Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 95

Al dia siguiente estábamos bien dormidas las dos, en eso entra la de limpieza al cuarto de Alicia, yo me despierto y me asustó verla ahí.

—Buenos días señorita Lucy, disculpe por despertarla.

—Tranquila, no te preocupes por eso, pero ¿Que haces aquí? ¿Que hora son?

—Son las 9 de la mañana, la señorita Alicia dice que no hay ningún problema en que yo entre a su cuarto si ella está dormida, pero veo que ayer le estorbaba la ropa, es raro que ella lo haya dejado así.

—Vino trasnochada, pásame mi bata por favor.

Ella hizo lo que le pedí.

—Al parecer también la ha desvelado a usted.

—Un poco realmente, pero decidí quedarme aquí por cualquier cosa, será que puedas regalarme un café, me duele un poco la cabeza.

—Si, ya se lo hago, debió haber Sido el mal dormir, no es bueno desvelarse estando embarazada.

—Así estoy comprobando.

Ella termino de recoger el desorden de Alicia y luego bajo a prepararme el café, pero También me preparo el desayuno.

—Coma algo, para que luego se tomé algo para el dolor.

—Te lo agradezco ¿Cuántos hijos tienes?

—Yo no tengo hijos señorita Lucy, yo me opere a temprana edad decidí que no quería ser madre, no sentía que fuera lo mío.

— ¿No te arrepientes?

—La verdad no, al final los hombres son muy infieles, por más que una mujer le entregué todo, ellos terminan engañando por otra supuestamente mejor, pero solo son aventuras, nunca se conforman.

—Entiendo muy bien lo que me dices, yo decidí ser madre soltera, al final mi pareja me la está pegando con con quién fue una buena amiga, no se que le ve a ella que no tenga yo, pero bueno.

—A eso me refiero, mejor tener un ligue sin compromiso, mire soy feliz así, nadie me amarga la vida.

En eso viene bajando Alicia.

—Que dolor de cabeza tengo.

—Lo tuyo es resaca de anoche, le estaba contando a Stefany que te llegaste noche, por eso el desorden en tu cuarto.

—Disculpa por eso, pero ayer sentía que la ropa me estorbaba, luego no recuerdo nada más que dormí con usted señorita Lucy.

—Ya te he dicho que debes de aprender a tomar con moderación, más adelante yo no podré cuidarte tanto.

En eso alguien toca la puerta.

— ¿Quien será? — pregunté, al final me decidí abrir la puerta, era Juan — ¿Que haces aquí?

—Quiero saber cómo está mi bebé, además que le he traído algunas cositas.

—Entra y ponlo en la mesa.

Yo estaba algo indiferente, ya su visita no me alegra como antes.

— ¿Podemos hablar en privado?

Fuimos a mi cuarto.

— ¿De qué quieres hablar?

—Quiero saber cómo has estado, si te hace falta algo.

—Si es por eso, estoy bien, el bebé también lo está, mañana iré al chequeo mensual, aún no podremos saber el sexo del bebé hasta dentro de tres semanas.

—Lo importante es que se desarrolle bien, el sexo es lo de menos, pero siempre me he soñado con una princesa.

—Ya lo veremos.

— ¿Hay alguien más?

— ¿A qué te refieres?

—Solo quiero saber si hay otro hombre para ti.

—Como puedes observar en esta casa solo estamos tres, sin meter al bebé todas somos mujeres, no se a que viene tu pregunta.

—Solamente quería saber si alguien más te ha conquistado, porque tú actitud cambio tan repentinamente.

—Cambie porque me di cuenta de tus verdades, para que vale la pena seguir fingiendo que lo nuestro es especial, si tienes una esposa que perdió a un hijo, tienes varias queridas y amantes , nada de especial tiene lo nuestro.

—Yo te he dicho que tú serás la única madre de mis hijos, eso te convierte especial.

—Eso lo dices por el momento, pero ten por seguro que de las tantas amantes que tiene más de alguna tratará de sacarte más dinero, buscará una panza para de esa forma ser unas mantenidas, así como tú me tienes a mi.

—Eso no ha pasado, ni pasará, las que han tratado fácilmente las desmiento, además siempre trato de cuidarme las espaldas.

—Con el poder que tienes no es difícil para ti conseguir alterar un resultado de paternidad con el fin de que no te perjudiquen.

El solo se me quedó viendo bastante serio.

—Tan mal concepto tienes de mi.

—No, solamente he aprendido a no confiar en nadie.

—Creo que está conversación ya no tiene ningún fin, espero que me mantengas al tanto de tu embarazo, igual vendré de sorpresa.

—Puedes venir cuando quieras, en todo caso nunca encontrarás a otro hombre en este cuarto.

No sé porque me entendió otra cosa y empezó a revisar en los demás cuartos, no sé si pretendía encontrar algo fuera de lo normal, pero se quedó burlado, el último cuarto en revisar fue el de Alicia, pero antes de entrar lo detuve.

—Ey que te pasa entrando a cada cuarto ¿Acaso crees que lo escondí para que no lo encontrarás? Yo no soy así, no tengo nada que ocultar y no entres al cuarto de Alicia, es su privacidad, si ella quiere puede tener a medio ejército en su cuarto.

Al parecer eso le dió más enojó y entro al cuarto a pesar de todo, pero se llevó una gran descepción al no ver a nadie, revisó hasta debajo de la cama.

—Tu si me dejas sorprendida, el día que yo decida meter un hombre a esta casa, lo llevaré justamente a esa cama, no a otra de esta casa, porque aquella es mi cama.

El salió de la habitación, bajo las gradas y luego se marchó en su camioneta, Alicia sube rápido.

— ¿Se encuentra bien señorita Lucy?

—Si estoy bien, el que no se encuentra bien es ese, imagínate que hasta debajo de tu cama busco, al igual que en los demás cuarto.

—Disculpe que le diga esto, pero el señor Juan cada vez está más psicótico.

—Lo se, yo también lo he notado.

Las dos bajamos, yo continúe mi desayuno y Alicia solo me quedaba viendo

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