Soy la esposa del tío de mi ex romance Capítulo 41

Al llegar a casa, escucharon esos gritos, Marcus se apuró a entrar, pronto vio a su madre Fátima peleando con Sabrina, la gritaba e insultaba de forma despiadada.

—¡Basta, madre! No permitiré que humilles a mi hermana, detente.

—¡¿Cómo te atreves, Marcus?! ¡Está zorra está embarazada de quien sabe quién!

—¡Porque lo dijiste, Evana?

Evana dio un paso atrás.

—¡¿Qué?! ¡Yo no lo dije!

—Fui yo —dijo Nicol—. Está zorra no merece ser una Ford.

Evana dio una fuerte bofetada a Nicol, quien la miró estupefacta, tocándose la mejilla adolorida.

Álvaro recién llegado, al lado de su abuelo, corrió a interponerse.

—¡¿Por qué has pegado a mi mujer?!

Marcus se puso ante él.

—Porque tu esposa es estúpida, y ofende a tu tía Sabrina.

—¿Tía? Esta bastarda no es nada mío. ¿Ahora que hizo?

—¡No Hables así de mi hija! —sentenció Andrés—. ¡¿Qué está pasando aquí?!

—Pasa que tu hijita de la cuál estás tan orgulloso, ¡Se embarazó!

Los ojos de Andrés se abrieron enormes.

Andrés miró a Sabrina, ella hundió la mirada

—Perdóname, padre.

—No tengo nada que perdonarte —luego miró a Fátima—. ¿Y qué si está embarazada o no? Si el padre del bebé no le responderá, tampoco importa, ella tiene aquí a dos hombres que le ayudarán a cuidar a su bebé y ser su figura paterna, tengo tanto dinero que a mi nieto no le faltará nada, así que basta ya, Fátima, no vuelvas a maltratar a mi hija.

—¡¿Permitirías que enlode nuestro apellido?!

—¿Es lo único que te importa?

—Es lo único que me queda.

Andrés la miró con repruebo.

—¡Qué tristeza que creas eso! Bien, no importa que tu apellido se enlode, yo sigo siendo un Ford, y lo que digan los demás, me tiene sin cuidado.

Andrés tomó la mano de su hija, la llevó al jardín.

—Vamos, Evana, no tenemos que más hablar con esta gente.

Ella subió con su esposo.

Fátima lo miró con repruebo, entró a su biblioteca, y Stella fue tras ella.

—Suegra, querida, como lamento este infortunio, pero mire lo que hace Don Andrés, él enloqueció, prefiere a esa bastarda, porque es hija de su amante, seguro la amo más que a usted

Los ojos de Fátima la miraron horror.

—¿Qué?

—No permita que esa bastarda y su hijo se queden con la herencia que usted tanto ayudó a construir, sería injusto que quedara en manos de ella, y, además, piense, esto sería un escándalo para la familia, usted no podrá soportarlo.

Fátima negó, llorosa.

—No sé que hacer.

—Puedo ayudarla, pídamelo y me encargaré de deshacernos del problema.

—¿Qué dices, mujer? No le haría daño a esa mujer.

—A ella no, pero si pierde el embarazo, podría acabarse ese problema, luego la casa con cualquier tipo, así la alejamos de aquí, Piénselo, nos quitaríamos el problema de encima.

Fátima la miró.

—Es una criatura inocente, no podría…

Piénselo, aún no se ha formado, aun ahora podremos resolver el problema, es habitual un aborto espontaneo.

—¡Yo no podría…!

—Pero, yo sí, si me lo permite, yo lo haré.

—No puede esperar a mañana, señora.

Evana miró ese collar de esmeralda brillando en su cuello, recordó los rumores y sintió gran temor de volver a ser traicionada.

—¿Y ese collar? ¿Quién te lo regaló?

Pilar lo tocó, esbozó una sonrisa simple

—Este collar… me lo regaló una persona muy especial…

Álvaro entró y escuchó lo ultimo que dijeron, miró el collar.

—Señorita Pilar, ¡Qué hermoso collar! Dígame, ¿Tiene un novio millonario?

Pilar se puso muy nerviosa, tanto que Evana pudo notarlo

—Si… mi novio, él es un hombre muy rico y poderoso.

—¿Y por qué te tiene como una empelada…? Ah, ya sé…

Pilar se retiró.

—Tan seria que se veía, Pilar, y mírala, es la amante de un millonario, pero, ¿Quién será? Ella es solo una asistente, ¡Oh, querida tía, no será que Marcus te engaña! No será que Pilar calienta su cama.

Ella le miró con odio.

—Marcus no es como tú, él no necesita a otra mujer que le caliente ninguna cama, él me ama, y so suficiente para él.

Él la miró con firmeza

—¿Segura? Tal vez te engaña como yo lo hice, porque en realidad, nunca fuiste tan buena para mí, no funcionabas lo suficiente como mujer para tentarme.

Evana esbozó una sonrisa.

—No te equivoques, Álvaro, es que tú eres un niño, y en cambio tu tío si es un hombre, con un solo toque, puedo llegar al cielo, contigo, ni siquiera cosquillas sentía, eres un pusilánime como hombre.

Evana salió de ahí, Álvaro sintió odio.

—Ya veremos como lloras, Evana, cuando pienses que Marcus te engaña con Pilar.

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