Soy la esposa del tío de mi ex romance Capítulo 52

Sabrina se alejó por un pasillo y llegó hasta el salón de recepción, sintió que no podía más, y rompió en llanto, cubriendo su rostro con sus manos.

Cuando el señor Swift la vio llorar, sintió pena por ella, y se acercó tan rápido como pudo, la abrazó.

—Señorita Ford, por favor no llore, no quiero verla llorar, escúcheme, hay un secreto que debe saber.

Ella le miró con duda, mientras la mirada dulce del señor Swift se calvaba en Sabrina

—¿Qué pasa?

—Me acaban de avisar, su hermano no está muerto.

—¡¿Qué?! ¡debemos decirlo! —dijo sonriendo entre sus lágrimas

—¡No! Su hermano no quiere eso, él tiene un plan mejor, presiente que hay un culpable en todo esto.

—¿Un culpable? —exclamó Sabrina—. Dice… que fue mi sobrino…

Swift asintió.

Sabrina cubrió su boca con su mano, asustada.

—No se angustie, su hermano Marcus es muy fuerte, ahora usted debe serlo, su hermano dará un buen golpe en el momento necesario.

—Pero, padre y Fátima sufren.

—Confié.

Ella sonrió, asintió y él volvió a abrazarla.

Jonathan Grimm que buscaba a Sabrina, pasó y se detuvo, mirando con estupor tal escena, de pronto sintió una rabia intensa calentando todo su ser.

—¿Interrumpo? —espetó con cierto sarcasmo

Sabrina y Swift se alejaron al instante.

—No… iré con mi padre —dijo Sabrina y salió de ahí

Swift bajó la mirada, estaba a punto de irse, cuando sintió la fuerte mano de Jonathan Grimm tomándolo.

—¿Qué pretendes?

—¿Pretender, señor Grimm? Creo que no lo entiendo.

—Creo que sí lo entiendes. Sabrina es mi mujer, no oses poner tus ojos en ella, porque ella es una mujer casada.

Swift lo miró a los ojos, estaba incrédulo de sus palabras, y solo pudo esbozar una tenue sonrisa.

—¿Cree que haría algo así?

—No te quieras pasar de listo, aléjate de mi mujer.

Jonathan salió enfurecido.

Swift se quedó ahí, detenido, pensando en sus palabras.

«Nunca me habría fijado en una Ford, no estoy a su altura, naturalmente, pero ¿Por qué este hombre me tendrá tanto miedo? Como si de verdad tuviera una oportunidad con Sabrina Ford», pensó y sintió que ahora pensaba en ella más que antes, gracias a las palabras del señor Grimm.

Al día siguiente.

La casa estaba llena de personal, era el funeral, y en el gran salón de los Ford estaba expuesta una foto de Marcus y Evana Ford, con flores.

Fátima estaba destrozada, mantenida en pie como un roble, pero a punto de quebrarse.

Andrés estaba en trance, sentía que todo era su peor pesadilla, las personas más cercanas de la empresa venían a dar la condolencia. Y despues, con la confirmación del gobierno Noruego, se daría la noticia al resto de la gente de alta sociedad.

—Pero, es que aún no encuentran el cuerpo, quizás es un error…

—Claro que no lo es, mi tío Marcus Ford ya está muerto, es lamentable, pero la empresa Ford seguirá adelante, yo seré el nuevo líder, el nuevo presidente Ford.

Los socios ahí reunidos lo miraron impactados de su frialdad, pero asintieron, despues de todo, era el único Ford varón que quedaba en la familia, luego del patriarca.

Andrés los escuchó de lejos, sintió que enloquecería.

Fue hasta su despacho, miró la fotografía que tenía con Marcus, no pudo evitar sollozar, pero llamaron a la puerta.

—Déjenme solo.

Andrés sintió un frío en su corazón, asintió despacio.

—No diré, nada, hasta que estés a mi lado, lo juro.

Andrés colgó la llamada, Swift tomó el móvil y abrió la puerta.

Álvaro entró y los miró con recelo.

—¿Por qué estaban encerrados?

Andrés limpió sus lágrimas

—¿Abuelo?

—Necesitaba hablar sobre Marcus, sobre su muerte, y sobre que lo extraño, no tengo que darte explicaciones, Álvaro, ¿Qué es lo que quieres?

—Daremos el discurso por mi tío amado, ¿Lo quieres dar tú?

Andrés bajó a la mirada, se sintió tan confuso, negó.

—No.

—Lo haré yo si quieres.

—¿Tú? —exclamó con estupor

—Sí, yo hablaré de mi tío, no te angusties, mañana reuní a los socios, la empresa Ford es importante, necesitan a un presidente.

—¿Tan pronto…?

—Somos la empresa número uno en su ramo, abuelo, yo seré l nuevo presidente.

—¿Cómo siempre lo quisiste? ¿Verdad?

Álvaro bajó la mirada luego lo miró, hubo algo que atemorizó a Andrés, lo supo por fin, sí, él era el culpable del daño a Marcus Ford.

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