Mi nombre es Nathalie, tengo 25 años y me voy a casar dentro de una semana, confieso que las cosas entre Marcelo y yo han sucedido de manera muy rápida y no sé decir lo que de hecho siento por él. Me pregunto si estoy haciendo lo correcto al tomar la decisión que para siempre cambiará mi vida, había salido de mi trabajo temprano y recibí una llamada de mi prima Carla. Siempre fuimos muy cercanas y en un momento determinado de nuestra infancia ella y yo llegamos a vivir en la misma casa.
Nathalie - Hola, ¿cómo está la prima más guapa del mundo?
Carla - ¿Estoy bien y tú, todavía ansiosa con los preparativos de la boda?
Nathalie - Sí, confieso que ya algunos días no he conseguido dormir tan bien. Creo que el motivo ni es de hecho la ceremonia, sino el futuro.
Carla - Voy a ayudarte a relajarte, tengo un regalo para ti. Le dejé a la tía Vanusa la tarjeta profesional de mi novio, él es masajista...veinte minutos de estímulo en los puntos correctos y va a estar renovada. También piensa en lo que estás a punto de hacer, el matrimonio no es una broma.
Nathalie - No puedo agradecerte lo suficiente.
Llegué a casa hablé con mamá y ella me entregó la tarjeta con la dirección del tal lugar.
"Pedro massoterapeuta."
Vanusa - Carla te dejó esta tarjeta de regalo.
Nathalie - Sí, mamá y voy a tomar un baño para ir ahorita mismo a recibir ese masaje. Estoy muy tensa con las cosas de la boda y me hará relajarme un poco.
ui a darme un baño ya queriendo entrar en aquel clima de relajación, dejé aquella agua caliente caer sobre todo mi cuerpo bien lentamente llevando con ella todo el estrés. Me sequé el pelo, abrí el armario y decidí usar algo más cómodo...Llamé a un Uber y fui a esa clínica.
Recepcionista - Hola señorita, ¿tiene alguna cita?
Nathalie - En realidad gané esa tarjeta regalo y en ella no tiene el horario.
Recepcionista - ¿Puedo comprobar?
Nathalie - Por supuesto.
Le entregué la tarjeta que rápidamente comprobó, creo que algo no estaba muy claro allí.
Recepcionista - ¿Puede esperarme un momento?
Nathalie - Sí puedo.
Ella salió y yo me quedé sentada esperando buenas noticias y luego ella vino.
Recepcionista - Acompáñeme por favor, disculpe por eso es que el señor Pedro no suele atender sin que tengan cita. Pero como la señorita es conocida, él va a atender ahora.
Nathalie - Lo entiendo.
Pasamos por un pasillo, aquella clínica era muy linda y había un clima de paz que daba ganas de quedarse allí para siempre. Entramos en una de las salas, había una camilla blanca de madera y bien limpia...toallas blancas dobladas sobre un mueble de color marfil, un buen olor de incienso de lavanda por el aire y un frasco con aceite de almendras.
Recepcionista - Voy a cerrar la puerta para que te quites el vestido, ponte en ropa interior.
Hice lo que ella pidió y ella me aconsejó que me quedara acostada en la camilla boca arriba, dobló dos toallas, una cubriendo mis pechos y otra en mis caderas. Puso una música suave para tocar e incluso cerré los ojos para sumergirme en ese estado de paz y desconectarme de los pensamientos sobre el matrimonio y las dudas relativas a eso.
Recepcionista - Quédese tranquila que el doctor Pedro ya está llegando.
Nathalie - Muchas gracias.
Unos minutos más tarde oí la puerta abrirse y un hombre rubio, alto y muy sexy entrar con una bata blanca abierta.
Pedro - Hola Nathalie es un placer conocerte.
Él tomó mi mano y me saludó con la cabeza, Dios que hombre hermoso, no sabía que mi prima tenía un novio tan lindo.
Nathalie - El placer es todo mío.
Pedro - Ella había dicho que daría como regalo mi masaje, voy a caprichar para ti.
