—Nunca me divorciaré de Marcus, la única forma en que lo haré es que él mismo me pida el divorcio, o me pida que lo deje, si eso no pasa, entonces, resígnese, suegrita querida, va a tener que soportarme hasta que la muerte nos separe, pero dígame, usted porque no dejó que le señor Andrés fuera feliz con la madre de Sabrina, tengo entendido que se supo meter de vuelta para recuperar lo que perdió.
—¡¿Cómo te atreves a compararte conmigo, mujer?!
—Más bien, usted, ¡¿Cómo se atreve a decirme que deje a Marcus?! Yo soy su esposa, y nadie nos va a separar, menos usted.
—Evana, eres una calamidad.
Evana sonrió con sorna.
—Créame, Fátima, no soy una calamidad tan terrible como lo es usted.
Evana salió de ahí, mientras Fátima la miraba con odio.
Andrés apareció, tenía una sonrisa en el rostro.
—¿Lo escuchaste todo?
—Todo-todo —dijo el hombre
—¿Y no me has defendido?
—¿Defenderte? —exclamó casi indignado—. Te mereces cada palabra que te dijo Evana, pero si yo fuera ella, te hubiese dicho cosas peores.
—¿Peores?
—Sí, como por ejemplo que le diría todo a Marcus para que sepa la clase de arpía que tiene como madre.
—¡¿Cómo te atreves a hablarme así, Andrés?!
—Bueno, es todo lo que tengo por decirte, si no te gusta, podemos divorciarnos, eso sí, te vas de esta casa, porque esta casa, está a mi nombre, y quiero que mis nietos vengan a disfrutarla.
Fátima le miró con rabia.
—Lástima, querido, ya te librarás de mi con la muerte, mientras tanto, tendrás que soportarme.
—Fátima, no tientes a mi paciencia, no olvides que nadie puede estar con alguien por obligación, mucho tiempo.
Andrés se alejó y vio a su hijo bajar la escalera.
—Hijo, te deseo buena suerte.
En el laboratorio clínico.
Frida estaba ahí, cuando miró a Marcus y a Evana los miró con algo de resentimiento.
—Ya está todo listo, entregue muestras de ADN de mi pequeño hijo.
—¿Por qué no lo trajiste? —exclamó Evana con recelo.
—¿Acaso dudan de mí? Pueden preguntar al laboratorista, seguro él puede ilustrarte, sea como sea, nunca te perdonaré esta humillación Marcus Ford, cuando la verdad sea dicha, no te permitiré que veas a tu hijo.
Los ojos de Marcus y Evana se encontraron incrédulos.
—Pues será mejor que lo hagas, si mi marido es el padre de tu hijo, le permitirás verlo, por las buenas o las malas, de lo contrario, te demandará, tú le ocultaste la existencia del bebé, él nunca lo abandonó, y si quiere podría pelear la custodia.
Frida retrocedió, atormentada, y Fátima llegó justo a tiempo.
—¡Evana, eres una mujer cruel! —exclamó Fátima.
—¡Cállate, madre! No ofendas a mi esposa, y lo que ha dicho es verdad, yo no creo en ti, si ese niño es mío, lo reconoceré y le daré mi apoyo y mi amor, y si te atreves a llevártelo, te demandaré sin miramientos.
Evana se puso de pie.
—¿Tú aquí? Mi marido aún no ha llegado.
—No vine a hablar con tu marido, si no contigo.
Evana y Sabrina se miraron fijamente.
—Las dejo a solas, Evana.
Sabrina miró a la mujer con recelo, ella miró a la mujer.
—¿Y bien? ¿Qué es lo que quieres?
La mujer le tendió un sobre cerrado.
—Son los resultados de la prueba de paternidad, he venido a que los veas por ti misma.
Evana titubeó, pero tomó ese sobre entre sus manos, lo abrió con lentitud, intentó fingir indiferencia, pero no se sentía de esa forma, en realidad luchaba porque sus manos no temblaran y le demostraran a esa mujer lo que en realidad le dolía.
Sus ojos se ensancharon al ver el resultado, su corazón latía como un caballo desbocado.
«Resultado, noventa y nueve por ciento de probabilidad»
—¿Lo ves? Marcus Ford es el padre de mi bebé, no mentí, ahora mi hijo merece estar con su padre, merece tener una familia soñada. Vengo a pedirte, no, a exigirte que salgas de la vida de Marcus Ford para que nos dé a mi y a mi hijo la vida que merecemos a su lado.
Evana levantó la mirada hacia la mujer, la miró con rabia, con odio profundo.
—Nunca, puedes ser la madre de su hijo, pero no la mujer que Marcus ama, ni su esposa, esa, soy yo, tu hijo tendrá todo lo que merece como un Ford, Marcus será un gran padre, pero él es mi esposo, yo no lo dejaré, ni por ti, ni por tu hijo, ni por nadie —sentenció Evana.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Soy la esposa del tío de mi ex
Buenas tardes: espero esten bien, cuando suben mas capitulos......