Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 83

Cuando regresamos a casa eran las 6 de la tarde, realmente habíamos pasado todo el día fuera de casa.

—Sabes, me iré a bañar, me siento pegajosa.

— ¿Quieres que te acompañe?

Me mordí un poco los labios, claro que quería estar con él.

—Solo si tú quieres realmente.

Yo seguí rumbo a la habitación, no quise voltear a ver, deje la puerta abierta, tome un par de toallas y entre al baño, al voltear la mirada quería que el estuviera ahí, pero no fue así, me decepcione un poco, entre a la ducha y abrí la llave, tenía los ojos cerrados cuando en eso siento que alguien me da un beso en la espalda.

— ¿Te he sorprendido?

—Pensé realmente que no vendrías.

—Como voy a rechazar tal invitación.

Nos empezamos a besar debajo de la ducha, el agua nos mojaba a los dos, el agarro el jabón y empezó a recorrer mi cuerpo, se tomó su tiempo en mis pechos y luego siguio bajando hasta llegar a mis entrepiernas.

—No me metas jabón.

—Tranquila, pero debo de lavar bien.

Unos de sus dedos tocó mi ano y me hizo dar un pequeño brinco.

—Travieso, que andas haciendo por esos rumbos.

—Igual debo de limpiar bien.

Siguió bajando y llegó a mis pies, cuando los termino de lavar me dió un beso en cada uno de ellos, ahora es mi turno, le empecé a tallar la espalda, era algo velludo, baje hasta llegar a sus nalgas, no tenía mucho, pero así me gustaba quise hacerle lo mismo y pase un dedo por su ano.

—Niña traviesa, esos rumbos no voy.

—Y a mi si me puedes tocar por ahí.

—Veras que cuando lo pruebes no lo dejarás tan fácil.

Aún estando se espalda, me pegue a el y empecé a tallar el pecho, me pegaba lo más posible para que el sintiera mis pezones, llegue a su pene y aquí si me tomé mi tiempo, después de haber enjuagado, lo metí en mi boca y le empecé a dar una mamada, no tarde mucho.

—Tenía que estar segura que estaba limpia.

—Pero mira como me has dejado.

—Eso se puede solucionar.

Abrí la llave y lo empuje hacía la ducha.

—Con un poco de agua se te tiene que bajar.

—Que mala eres.

Le pase una toalla para que se secará y yo también lo hice, le agarré de la mano y lo llevé a la cama, le acosté y empecé a jugar nuevamente con su pene.

—No creas que tenía la intención de dejarte así.

Empecé a chuparle el pene, la puerta seguía abierta y el estaba de espalda a la puerta, sabía que en cualquier momento podía llegar Alicia y necesitaba ocultar su llegada.

—Quiero que utilices esto y no te lo quites hasta que yo te diga.

Le di un antifaz y con eso impedía que el viera lo que sucediera, empecé a montarlo y lo hice tan rápido que el no tardó mucho en correrse.

—Que fue eso que me acabas de hacer.

—Eso fue una muestra de todo lo que me has hecho falta.

El quiso quitarse el antifaz, pero no sé lo permití, en eso veo una pequeña sombra en la puerta.

—Si tratas de quitarte el antifaz, saldrás perdiendo conmigo.

—Esta bien no lo haré.

Tenía algunas cuerdas así que tome sus brazos y lo amarré a la cama.

—Tengo que asegurarme que no lo harás, hoy quiero disfrutar de ti.

—Todo lo que tú quieras.

Me levanté de dónde el estaba y salí rápido del cuarto.

—Quítate la ropa y ven conmigo rápido.

Alicia solo llevaba un vestido, se lo quito rápido al igual que la ropa interior.

—Dale una mamada.

Ella obedeció a la primera, yo le había enseñado como complacer a un hombre.

—Que rico como lo haces, sabes realmente como me gusta.

Cuando el pene estaba nuevamente erecto le hice señas que se subiera, ella así lo hizo y empezó a cabalgar, al inicio lo hizo algo lento y empezó a tomara el ritmo, cuando ella llegó al primer orgasmo le pedí que se bajará, nuevamente me subí yo y lo hice a un ritmo más rápido.

—Pareces que hoy pretendes dejarme seco y a los pocos segundos el se volvió a correr dentro de mi.

Me acerque a Alicia y le di una orden, luego me senté en el pecho del hombre misterioso, le di un beso y luego le quite el antifaz.

—Te ha gustado cariño.

—Mucho, hoy si me has sorprendido.

En eso Alicia empezó a chuparle el pene.

—Espera si tú estás aquí ¿Quien está ahí abajo?

—Te presentó a mi asistente Alicia, después de tu primera corrida fue ella quien te la chupo y te la has cogido, después hicimos un pequeño intercambio y has terminado en mi.

—Pero no entiendo, explícame a qué se debe ésto.

—Simple, yo se que a ti te gusta estar con varias mujeres, sabes que al final nos hemos aceptado tal como somos, así que no ví problema en que Alicia estuviera contigo además ella estuvo de acuerdo.

—Hola señor, gusto en conocerlo.

—Vaya, realmente si que me has sorprendido, nunca imaginé que hicieras esto.

—Creeme es solo el comienzo de lo que tengo en mente, pero por hoy nos tendrás a nosotras dos a tu disposición.

Esas palabras fueron suficiente para que su pene volvería a pararse, le solté los brazos y nos puso a ambas en cuatro, empezó a darnos así a ambas, mientras a una la tenía ensartada con su pene, a la otra le metía un dedo, pero nuevamente la primera en tenerlo fue Alicia, ella ya no se limitaba con sus gemidos, Alicia era fácil que alcanzará un orgasmo así que llegó a terminar, el sintió como Alicia tenía su orgasmo y se pasó luego a darme, me agarró con fuerza, agarro mis nalgas con sus dos manos, Alicia fue directo a mi boca y empezó a besarme, yo estaba Alcanzando el primer orgasmo cuando el empieza a decir.

—Me vengo, me vengo.

—Vente adentro papi, sabes que yo siempre recibiré tu lechita en mi.

Terminando eso y el empieza a llenarme nuevamente.

—Me han dejado sin fuerzas.

—No te preocupes por eso, en el refrigerador tengo algunas bebidas energéticas, cervezas o alcohol, así que solo dime lo que quieres y yo te lo traigo, pero está noche seremos tuya.

Yo sabía que yo sola talvez no aguantaría toda la noche, también se que el tampoco aguantaría tanto, pero con un poco de alcohol la situación cambia un poco y nos da un poco más de ánimo.

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