Sentí un cierto clima de coqueteo en el tono que él usó derramó un poco de aceite en las manos y vino para masajear mis hombros. Qué manos tan increíbles, hacía movimientos circulares y firmes estimulando los puntos correctos.
Pedro - Estás un poco tensa, solo respira y relájate.
Cerré los ojos para simplemente disfrutar de esas manos enormes deslizándose sobre mí. Sentí uno de sus dedos un poco más invasivo bajo la toalla que cubría mis senos, con cada deslizamiento él alcanzaba uno de mis pezones dejándome inquieta y excitada.
Tomó la botella de aceite y la tiró un poco sobre mi barriga, con fuerza la masajeó deliciosamente. Abrí los ojos y vi que tenía la polla dura y los pantalones blancos estaban mojados, me masajeó el muslo e incluso me abrió más las piernas. Metió la mano entre mis muslos y deslizó el pulgar entre los labios de mi coño aún dentro de mis bragas.
Obedecí y apiné las nalgas, sentí su lengua adentrarse en mi culito lentamente. Me hizo parpadear de deseo mientras su dedo estimulaba la entrada, metió la lengua en él y pasó a entrar y salir con él lentamente.
Nathalie - ¡Qué delicia!
Pasó a mi coño afeitado metió la mano por debajo de mí alisando mi barriga mientras me desbravaba cada espacio con la lengua. Le dio un buen mordisco seguido de un rápido lenguado y yo grité cachondo, mientras él gemía sólo de verme acabar y respiraba hondo y caliente con la nariz en la puerta de mi culito. Me corrí de nuevo y esta vez tiré todo afuera, sentía escurrirse por las piernas de tan mojada, él paró y me pidió que me acostara de puntillas. Vino por detrás y cogió el palo y lo cepilló por los labios de la vagina, cerré los ojos y él fue despacio metiendo hasta golpear las bolas.
Me abrazó fuerte con los dos brazos mientras me daba golpes fuertes en el útero con aquella bayta pica que me llenaba entera, cada estocada me arrancaba gritos y gemidos que nunca había dado en toda mi vida. Lo mejor de todo, aparte de sentir que él entraba y salía, era escuchar sus gemidos frente a mi oído, que deleitaba oír ese grito de macho travieso.
Nathalie - ¡Vete, folla con fuerza!
Pedro - Toma perra.
El sonido del golpeteo de nuestros cuerpos era maravilloso y se mezclaba con las travesuras que me susurraba al oído.
Pedro - Putita apretada, me aprieta con el coño va...eso.
El pompoarismo siempre me perdía dar esas sorpresas a la hora del sexo, me encantaba apretar gustoso y hacerlos gozar cuando yo quería. Le consiguió aguantar el goce al sacar de adentro bien rápidamente...
Pedro - Carajo, que mujer sabrosa.
Nathalie - Lo que está esperando, me jode de nuevo.
Lo metió con fuerza, hasta grité y me tumbó de espaldas mandando todo aquello por detrás de mí y forzando con ayuda del peso de su cuerpo. Gateó por detrás en el coño abrazándome por las tetas y dando una paliza fuerte con la polla como un martillo neumático haciéndome besar la camilla e incluso babear en ella.
Nathalie - Estoy gozando folla!
Pedro - ¡Arrójalo todo, hummm
Nunca había visto a un hombre tan insaciable y pervertido, me sentí en buen tiempo sintiendo que se ponía fuerte por detrás y me daba golpes fuertes en el culo. El palo salió y golpeó la puerta de mi culito, lo agarró de nuevo y lo metió. Crucé mis pies para estrechar aún más mi canal, di apretón largo y fuerte con el coño y dejó de moverse tratando de controlar el disfrute, pero esta vez no dio tiempo sentí el calor de su disfrute que se vierte sobre mi culo.
Pedro - Eres terrible, terrible incluso chica!
Ella comenzó a reírse y me arreglé para irme, definitivamente ese sería el mejor regalo de boda que podría haber ganado. Pedro fue tan amable que me invitó a ir más a menudo y estoy seguro de que me convertiré en su cliente más regular.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Totalmente hot (COMPLETA)