—Lo siento, es mejor no decir el nombre, pensé mucho, pero ¿Para qué? No arruinaré la reputación de un hombre, más que por él, por su familia, aunque confío en que la vida le dará su merecido —dijo Evana sonriente.
—Es usted una mujer inteligente, señora Ford, tiene razón, en esta vida, es seguro que ese hombre pague por el daño causado.
Evana sonrió y degustó su comida, mientras Fátima, Stella y Nicol posaban su mirada severa en ella.
Al salir del salón, se detuvieron en una estancia, los ojos de Stella sobre Evana eran como dos puntas venenosas capaz de atravesarla, pero Evana no tenía miedo de esa mujer, era suficiente con que quisiera hacerle daño, a pesar de todo.
—¿Qué pretendías, Evana? ¿Acaso creíste que eras lo suficiente fuerte para arruinar la buena reputación de mi amado hijo?
Evana sonrió.
—¿Buena reputación? Solo reputación tiene tu hijo, Stella.
—¡Basta ya! Stella ya cállate, me tiene harta tu voz, y sobre ti, Evana, ten cuidado con lo que dices o haces, me guste o no, ahora eres una Ford, y podrías arruinar no solo a mi Álvaro con tus tontos deseos de venganza, si no también a mi amado hijo Marcus.
Evana alzó la barbilla, como si eso no le importara.
—Está bien, suegra, entiendo, no volveré a ser tan explícita, siempre y cuando no me provoquen —sentenció
Fátima la miró con furia, pero tuvo que calmarse, la odiaba, pero en el fondo, sentía una cierta simpatía por esa mujer, le recordaba a alguien, no pudo decir que era a ella misma.
—Vayan a sus vestidores, he enviado el vestido para la cena de hoy, quiero que las tres luzcan excelsas, y como auténticas damas Ford.
Fátima salió de ahí, y las mujeres se miraron fijamente
—Lástima, Evana, que, aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Evana sonrió.
—Si lo dice por usted o su nuera, no sea tan injusta, Stella, no lastime más, su ya arrugada autoestima.
Stella la miró con odio y Evana salió de ahí con una gran sonrisa.
Marcus estaba en la junta de resultados, todos aplaudían.
—Es una gran gestión, señor Andrés, él que quede elegido de nuevo presidente de la empresa Ford, tendrá que hacer milagros para poder obtener los resultados que usted logró en estos años.
—Confío en mi descendencia, antes que nada, quiero agradecer el apoyo de mis empleados ejecutivos, como saben, hice todo porque mi empresa fuera familiar, pero, Dios no me dio tanta familia, sin embrago, en el camino me mostró que no toda la familia es de sangre, por eso a cada uno de ustedes, los considero parte de mí.
Todos aplaudieron conmovidos.
—¿Y planea viajar por el mundo, señor Andrés? —preguntó el gerente financiero
—Bueno, planeo muchas cosas, ahora quiero estar cerca de mi familia, mi nieto e hijo se han casado, espero que pronto me den un nuevo integrante Ford cada uno.
—¿Será que la fortuna Ford la heredarás a un bisnieto, abuelo? —exclamó Álvaro
Andrés se quedó pensativo.
—Ya basta, Álvaro, no eres quien para decirle a tu abuelo como debe manejar su fortuna —dijo Marcus
—Bueno, olvidemos el tema.
Fátima llegó y escuchó lo que hablaban.
—¡Ahí una prueba de que está mujer no sirve para nada! Habla cuando no debe hacerlo —dijo Álvaro
Marcus estuvo a punto de ir por él.
—¡A mi mujer la respetas, Álvaro!
Pero, Evana tomó la mano de Marcus, calmándolo. Fátima no perdió de vista aquel acto.
—Evana y Marcus, vayan a dar un paseo por los jardines.
Marcus llevó consigo a Evana y salieron de ahí.
Fátima miró a Álvaro.
—Ya basta, Álvaro, no más provocaciones contra tu tío, ¡Respétalo! Y también te exijo respeto para Evana.
—¿Qué? Abuela, esa zorra…
—¡Basta! ¿Por qué tanto odio, Álvaro? No me digas que eres de esos hombres que solo aman lo que pierden, no seas como esos cobardes —Fátima miró a Andrés con ojos severos, y el hombre bajó la mirada como si ella tocara una herida—. O me dolerá mucho llamarte nieto, otra vez.
Fátima dio la vuelta y salió de ahí, su voz sonó rota.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Soy la esposa del tío de mi ex
Buenas tardes: espero esten bien, cuando suben mas capitulos......