ¿Sitio de mala vibra?

—Si ¿Acaso no sabías que se prostituyen?

El sabe la ubicación de la granja, valdrá la pena lo que pienso hacer, espero que sí.

—Tomas ¿Puedes decirme donde trabajan ellas?

— ¿Trabajar? Yo creo que viven ahí, se miran que están bien preparadas.

Me dió tanta rabia escuchar como se expresaba de ellas, que le di una bofetada con todas mis fuerzas, fue tanto que lo tire la piso, el solo se puso a reír.

—Si te interesan tanto esas perras puedes encontrarlas en un sitio que está algo lejos de aquí, lo único que te diré gratis es que está cerca de un pueblo, pero a 8km de aquí, si quieres más tendrás que hacer algo por mí.

En eso se baja su cremallera y saca su pene.

—Me tendrás que dar una mamada a como lo hiciste en España.

Quería más información, me acerque y empecé a chuparlo.

—Si, así me gusta que seas obediente.

Llevaba unos minutos y el no decía ni una sola palabra, así que agarre sus testículos, les di un masaje, el sintió agradable, pero después los apreté con fuerza.

—Me dirás dónde está el sitio.

Lo decía mientras seguía apretando, el gritaba con dolor, quería soltarse, pero yo sabía que al hacer esto no tendría tanta fuerza.

—No te soltaré hasta que me digas dónde está ese sitio.

—Esta al sur, toma la pista 25, son 6km hacia el sur y luego doblas en un caminó de tierra por 2Km, pero no llegarás lejos si no llegas con algún cliente recurrente, antes que te acerques estarás amarrada y espero que también te vendan a como esas chicas.

Le di un último apretón con tanta fuerza que lo hice llorar, no me importó, me pare y le di una patada.

—Gracias por cooperar, eres un buen chico.

Me alejé del mar en mi vehículo y regresé al hotel, ahora sí quería descansar, me sentía muy agotada que apenas llegué fui directo a mi habitación.

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