Soy la esposa del tío de mi ex romance Capítulo 76

Fátima tenía el rostro enrojecido, mientras la gente murmuraba totalmente exaltados, ella pudo oírlos.

—¡Oh, por Dios! Eran la mejor familia de la sociedad, y mira ahora, parece que tienen tantos escándalos, les tocó un nieto vergonzoso, él estuvo casado con la mujer de su tío, la trató mal, incluso la golpeó, ahora mira, la engañaba desde siempre, tiene un hijo no reconocido, ¡Ese nieto es la calamidad de los Ford! Él lapidará el apellido Ford —exclamaban.

Fátima sintió que estaba avergonzada.

—¡Basta! —exclamó susurrando a Andrés

ÉL la miró con una gran sonrisa en el rostro, ella supo que se burlaba de ella, que lo disfrutaba.

Bajaron del podio y el animador del evento logró clamar a los invitados, haciendo que la banda musical comenzara a cantar, distrayendo a los presentes.

Al bajar del escenario, Fátima ordenó que todos los Ford fueran adentro de la mansión, todos los siguieron.

Stella detuvo a su hijo.

—¿Es cierto, Álvaro? ¿ese niño es hijo tuyo?

—¡Madre…!

—¿Lo sabías?

—¡Claro que no! Esa zorra se me insinuaba mientras yo intentaba rechazarla, fue solo una noche, fui débil.

Stella le miró con rabia.

—¡Eres tan tonto como tu padre! Mira este gran lío, solo te enviará al peor desastre —sentenció la mujer.

—¡No sabía que ese niño era mi hijo!

—Mejor que no lo supieras, porque una cosa es que destruyamos a nuestros enemigos, pero nunca debes renegar de tu hijo —sentenció Stella—. Ahora enfrentemos esto.

La mujer caminó hacia la mansión, Nicol detuvo a Álvaro.

—¡Eres un desgraciado! Así que desde siempre traicionas a tu tío, ¡Me alegro de que te haya quitado a la mujer! Ahora estás a mano.

Álvaro alzó la mano amenazante.

—Golpéame, hazlo delante de esta gente, no podrías caer más bajo.

—Eres una estúpida, te dejaré.

Nicol sonrió.

—Hazlo, pero llevo a tu hijo en las entrañas, y ¿sabes qué? Te demandaré por mucho dinero, ya verás, además, le diré a todos el daño que le has hecho a Evana y a Marcus, ¿intentaste matarlos?

Álvaro pellizcó su mejilla.

—Hazlo, y te mataré, a ti y a ese bastardo.

Nicol le miró con miedo, él se alejó yendo a la mansión.

Al entrar, Fátima miraba a todos.

—¡¿Qué es esto?! Alguien explíqueme esta m*****a broma, ¡Andrés!

Él hombre tenía una cara de póquer, Frida se aferraba a su hijo, como si fuera una tabla de salvación.

Andrés llamó a la niñera.

—Llévense al niño.

—¡No!

—¿A qué temes Frida? Temes a la verdad.

Marcus y Evana se miraron aturdidos

—No temo a nada.

Andrés mostró unos papeles.

—¿Qué es eso? —exclamó Fátima tomándolos en la mano, los leyó.

—Hicimos otra prueba de paternidad a David, donde se dice que mi hijo Marcus no es el padre de ese niño.

Evana abrió ojso sorprendidos, miró a Marcus que tenía una gran sonrisa, sabía que a Evana le estaba matando de dolor esa situación, le alegraba que supiera que ella era su única.

—Marcus…

—No importa, estoy bien, lo único que me importa es que la madre de mis hijos, solo serás tú, mi amor —susurró

Ella sonrió con ternura y admiración.

—¡¿Qué?! ¡no, pero…!

Fátima estaba tan frustrada, se acercó a Frida, de la nada le dio una fuerte bofetada, que la hizo tambalear y caer al suelo, la mujer chilló atormentada, Fátima haló de sus cabellos.

Sabrina y Jonathan se despidieron porque era demasiado drama para que Sabrina lo soportara.

Andrés abrazó a su hija con fuerzas, besó su frente.

—Cariño, no olvides que te amo, eres mi única princesa, ya quiero conocer a mi nieto —dijo viendo la fotografía del ultrasonido—. Quiero que, si es una niña la llames como tu madre Clarissa, y si es un niño llámalo, Andrés como yo.

Sabrina sonrió, besó la mejilla de su padre, Jonathan se despidió, pero antes de irse, Marcus los invitó mañana a la playa.

Ambos aceptaron.

Andrés se acercó a su hijo,

—Parece que limpiamos la basura. Evana, querida hija, prométeme que cuando tengas una hija de Marcus la llamarás Eva Lynn.

—¿Y si es niña, padre? —exclamó Marcus divertido.

—Será niña, confíen en mí.

Marcus y Evana sonrieron.

Fátima los miró con odio y Evana pudo verlo.

La mujer hizo despedir a todo el mundo de su fiesta.

Evana la encontró en el jardín, mirando como todos los invitados se marchaban, se acercó y le habló al notar que la miraba con rabia.

—¿Por qué tanto odio contra mí, Fátima? ¿acaso no ve lo felices que somos Marcus y yo?

—¿Felices? Tú has convertido a mi hijo favorito en un pusilánime, sin ti, él era el hombre perfecto, contigo solo es un pobre pajarillo comiendo de la palma de tu mano.

—¿Qué le duele tanto? ¿Qué su hijo sea tan feliz o que pierda el control de su falsa felicidad familiar?

—Éramos felices antes de ti, Evana, seremos felices despues de ti.

Evana la miró con rabia, sintiendo su amenaza.

—Nunca habrá un despues de mí en la vida de Marcus, señora, nosotros estaremos juntos hasta el fin de nuestros días.

—Ya lo veremos… —sentenció.

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