Totalmente hot (COMPLETA) romance Capítulo 13

Me llamo Roberto y soy peón con mucho "orguio", trabajo en la haciendo de su Gomes hace más de 6 años. Tengo 33 años de edad y siempre me gustó la vida en el bosque y nunca quise hacer otra cosa, estaba domando uno de los nuevos caballos. Ése era arretado, pero me encanta un buen desafío... Vi al jefe llegar de la ciudad en coche y de dentro de él salir una gran morena de cuerpo increíble.

Incluso me detuve a ver cómo se movía mientras caminaba hasta la casa grande.

Roberto - Que rica potranca!!!!

Terminé la doma, fui a la casa a tomar un vaso de agua.

María - ¿Qué hijo, te encargaste de aquel caballo?

Roberto - Conmigo él quedó mansito.

Claudia - ¿Qué es ese olor?

La morena entró en la cocina y con los dedos cubriendo la nariz, me dio una mirada de pies a cabeza.

Maria - Este es Roberto, peón aquí de la hacienda de su tío y esta es Claudia, sobrina de Don Gomes.

Roberto - "Sastifación" muchacha.

Quedé como un tonto con la mano estirada y ella mirándome con cara de asco.

Claudia - Tal vez te salude después de tomar un baño.

Ella salió dejándome todavía mareado con aquella patada, lo que tiene de bonita tiene de loca.

María - No le hagas caso, el patrón dice que esa chica es toda problemática y que vive dando trabajo para los "padre"...por eso, mandaron para acá para ver si entra en la línea.

Va a ser una doma difícil, pero puedo ponerle un cabestro a esa pura sangre. Todos los empleados cenamos en la cocina juntos y la conversación no pudo ser otra esa noche.

Donizete - Vieron como es toda arregladita la sobrina del patrón, que trasero delicioso.

Roberto - Más respeto con la muchacha que "num" le dio apertura para hablar así de ella.

Donizete - ¿Ah, vas a decir que no has notado sus carnes tan ricas?

Salí escupiendo Marimbondo, no sé por qué me enojo con la forma en que ellos se refieren a ella a pesar de ser una blanquita braba, preciso reconocer que es realmente una hermosura de mujer. Fui a mi habitación, "dispois" de lo que ella estaba encabronado con mi olor, tomé enseguida un baño de cepillo y pasé mi perfume amaderado para dormir.

Roberto - Oh mujer sexy, si pudiera darle cuatro horas de polla seguida a esa desvergonzada.

Me dormí pensando en todas las cosas buenas que quería hacer con ella hasta que me cansé, y pude cerrar los ojos a altas horas de la madrugada. Me levanté temprano al día siguiente, comí un pedazo de pastel de zanahoria de María.

Claudia - María el wi-fi no funciona desde anoche.

María - Lo siento, pero es que aquí por estas bandas la señal suele fallar. ¡Es así pero luego vuelve!

Claudia - Mi padre me envió literalmente al fin del mundo, pero si piensa que me será útil, se equivoca.

María - ¿Por qué no le pides a Roberto que te lleve a pasear a caballo?

Claudia - ¡Hasta parece que yo sola con ese vikingo!

Roberto - Yo solo no le respondo como merece, por que ni siquiera sé lo que diacho es "virquingo".

Salí y dejé que las dos siguieran adelante.

María - No deberías hablarle así, Roberto es un chico de confianza y cría aquí de la hacienda.

Claudia - ¡No sé por qué, no me gusta!

María - Cuidado con esas implicancias que eso suele convertirse en amor.

Claudia - Hasta parece.

María - Pues, si no es eso...deberías darles la oportunidad de ser amigos.

Claudia fue hasta el cuarto y vistió un pantalón coladito marcando bien sus curvas, ya que estaba allí iba a divertirse humillando aquel campesino.

...

Vi llegar el regalo con unos pantalones tan ajustados que parecía haber sido envuelto al vacío y una blusa más corta que su paciencia. ¡Luego noté la gruta dividida por aquel tejido jeans...oh cosa buena!

Claudia - He decidido darte el honor de llevarme a dar un paseo.

Roberto - ¿Y quién te dijo que yo quiero?

Claudia - Eres un empleado de esta granja y te ordeno que me lleves a dar una vuelta a caballo.

Roberto - Si realmente quieres que te lleve, vas a tener que pedirlo con "inducación".

Claudia - Esta bien tu ganas esta vez, llévame a dar una vuelta por la granja, por favor.

Roberto - ¡Ahora no puedo, tengo que cepillar el pelo del Matador!

Claudia - Genial, le preguntaré a ese otro apestoso peón de ahí.

Ella iba a hablar con Donizete, pero yo le sostuve el brazo.

Roberto - ¡Vamos, yo te llevo!

Claudia - Así es mejor.

