Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 87

Llegamos a la casa, sentamos a mi hombre en el sillón de la sala.

—Espera aquí Papi, nos iremos a cambiar.

Subí con Alicia a mi habitación.

—Dime ¿Tienes lencería sexy?

—No tengo señorita, no pensé que fuera a necesitarlo.

—Siempre debes de tenerla, nunca sabes en qué momento la ocuparas, déjame ver, creo que tengo algo que pueda quedarte.

Empecé a buscar en mis cosas, tenía algo que había comprado, no me quedó, pero no quise regresarlo ya que me gustó demasiado.

—Ten prueba este.

Ella empezó a desnudarse, pero antes de ponérselo me dijo.

—No será mejor que nos demos una ducha, recuerde que andamos muy sudadas.

—Tienes razón.

Nos metimos a la ducha rápido, tratamos de no tardar demasiado en la ducha, nos vestimos y nos pusimos una bata, quería que fuera una sorpresa, al llegar abajo ví que él tenía una cerveza en la mano, no se percató de mi llegada, apague las luces y le dije a Alicia que la encendiera cuando yo le dijera.

—Listo para el baile Papi.

Veo que no me responde.

—Alicia enciende la luz por favor.

Ella lo hizo, mi sorpresa fue mayor cuando lo ví dormido en el sillón.

—Nos quedaremos con las ganas Alicia.

— ¿Por qué? ¿Que pasó?

—Ven a verlo tu misma.

Alicia se acerca.

—Se quedó bien dormido.

—Ayúdame a acomodarlo, no creó que podamos subirla entre las dos, así que lo mejor es que se quede aquí.

Le quitamos los zapatos y calcetines, luego el pantalón, nos costó un poco pero pudimos, por último dejamos la camisa, Alicia trajo unas Almohadas y cobijas.

—El se pierde estos postres — le dije a Alicia.

—Creo que no puede tomar mucho, conozco a personas que el tomar demasiado les da sueño.

—Eso ya no importa, pero quiero pedirte algo.

—Dígame.

—Quedate conmigo está noche.

—Claro.

Esa noche dormí acurrucado a Alicia, necesitaba sentir el calor de Alguien.

A la mañana siguiente me despertó un grito.

—Alicia despierta ¿Has escuchado ese grito?

—No, no he escuchado.

Se vuelve. repetir el grito.

—Es la de limpieza, hoy le toca venir y el señor está ahí abajo.

Me puse la bata lo más rápido y bajé.

— ¿Que sucede?

—Me encontré a este pervertido durmiendo en ropa interior en el sillón.

—Lo siento, fue mi error, el no es ningún pervertido, es mi pareja, solamente que ayer llegó bastante tomado que se quedó dormido en el sillón, Alicia y yo no lo aguantamos así que lo deje ahí, realmente había olvidado que el estaba aquí.

Alicia bajo con la bata de él.

—Ven vamos a la cocina mientras él se tapa mejor.

La llevé a la cocina, estaba un poco alterada, es una señora de 36 años y para ella el tema sexual es un Taboo.

—Toma un poco de agua, te vendrá bien.

—Pensé que fue alguien que se había metido a la casa y como ambas señoritas tienen el sueño profundo.

—No, pero no es el caso ¿Tu crees que yo soy capaz de levantar a semejante hombre?

—Se que no y le debo una disculpa por haberlo llamado pervertido.

—El que se debe de disculpar soy yo, realmente no era mi intención que me vieras así — dijo mi macho.

—Cariño, ella es la que hace la limpieza de la casa, viene cada día de por medio, realmente ayer olvide que venía.

—Hagamos como si esto realmente no ha pasado, yo me iré a bañar y a vestir, creo que he traumado a la señora.

El subió, quise ir detrás, pero lo mejor es aclarar las cosas.

— ¿Más relajada Gabriela?

—Tampoco es tan así como el dice, que he quedado traumada, yo también tengo mi pareja y no es primera vez que veo a un hombre en ropa interior.

Yo me río por la forma en que lo dice.

—Yo se que estás casada, pero como es primera vez que encuentras a un chico así en mi casa, solo quiero saber si aún continuarás trabajando para mí

—Por eso no se preocupe, solo que no se repita y ya.

—Tranquilo, no sucederá, me alegra saber que aún estarás conmigo, no es fácil encontrar a alguien de confianza.

—Espero que no le moleste lo que le diré, pero el señor es muy simpático.

Me sonreí al escuchar eso, primera vez que ella me decía algo así.

—Bueno, las dejó iré arriba, les encargo el desayuno.

Al subir el se estaba bañando, quise entrar, pero me aguante las ganas, al salir yo estaba en la cama.

— ¿Todo bien con tu trabajadora?

—Si, de hecho me ha dicho que eres muy simpático, es primera vez que me hace un comentario así, ella es muy reservada con respecto al tema sexual.

— ¿Pero no te renunciará?

—No, ya me dijo que no, solo me ha pedido que no vuelva a suceder, realmente ella no sabe el tipo de vida que he vivido, si fuera así yo creo que ya no estuviera en mucho tiempo.

— ¿Es casada?

—Si lo es.

—Entonces su marido no ha sacado el lado salvaje, por qué para ser tan reservada.

—Quien sabe, es algo que no me preocupa, pero ayer te quedaste dormido en el sillón.

—Lo siento, pero esa cerveza que me estaba tomando me dió una pesadez y ni cuenta me di cuando me dormí, espero que no estés molesta por eso.

—No lo estoy, pero has perdido tu premió.

En eso suena su teléfono y el contesta la llamada, lo ví un tanto molestó, tardó poco realmente.

— ¿Que pasa?

—Debo de volver hoy a la ciudad, una de mis compañías tiene una demanda y debo de solucionarlo con el abogado.

Me puso triste escuchar eso.

—Te vas tan pronto.

—Lo siento cariño, pero no estaba entre mis planes viajar hoy, yo te había prometido que estaría más tiempo, pero esto fue repentino.

—Esta bien, prométeme si que vendrás a visitarnos pronto, mira que ahora son dos mujeres las que te esperan.

—Si vendré un día de sorpresa, quiero que me avises cuando tengas los resultados.

—Antes que te vayas quiero que me digas algo.

—Dime.

—Dame un nombre, necesito saber cómo llamarte, a veces solo te llamó de forma extraña porque no tengo un nombre.

—Mi nombre es Juan.

—Me gusta más Angel.

—Esta bien, llámame como quieras, pero ya sabes mi nombre, igual cuando el bebé venga, tendrás que darle mi apellido, así tendrá acceso a mis recursos sin tanto problema.

—Esta bien.

Le ayude a hacer sus maletas, me dió un gran beso antes de bajar.

—Nos vemos señoritas y Gabriela nuevamente te pido perdón.

Ellas solo me quedaron viendo, lo acompañe al vehículo.

—Te voy a extrañar mucho.

—Yo también te extrañaré.

El arrancó y sin más preámbulo se fué, yo me quedé con mi corazón roto, pensé que esa semana sería maravillosa, pero a veces uno sueña mucho.

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