Soy la esposa del tío de mi ex romance Capítulo 19

—Entonces, Evana, ¿Aceptarás o no?

Evana retrocedió un paso, tragó saliva, ¿Cómo podría decir que sí, cuando sabía que se iría del lado de Marcus Ford tarde o temprano?

Pero, la presidencia era importante, si Álvaro ganaba, ella perdería, y era una de las razones por la que ese hombre vil la abandonó en su peor momento, una nueva victoria para Álvaro representaría para ella un gran fracaso que no estaba dispuesta a asumir, no cuando ese hombre casi la mata por ambición.

—Está bien, ¿Un nieto? Lo tendrá, y como soy bondadosa, hasta le dejaré elegir su segundo nombre —aseveró.

Evana esbozó una tenue sonrisa y salió del lugar.

Se encontró con Marcus en el pasillo, y la llevó hasta la sala de juntas general.

—Ya comenzará la junta, ahora, solo toca esperar a tener buena suerte.

—Ganarás, serás el nuevo presidente.

—Hay algo que aprendí de la vida, Evana, nunca cantes la victoria antes de tiempo, o podría recibir una sarta de burlas en la cara si eres el perdedor

Evana asintió, tenía razón, pero ella confiaba en la buena suerte de su marido.

Pronto entraron a la sala de juntas, era una sala larga, con una mesa rectangular grande, había cuatro socios sentados, esperando, y otros cinco socios sentados del otro lado de la mesa.

Marcus tomó asiento y Evana tomó lugar a su lado.

Fátima entró poniéndose en la silla principal.

Luego entraron Stella, Álvaro que tomó asintió con los socios frente a ellos, y Nicol se sentó a su lado.

El último en entrar fue Andrés Ford.

—Comenzaremos la junta, ahora mismo todos saben que me retiró de la empresa, así es, me jubilo, pero eso no significa que no estará al pendiente, vendré a la junta de resultados cada seis meses. Hoy votaremos todos los socios por el mejor candidato a la presidencia, somos trece socios; pero, dos votos se abstendrán, por lo que once votos definirán al ganador.

Pronto, Andrés interrogó a cada socio sobre su voto.

Cuando el antepenúltimo socio habló dijo;

—Voto por Álvaro Ford, porque pienso que él siempre ha estado aquí, y el señor Marcus Ford decidió abandonar la empresa por un tiempo, y eso para mí es ser desleal.

Marcus miró al hombre con rabia, pero mantuvo su boca callada.

Evana tomó la mano de Marcus y lo sorprendió al sentir su toque, sin embargo, ese simple gesto, logró calmar la bestia interior liberada en Marcus Ford.

Álvaro miró ese gesto, los maldijo en silencio.

—Bien, el recuento de votos es el siguiente; cinco votos para Álvaro Ford, y cuatro votos para Marcus Ford; Andrés, faltas tú de emitir tu voto —señaló Fátima.

Andrés alzó la mirada y miró a Álvaro.

—Amo esta empresa, la creé en un momento importante para mí y mi esposa, a lo largo de la vida, de aquí obtuve el sustento para mis hijos, me realicé como profesionista. He pensado mucho en el presidente de la empresa Ford, y si bien es cierto que Álvaro es mi nieto querido único, confío en que algún día serás un mejor hombre del que eres hoy; y Marcus, eres mi hijo, estoy orgulloso de ti, aunque a veces suelo ser duro contigo.

Escuché decir que Marcus no es leal, y se equivocan, pocos hombres soportan ofensas, Marcus soportó que se le culpara de aquel intento de fraude a nuestra empresa, hace tres años, se fue, hizo su fortuna, y cuando lo necesitamos, él nos rescató, nada le importó, ni rencores, ni orgullos, volvió a ayudarnos, así de leal debe ser un presidente.

Mi voto es para Marcus Ford.

Álvaro lo miró con profunda decepción.

Grito más, y Stella y Nicol salieron de ahí a toda prisa.

Álvaro se quedó solo, caminó como una fiera atada por la oficina, golpeó la pared, haciéndose daño a sí mismo.

—¡Malditos! Se unieron para destrozarme, pero lo pagarán, juro que pagarás el precio de ir en mi contra, ¡Maldita Evana!

Fátima abrazó a su hijo, mientras los socios aplaudían.

—Felicidades, hijo, espero que tu gestión sea la mejor.

—Gracias, padre, gracias a los que votaron por mí, no los defraudaré, y a los que no votaron, también les agradezco. Sé que esta empresa es el sueño de mis padres, es por ese motivo que siempre quise ser el presidente Ford, gracias por la oportunidad, verán que los buenos tiempos continuarán.

Todos aplaudieron.

La mayoría de los socios salieron de la sala, solo quedaron Andrés, Fátima, Marcus y Evana.

—Está noche los quiero en casa, cenaremos y brindaremos por tu triunfo, hijo, Evana, ¿No felicitarás a tu esposo?

Ella asintió, lo abrazó.

—¿Y un beso no le darás?

Evana miró a Marcus con estupor, él la miró fijamente, pero sintieron la mirada de Fátima recriminadora.

Ella se puso de puntillas, colgó sus manos al cuello de su esposo, besó sus labios, Marcus cerró los ojos, incluso si lo negaba, disfrutó de sentir esos labios sobre los suyos.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Soy la esposa del tío de mi ex