Fui a ayudar a la potranca a montar, así que me acerqué y sentí ese perfume delicioso que venía de su piel. No soy nada bocón, monté detrás de ella agarrando las riendas de la cintura de la gata.

Claudia - No tenías que agarrarme así, granjero aprovechador.

Roberto - Quietita, sino el caballo puede quedar irritado.

Puse el caballo a correr mientras María y Donizete se reían de la situación mirándonos desde lejos.

Claudia - ¡Haz que este bicho vaya más despacio, vamos a acabar cayendo!

Roberto - ¿A la morena no le gusta galopar con fuerza?

Roberto - Me gustó putita, quiero probar el caldo de esa fruta deliciosa.

Ella pasaba su cara por mi polla y sus bolas sintiendo mis vellos púbicos tocar su piel.

"Nunca había probado nada parecido, era como si en toda mi vida yo aún no hubiera tenido sexo con un hombre de verdad. Su olor era diferente y me excitaba más que cualquier otro hombre al que le haya dado."

Nos chupamos durante mucho tiempo, ella sabía cómo estimular una polla sin hacer que me corriera rápido, a pesar de ser tan caliente que tuve que contenerme muchas veces.

Roberto - Que coño buena de mamar.

Sentí que se corría en mi boca, los caldos de su coño fueron succionados con ganas por mí. Sentía a tu chica temblar en mi lengua después de la corrida que diste. Satisfecha ella se giró y montó lentamente en mi polla hasta sentir entrar todo, yo ya estaba sudando antes de que ella empezara a saltar así en mi vara.

Roberto - ¿Qué perra loca, nunca cogió un palo no? mujercita de la ciudad.

Me senté y la agarré por los pelos haciéndola mirarme y le di una lamida en la boca a esa putita.

Claudia - ¿Me jodes con fuerza boçal, tienes miedo de lastimarme?

Roberto - Es ahora que usted va a sentir el cable de la hinchada"

Le di lo que me pidió, lo puse debajo de ella tan fuerte que gritó más fuerte que una vaca siendo marcada por un hierro caliente. Le di una fuerte bofetada en la cara, ella saltó a mi verga haciendo salir y después sintiendo de nuevo hasta entrar despacito y dio una voltereta.

Yo ya tenía las piernas flojas debajo de esa mujer comedora de pollas, su coño estaba tan mojado que sentía que se me escurría por la cadera y su clítoris parecía explotar de tan durito. Mientras ella saltaba y balanceaba esas tetas y el pelo la masturbé con mi pulgar, a ella le encantó y giró los ojos dando un gemido astuto que casi me hizo correrme también, pero me agarré y saqué mi pito antes de que ese coño se lo tragara de nuevo.

Claudia - ¡Dame más de esa polla caliente, quiero que la metas fuerte hasta que me venga una y otra vez!

"El muchacho temblaba de ganas de correrse y me encantaba ver lo mucho que le costaba aguantar el orgasmo que pronto iba a venir."

Posicioné el palo para que tragara de nuevo con el coño, ella se sentó con todo y casi hizo tortilla de mis bayas. Qué cachonda, cómo saltaba y me senté para sentir sus tetas golpearme en la cara y poder morder esos picos rosados. Hasta que hizo algo que yo no esperaba, tomó mi mano y se la llevó hasta el culo y yo nunca me comí un culito en la vida, pero tenía muchas ganas. Metió mi dedo y se puso a gemir...

Claudia - Quiero que te corras en mi culo, llénalo de leche bien sabrosa.

Ella salió de encima y quedó de cuatro, fui encajando la cabeza lentamente porque el "plegado" era bien apretadito y yo aún no quería romper el pobre. Cogí despacio hasta encajar todo mi pene, ella quería más que yo la cogiera entera lanzaba el culo con fuerza tragando mi polla y yo ni necesitaba moverme...ella que me estaba follando con el culo, y yo gemía quizás más que ella.

Sentí que la maldita cosa se salía con la suya llenando ese culo rosado de leche caliente, me quedé abrazado en la potranca por detrás hasta que salió la última gota en el fondo de ella.

Claudia - Delicia de corrida en el cu...Hummmm!

Incluso dio una última vuelta, que había sido el mejor polvo de mi vida. Esa hembra era sin duda una puta que merecía el mejor polvo que un hombre puede ofrecer. Mi polla salió blanda y esponjosa y yo débil de dar y recibir tanto placer...

Me sorprendió que me sacara todo el semen del trasero.

Después fuimos a bañarnos al río, mi polla ya crecía para comerme a esa putita de nuevo.

Claudia - ¡Está decidido, serás mi esclavo a partir de ahora y harás todas mis voluntades!

"Mi idea de encontrar una manera de salir de allí había terminado en el mismo instante, no iba a renunciar a dar para él el pelo, hasta cansar todos los días."

Roberto - De acuerdo patrona.

La perra abrió mi boca y escupió para sellar el trato, la agarré del cuello y saboreé esa boca una vez más...

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