Llegamos a la casa, sentamos a mi hombre en el sillón de la sala.
—Espera aquí Papi, nos iremos a cambiar.
Subí con Alicia a mi habitación.
—Dime ¿Tienes lencería sexy?
—No tengo señorita, no pensé que fuera a necesitarlo.
—Siempre debes de tenerla, nunca sabes en qué momento la ocuparas, déjame ver, creo que tengo algo que pueda quedarte.
Empecé a buscar en mis cosas, tenía algo que había comprado, no me quedó, pero no quise regresarlo ya que me gustó demasiado.
—Ten prueba este.
Ella empezó a desnudarse, pero antes de ponérselo me dijo.
—No será mejor que nos demos una ducha, recuerde que andamos muy sudadas.
—Tienes razón.
Nos metimos a la ducha rápido, tratamos de no tardar demasiado en la ducha, nos vestimos y nos pusimos una bata, quería que fuera una sorpresa, al llegar abajo ví que él tenía una cerveza en la mano, no se percató de mi llegada, apague las luces y le dije a Alicia que la encendiera cuando yo le dijera.
—Listo para el baile Papi.
Veo que no me responde.
—Alicia enciende la luz por favor.
Ella lo hizo, mi sorpresa fue mayor cuando lo ví dormido en el sillón.
—Nos quedaremos con las ganas Alicia.
— ¿Por qué? ¿Que pasó?
—Ven a verlo tu misma.
Alicia se acerca.
—Se quedó bien dormido.
—Ayúdame a acomodarlo, no creó que podamos subirla entre las dos, así que lo mejor es que se quede aquí.
Le quitamos los zapatos y calcetines, luego el pantalón, nos costó un poco pero pudimos, por último dejamos la camisa, Alicia trajo unas Almohadas y cobijas.
—El se pierde estos postres — le dije a Alicia.
—Creo que no puede tomar mucho, conozco a personas que el tomar demasiado les da sueño.
—Eso ya no importa, pero quiero pedirte algo.
—Dígame.
—Quedate conmigo está noche.
—Claro.
Esa noche dormí acurrucado a Alicia, necesitaba sentir el calor de Alguien.
A la mañana siguiente me despertó un grito.
—Alicia despierta ¿Has escuchado ese grito?
—No, no he escuchado.
Se vuelve. repetir el grito.
—Es la de limpieza, hoy le toca venir y el señor está ahí abajo.
Me puse la bata lo más rápido y bajé.
— ¿Que sucede?
—Me encontré a este pervertido durmiendo en ropa interior en el sillón.
—Lo siento, fue mi error, el no es ningún pervertido, es mi pareja, solamente que ayer llegó bastante tomado que se quedó dormido en el sillón, Alicia y yo no lo aguantamos así que lo deje ahí, realmente había olvidado que el estaba aquí.
Alicia bajo con la bata de él.
—Ven vamos a la cocina mientras él se tapa mejor.
La llevé a la cocina, estaba un poco alterada, es una señora de 36 años y para ella el tema sexual es un Taboo.
—Toma un poco de agua, te vendrá bien.
—Pensé que fue alguien que se había metido a la casa y como ambas señoritas tienen el sueño profundo.
—No, pero no es el caso ¿Tu crees que yo soy capaz de levantar a semejante hombre?
—No lo estoy, pero has perdido tu premió.
En eso suena su teléfono y el contesta la llamada, lo ví un tanto molestó, tardó poco realmente.
— ¿Que pasa?
—Debo de volver hoy a la ciudad, una de mis compañías tiene una demanda y debo de solucionarlo con el abogado.
Me puso triste escuchar eso.
—Te vas tan pronto.
—Lo siento cariño, pero no estaba entre mis planes viajar hoy, yo te había prometido que estaría más tiempo, pero esto fue repentino.
—Esta bien, prométeme si que vendrás a visitarnos pronto, mira que ahora son dos mujeres las que te esperan.
—Si vendré un día de sorpresa, quiero que me avises cuando tengas los resultados.
—Antes que te vayas quiero que me digas algo.
—Dime.
—Mi nombre es Juan.
—Me gusta más Angel.
—Esta bien, llámame como quieras, pero ya sabes mi nombre, igual cuando el bebé venga, tendrás que darle mi apellido, así tendrá acceso a mis recursos sin tanto problema.
—Esta bien.
Le ayude a hacer sus maletas, me dió un gran beso antes de bajar.
—Nos vemos señoritas y Gabriela nuevamente te pido perdón.
Ellas solo me quedaron viendo, lo acompañe al vehículo.
—Te voy a extrañar mucho.
—Yo también te extrañaré.
El arrancó y sin más preámbulo se fué, yo me quedé con mi corazón roto, pensé que esa semana sería maravillosa, pero a veces uno sueña mucho.
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