Soy la esposa del tío de mi ex romance Capítulo 72

Marcus fue con Frida, el pediatra revisaba al niño

—Haré unos análisis al pequeño, quiero verificar que todo esté en orden —dijo el doctor

Marcus asintió, mientras observaba al bebé en la camilla del consultorio, quien comenzaba a llorar asustado.

—¿Cuándo tendrá los resultados listos?

—En dos días.

Marcus cargó al niño y salieron de ahí.

—¿Puedes llevarnos al pent-house?

Él aceptó.

Marcus se quedó con él niño, jugaba con él en la habitación, cuando notó su fiebre, se preocupó al verlo enfermo.

Pronto llamaron al pediatra.

Marcus avisó a Evana llamándola por teléfono. Quería volver a su lado, pero no podía irse y dejar al niño enfermo.

—Me avisas como sigue, espero que pronto se alivie —dijo ella y colgó la llamada.

La empleada ayudó a Marcus a bañar al niño, mientras Frida localizaba al pediatra, una vez que el niño estuvo vestido, la fiebre desapareció y Marcus se sintió más tranquilo, n le gustaba ver a un niño sufrir o enfermo.

—Creo que está mejor, ya debo irme.

Marcus besó la frente del pequeño y salió de la habitación, aprovechando que el niño ya estaba durmiendo.

Caminó por el pasillo, pero Frida lo detuvo.

—¿Por qué tienes que irte? Podrías quedarte a dormir, ¿Y si te necesito? ¿Y si el niño se pone mal de nuevo y no sé qué hacer?

Marcus podía notar de inmediato el nivel de manipulación de esa mujer, sabía que no caería en sus trampas.

—No puedo, pero tú haz estado sola con el bebé mucho tiempo, sabes como cuidarlo, no te angusties. Si pasa algo, solo llámame y vendré.

Él estaba por irse, cuando ella lo detuvo.

—¿Por qué tienes que ser tan frío y cruel conmigo, Marcus? ¿Olvidaste nuestros buenos momentos? —la mujer colgó sus manos a su cuello, intentando seducirlo, él sintió su cálido aliento, pero tomó sus brazos con fuerza y la alejó de él.

—No te vuelvas a acercar a mí, Frida, sé lo que intentas, pero nunca estaría con una mujer traidora como tú, me dejaste claro que tenías un amante, luego me abandonaste en mi peor situación, si piensas que volvería contigo, te equivocas, estoy felizmente casado con la mujer que amo —sentenció con desprecio en su mirada, la mujer pudo notarlo.

—¡Pero, soy la madre de tu hijo! —exclamó rabiosa

—No significa nada para mí —aseveró alejándose

—Cuando tu hijo sea mayor te odiará por lo que nos hiciste, por no permitir darle una familia unida.

Marcus se detuvo, la miró con profundo rencor, podía ver como era esa mujer realmente, y era detestable para él.

—No te preocupes, de explicarle a mi hijo eso me encargaré yo, y si quiere odiarme o no, será su decisión, pero, yo, jamás vuelvo contigo.

Marcus salió del pent-house.

—No lo sé, tal vez, lo único que quiero es el dinero, no te olvides que todo lo que tenga David será mío.

—Claro, tú eres su padre, despues de todo.

Álvaro la besó, y la llevó a la cama, la desprendió de su ropa y comenzó a hacerla suya sin reservas.

Mansión Ford.

Evana estaba sentada al borde de la cama, no pudo evitar llorar, mientras veía el reloj, era tarde, y Marcus aún no llegaba, sufría al pensar que estaba con esa mujer, su exnovia, y con su hijo, pensaba en ella, sin poder darle un bebé, eso la frustraba.

Escuchó pasos, supo que él había llegado, se apuró a meterse entre las mantas y apagar la luz, se hizo la dormida.

Marcus llegó observó a Evana recostada, creyó que ya dormía, él fue a darse una ducha, y a ponerse la ropa de dormir.

Al salir, se metió en la cama, por la respiración de Evana dedujo que ella no dormía, pero fingía, eso le dolió, pensó que estaba molesta, tenía razón para estarlo, se abrazó a su cuerpo, no pudo evitarlo.

—Perdóname por llegar tarde, prometo que no sucederá otra vez, te amo, Evana, tú eres mi vida, mi prioridad, solo Dios sabe cuánto daría por no hacerte sufrir.

Evana escuchó sus palabras, abrió sus ojos, las lágrimas fluían como un río, se enderezó y lo observó.

—Lo siento, no quiero actuar como una niña contigo, quiero ser tu mujer, estoy triste, no es porque no llegaste temprano, es… no sé si pueda darte hijos, Marcus, eso me está matando —dijo Evana con la voz rota

Marcus la miró con ojos enormes, sintió temor ante sus palabras.

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