Soy la esposa del tío de mi ex romance Capítulo 82

—¡Esto es imposible! ¿Qué me dejó a mí? ¡Soy su esposa!

—Ya lo escuchó, señora, la voluntad del finado Andrés Ford fue no dejarle nada —sentenció el abogado

Fátima se levantó, los miraba con rabia, no podía creer que Andrés hubiese cumplido sus amenazas, la hubiese dejado sin nada.

—¡Nunca lo aceptaré, voy a impugnar ese absurdo testamento! No puede dejarle mi casa a esta… —apuntó a Evana, pero vio la mirada de Marcus severa sobre ella—. ¡Mujer! —espetó mordiendo la palabra con rabia.

—¡Basta, madre, contrólate! De todos modos, eres mi madre, si mi padre no te dejó nada, por algo fue, no te faltará nada, yo te seguiré dando todo lo que necesites y tus lujos, puedes calmarte.

—¡Es injusto, Marcus! Mi abuelo no debió dejar tanto dinero para una bastarda, menos esta casa para esta mujerzuela, y todo a ti.

—¡Cállate! —exclamó Marcus, severo

—Déjalo, amor, deja que el perro ladre, no es importante, sin embargo, puesto que esta es mi casa ahora, lárgate —dijo Evana chasqueándole los dedos.

Álvaro la miró con rabia, pero Marcus se atravesó y él hombre retrocedió.

—¡No va a quedarse así, pagarán caro por esto! —exclamó Álvaro, saliendo de ahí, seguido de su madre y Nicol que miraban con rabia a Evana y a Sabrina.

—¿Supongo que estás muy feliz, Evana? ¿sientes que tienes una gran victoria?

Evana miró a la mujer, respiró para tener un poco de paciencia que perdía cada vez que escuchaba la voz de esa mujer.

—¡Ya basta, madre! Deja a mi esposa en paz, esto es muy fácil, te he dicho que te mantendré, seguirás con tu estatus de siempre, ahora en cuánto a la casa.

—Puede quedarse, si así lo quiere, no tengo ningún interés en echarla, si es lo que piensa —dijo Evana

—¡Oh, que generosa! Estoy segura de que estuviste lavando la mente de Andrés todo este tiempo, desde que llegaste, ¿cierto?

Evana negó.

—Sí le gusta, puede quedarse a vivir en esta casa, pero, si tan mal piensa de mí, váyase —dijo mirándola fijamente, Fátima pasó a su lado y la empujó, Marcus estaba por ir tras ella, pero Evana lo detuvo.

—Déjala, ahora es mejor descansar, han sido días terribles.

Él asintió.

Fátima caminó por el jardín, Álvaro la alcanzó.

—¡Abuela!

Ella lo abrazó.

—Andrés debe estarse revolcando en su tumba, ojalá que esté en el infierno.

—¡Abuela… no digas eso! —exclamó Álvaro—. Te dije que me dejaría sin nada, al final, se volvió realidad.

—Juro que esa mujer lo pagará caro.

Álvaro salió, su madre y Nicol se habian marchado antes, subió a su auto y llamó a Hugh Glenn.

—¿Con que murió el viejo Ford? Vaya, vaya, no era un roble despues de todo.

—Quiero que me ayudes a hundir a Marcus Ford, mándalo a prisión.

—Un momentito, niñito, no es buen tiempo, ya te lo dije, si enviamos a ese hombre a prisión, los ojos estarán sobre la empresa, ¿a quien crees que investigarán primero? Sí, a ti, tú irás preso sin problema, y tú tío podrá demostrar que no supo del asunto, él quedará libre, sin empresa, pero ¿apuesto a que toda su fortuna no es la empresa Ford? Bien, te diré que pasará, hará otra empresa, será exitoso, y tú, te joderás en prisión, no es una opción.

—¡Lo quiero preso!

—Veré que cargo podemos montarle, pero solo será breve, saldrá enseguida, tiene buenos abogados.

—Está bien —dijo Hugh y tuvo una idea—. Será suficiente tiempo para encargarme de la m*****a de Evana.

Al día siguiente.

Marcus había tomado una licencia para no ir a trabajar por lo menos en quince días, no se sentía bien, Evana estaba a su lado, estaban por ir a comer al jardín.

Observó a Marcus ser llevado, se devolvió a traer su cartera y las llaves del auto.

La empleada fue a la cocina, estaba nerviosa y llamo a la señora Fátima, informándole, ella le dijo que iría enseguida a casa.

Apenas Marcus llegó, Swift y el abogado estaban ahí.

—¡Déjenlo ir! No hay ninguna denuncia, solo una denuncia falsa, si siguen haciendo esto, se verán en una demanda por difamación y exageración de fuerza.

Los policías lo liberaron al instante.

—Usted disculpe, fue un gran error.

Marcus sintió que colapsaba de rabia, subió a su auto, junto a Swift para volver a casa.

—Me salvaste, gracias.

—Lo importante es que se aclaró, es muy extraño, ¿no lo crees? Como si fuera planeado.

Marcus escuchó a Swift y de pronto algo en su interior hizo clic.

—¡Evana! —susurró y aceleró.

Evana llamaba a cada estación de policía, buscaba localizar a su esposo, cuando de pronto abrieron la puerta de su alcoba, se sorprendió al ver a Álvaro ahí.

—¡¿Qué haces aquí?!

—Supe que mi tío está preso —dijo con una gran sonrisa de burla que a ella le dio asco. Supo que él estaba detrás de todo esto, odiaba a ese hombre.

Evana camino hacia él.

—¿Cómo lo sabes? ¿has tenido que ver?

Álvaro sonrió con malicia, de pronto se lanzó encima de ella, como una fiera al ataque, Evana gritó al sentir su cuerpo pesado sobre ella.

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