Soy la esposa del tío de mi ex romance Capítulo 75

Días despues.

Fátima preparaba su fiesta de cumpleaños, acompañada de Frida, la mujer quería echar la casa por la ventana.

—Lo único que me pesa es tener que invitar a Evana, se ha convertido en una piedra en mi zapato, antes, en el pasado, creí que era una buena mujer, porque logró hacer que Marcus se casara y viniera a casa, pero ahora, me doy cuenta de que es una arpía irrespetuosa.

Frida sonrió

—Yo también lo creo —dijo alimentando el odio de Fátima hacia Evana Ford

—Lo que hubiera dado porque mi hijo se casara contigo, querida, lástima.

Fátima vio llegar a Sabrina, la miró con enojo, no la soportaba ni un poco, al recordar a su madre que fue su rival.

—¿Tú que haces aquí? No te cansas de venir siempre a fastidiar.

Sabrina rodó los ojos, Evana que iba llegando, bajó con ella.

—No vine a verla a usted.

—Esta es mi casa.

—Es la casa de la familia Ford, suegrita, no es usted toda la familia Ford, en realidad, ni siquiera el apellido le pertenece —dijo Evana sarcástica

—Ni a ti tampoco, querida.

—No se angustie, yo de todos modos tengo un apellido que me respalda, en cambio usted, por ahí escuché que incluso separada lo usaba.

Evana y Sabrina se sonrieron burlonas, mientras la mujer las miraba con desprecio.

Durante la noche, cuando Marcus llegó, su madre lo detuvo.

—Debemos hablar —sentenció la mujer con mirada severa.

Se encerraron en la biblioteca.

—No quiero a tu esposa en mi fiesta de cumpleaños, que se encierre en su alcoba, y no salga para nada.

Los ojos de Marcus se volvieron feroces.

—Si no la quieres, es fácil, ninguno de los dos estaremos, y en breve nos largaremos de aquí.

—¡Hijo! Es mi fiesta de cumpleaños, la detesto a ella, pero yo te quiero a ti.

—¿No lo entiendes? ‘De que modo te explico? Evana es mi mujer, la mujer que amo, y a la que debes respetar y aceptar, si no la quieres a ella, es como si no me quisieras a mí, madre, te guste o no. Pero, está bien, no arruinaré tu cumpleaños, pero no estaré en él.

—¡Eres injusto, Marcus! Algún día te arrepentirás, esa mujer y yo no podemos estar cerca, la odio y sé que me odia.

Marcus rodó los ojos.

—Bien, entonces, nos iremos, así no tendrás que soportar nuestra presencia que tanto te molesta.

—¿Y qué explicación le darás a David cuando sea grande? Le dirás que dejaste a su madre y a él abandonados por una mujerzuela que antes fue la mujer de tu sobrino.

—¡Cállate, madre! No me obligues a odiarte para siempre —sentenció Marcus, alejándose de ella

—Un día esa mujer te engañará con otro hombre, ¡Me has escuchado! Dejó al sobrino por el tío, ¿Por quien te dejará a ti? —exclamó

Pero, Marcus salió, sin escuchar sus palabras.

Andrés entró en la habitación y miró a la mujer que le miró con recelo.

—¿Qué?

—Nada, ¿Sabes? Tú mereces todo lo malo que te pase a partir de hoy —sentenció el hombre, alejándose de ella.

Fátima se quedó pensativa.

Evana susurró al oído de Marcus

—Me siento incómoda, no debimos bajar.

—Mi padre te lo pidió, confía en él, mi amor, yo no dejaré que nadie te insulte.

Evana sonrió.

Fátima estaba frente al micrófono.

—Hoy quiero agradecer a mis invitados, sobre todo a mi familia, amigos, gracias por estar aquí celebrando mi aniversario número sesenta y cinco de vida, hoy tengo invitados de honor, quiero presentarlos; mi querida Frida, y mi pequeño nieto David Ford —dijo la mujer, mientras la gente comenzó a murmurar

—¿Nieto? ¿Es un hijo bastardo de Marcus Ford? —exclamaban las lenguas viperinas

Evana se tensó, estaba nerviosa, sintió las miradas sobre ella, miró a Álvaro, el hombre se estaba burlando comuna sonrisa casi como la del gato de Cheshire.

De pronto, Andrés se acercó y habló, fuerte y claro.

—¿Nieto? ¡Oh, querida, qué despistada, te has confundido!

El rostro de Fátima fue un poema de incredulidad

—Cariño, espera.

Andrés subió al podio y le quitó el micrófono.

—Un momento, por favor, hay un error, mi esposa se expresó mal, hay cierta edad en que la mente juega malas pasadas, es cierto, hay un nuevo integrante en la familia Ford, nuestro bisnieto David Ford.

La cara de Fátima, Frida y Álvaro se congeló al instante.

—Este pequeño niño hermoso, tan parecido a Ismael Ford, es hijo de Frida, y mi querido nieto, Álvaro Ford, ¿No es así, querido nieto?

El rostro de Álvaro se quedó perplejo, sus ojos eran tan grandes, se quedó sin aliento.

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