Álvaro estaba bajo la escalera, tenía un gesto de rabia.
—¿Qué sucede, querido, no dormiste bien? —exclamó burlón
Los ojos de Álvaro miraron con rabia a Marcus.
—Supongo que no dormí mejor que tú.
Marcus esbozó una risita sarcástica
—No creo que ningún hombre en este planeta duerma mejor que yo, pero, cada uno tiene lo que merece, hijo.
Fátima apareció ante ellos.
—Estoy lista, ya quiero ver a mi nieto.
Álvaro sintió rabia, pensar que su abuela pudiera interesarse por otro nieto que no fuera él, le dolía.
Andrés se les unió y salieron de la casa.
Stella estaba tan rabiosa, recordó su plática ayer, con Álvaro, él estaba tan mal, le pidió que no permitiera que Evana y Marcus fueran felices, quería separarlos.
—Ellos lastimaron a mi pobre hijo, se unieron en su contra, ahora lo pagarán.
Stella llamó al lugar que su hijo le pidió, tenían un plan macabro que podrían en acción a partir de hoy.
En el hospital
Marcus llevó a su madre, ella y Andrés fueron los primeros en entrar.
Cuando ella vio el rostro de aquel joven, unos años más joven que Álvaro se quedó impactada, lejos de su aparente estado, el chico era más parecido a su padre.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, sintió que era como volver a verlo.
Ella se acercó, besó su mano.
Él chico abrió los ojos, su tía estaba a su lado.
—No habla mucho, pero si la Escucha y entiende.
—Soy Fátima, cariño, soy tu abuela.
Los ojso del chico se abrieron grandes, sonrió.
—Abue… abuela…
Las lágrimas rodaron por el rostro de Fátima.
Marcus estaba con el doctor.
—¿Cómo estará Ian?
—Bueno, con la operación puede mejorar un poco, pero no representará un gran avance, sin embargo, le ayudará a estabilizarse, al menos, un par de años más.
—¿Un par de años más?
—De sobrevivencia, aún está muy grave, no puede respirar por sí mismo —dijo el doctor ante la pregunta de Álvaro.
Él bajó la mirada
«¡De ninguna manera permitiré que ese bastardo robe parte de mi dinero», pensó
Los abuelos salieron de la habitación.
—Es tan parecido a Ismael.
—Quiero verlo.
—Claro, hijo.
—Quiero hacerlo solo.
Álvaro entró en la habitación y miró a la mujer ahí.
—Eres su hermano…
—Quiero estar a solas con él, ¿Nos permites?
La mujer asintió, salió con lentitud.
Apenas la mujer salió, Álvaro se acercó al chico, lo miraba con profundo desprecio, casi como si mirara a la basura
Cuando Ian abrió los ojos, le miró con duda, sin saber quien era, Álvaro tuvo que reconocer que se parecía a su padre, era cierto.
El joven balbuceó un intento de palabras
—¿Quién soy? Soy el único heredero de los Ford, el único hijo de Ismael Ford, y tú, eres nada, solo un adefesio, debes morir, no tienes esperanza.
Álvaro tiró de la mascarilla, el joven comenzó a ahogarse, pero como hacia ruido, tomó un pequeño cojín de una silla, cubrió su boca, mientras miraba que nadie lo viera, que no hubiera cámaras.
De pronto, fue como si Álvaro se diera cuenta de la crueldad que cometía, soltó el cojín, lo dejó en el mismo lugar, sus ojos estaban incrédulos, le puso la mascarilla, pero el joven seguía retorciéndose en espasmos, buscando aire. Álvaro retrocedió, arrepentido, no podía dejar de mirar esos ojos grandes que lo miraban como si fuera el culpable de todo.
Ian se quedó bien quieto, sus ojos bien abiertos, y el monitor resonó en un ruido seco que dolió en sus oídos.
Los ojos de Álvaro se engrandecieron, asustado, respiró tan rápido.
Luego sintió un dolor en su corazón parecido al terror.
La mujer asintió, Evana la abrazó y fue tan extraño para ella, no pudo hacerse más la ruda, mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.
—Ahora ya está en compañía de su padre, está en el paraíso.
Evana asintió.
—Así es, ahora es un ángel.
Stella se acercó a su hijo, lo abrazó, Álvaro lloraba
—No llores por un bastardo, él fue el culpable de que tu padre te abandonara para siempre, no lo olvides, todo está listo, es ahora o nunca, hijito, no permitas ser débil, debes hacer lo que sea por ser el único heredero Ford, deshazte de esa mujerzuela, antes de que se quede con tu tío y todo el dinero Ford.
Álvaro asintió, limpió sus lágrimas, su mirada se volvió severa.
Evana caminó hasta encontrar a Marcus, él la miró, estaba serio, pero ella no dijo nada, lo abrazó con fuerza.
—Estoy aquí, y sé que no te gusta que te consuele, pero, lo siento mucho.
Marcus cerró los ojos, se abrazó a ella, necesitaba su consuelo, necesita a su amor, se sentía destrozado, como si hubiese perdido a Ismael de nuevo.
El padre oficio la misa en esa capilla de velatorio.
Marcus se acercó a la tía de Ian, le dio un abrazo.
Evana espero un momento, cuando sintió que alguien tomó su brazo con fuerza.
Era Álvaro.
—Querida tía, te tengo una noticia, una sencilla noticia que darte.
—Aléjate o llamaré a tu tío.
—Quiero que te vayas, te irás a donde yo te diga, dejarás una carta, quiero que abandones a mi tío, esta misma noche, después del funeral, y luego te convertirás en mi amante.
Los ojos de Evana se abrieron, hizo una mueca burlona.
—En tus sueños salvajes, pasará.
—¿Qué harías por tu hijo, Evana?
Ella se quedó turbada.
—¿Qué?
Ella miró su rostro, él sonreía con malicia, le mostró un video en su teléfono, era un bebé llorando en un cuna. Sus ojos se volvieron melancólicos.
—¿Creíste que murió? Cariño, estuviste tanto tiempo inconsciente, pagué a todas esas enfermeras para decir que tu hijo murió, no iba a tener un hijo contigo, pero no mataría a mi primogénito, es mi única arma contra ti, ¿Qué harías por la vida de tu hijo, querida tía?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Soy la esposa del tío de mi ex
Buenas tardes: espero esten bien, cuando suben mas capitulos......