Mi nombre es Iasmin y tengo 25 años, hace unos días que estoy sintiendo un dolor sordo en el lado derecho del vientre. Mi madre insiste en que podría ser neumonía y no descansó hasta que hice una cita.
Salete - Hija, tienes que ir a hacerte pruebas, eso no puede ser bueno.
Iasmin - ¡Exageras mamá, no tengo nada! Pero para que estés más tranquilo, voy a concertar una cita.
No tenía miedo de lo que pudiera ser, creo que es una exageración de mi madre... pero por si acaso prefiero irme de una vez a ver si deja de hablar de este tema.
Al día siguiente, me duché, me vestí y tomé los documentos. El hospital no quedaba lejos de mi casa, llegué e hice el formulario y ya estaba esperando en la recepción mi turno para entrar. Fui con un vestido suelto para facilitar el examen ya que probablemente pedirían radiografías y todas esas cosas aburridas.
Hasta que como veinte minutos después me llamaron, me llevaron a una habitación donde me esperaba un hombre guapo con bata blanca. Debía medir un metro ochenta, tenía una barba sensual y ojos verdes.
Claudio - Por favor, siéntate y dime ¿qué te trae por aquí?
Me senté y dejé la bolsa a un lado, cruzando las piernas entonces… Noté que las miraba y hasta le dio un pequeño lametón a la boca. A pesar de ser médico allí, me enfrenté a un hombre más lleno de deseos y anhelos.
Iasmin - Desde hace unos días estoy sintiendo un dolor un poco molesto aquí mismo en la barriga, mi madre insistía en que me viniera.
Claudio - ¿Puedes mostrarme exactamente dónde está este dolor?
Metí la mano y lo anotó en el papel, luego se levantó con ese palillo y me revisó la garganta pidiéndome que abriera bien la boca.
Claudio - ¿Puede levantarse un momento, señorita?
Iasmin - Por supuesto.
Me levanté y con el estetoscopio estaba escuchando entre mis senos, en la parte de atrás.
Claudio - ¡Respira hondo!
Obedecí, volvió a pasar frente a mí y desabrochó el botón superior de mi vestido. No esperaba esto, pero miré dentro de su bata de laboratorio que estaba abierta y vi que su pene estaba duro mientras insertaba lentamente el dispositivo entre mis senos.
Yo también me mojé y no me pude resistir, metí mi mano dentro de su pantalón llegando a su pija mojada y me miró cerrando los ojos y disfrutando de mi cariño.
Claudio - ¡Qué deliciosa mano!
Iasmin - ¿Le gustó doctor?
Claudio - Creo que necesitas una consulta más detallada.
Me acercó y nos besamos y pasó sus manos por todo mi cuerpo, rápidamente fue a cerrar la puerta para que no nos molestaran y no pusiéramos en riesgo su trabajo. Saqué su polla y comencé a masturbarme lentamente, esa herramienta gigante y llena de venas y apenas cabía en mi manita. Pasé mi mano por su pecho y le pedí que se quitara el abrigo y la camisa...
Claudio - ¡Tómalo todo perrita!
Me dio un beso y ambos nos desnudamos, me empujó a su mesa y comenzó a masajear mi coño con sus dedos y me masturbé mientras nos besábamos en la boca. Me acercó más y sintió su dura polla tocar mi coño mojado, comencé a frotarme contra él.
Claudio - ¡Qué rico, quiero curarte y ponerte bien!
Iasmin - Estoy segura de que lo hará, doctor.
Iasmin - Vete a la mierda.
Cuanto más pedía, más me daba, de repente bajó mi pierna, cerrándose ambas alrededor de su polla y yo todavía estaba boca arriba, haciéndome aún más apretado y continuó enviándolo adentro y golpeando su cadera con fuerza en mi trasero.
Claudio - Joder, que cachonda mujer.
Tomó su polla y volvió a sentarse en la silla y me jaló del cabello obligándome aún más abajo para entrarme una vez más, no puedo ni contar las corridas que le di a ese doctor bastardo. Lo sostuve con ambas manos en su pecho, debajo me estaba dando fuertes golpes de arriba abajo lanzándome con todas sus fuerzas y mi concha estaba siendo golpeada sin piedad y yo estaba disfrutando mucho de esa penitencia.
Sé que estaba a punto de correrse, tenía el ceño fruncido, estaba contrayendo la barriga y tenía los testículos muy retraídos...
Claudio - Me voy...no puedo más.
Iasmin - Lo quiero adentro, dámelo, dámelo ahora, ¡va a estar muy rico!
Susurró y me envió leche tibia. Minutos después estaba otra vez duro me levanté y sobre mi espalda tomé su polla y la puse entre mis piernas masturbándome allí.
Claudio - ¡Qué delicia de grelinho duro, me encanta sentirlo tocar mi polla!
Me movía de un lado a otro y le encantaba, luego se inclinó y me invadió de nuevo. Empezamos a follar de nuevo y delicioso, su polla poco a poco iba entrando y saliendo de mi apretado y muy sucio ppk, estuvimos follando durante horas dentro de esa oficina y ya me imagino la cola que debe haber afuera.
Iasmin - Vaya doctor, disfrute de un sabroso coño, vaya.
Hice una voz muy angelical y él no pudo resistirse, se vino como un caballo a mi oído y lo escuché sentir tanto placer y me vine. Después de eso pidió una radiografía, dijo que estoy muy enferma y que debo ir todas las semanas para que me atienda. Nuestras consultas solo tienen tiempo para comenzar, nunca para terminar.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Totalmente hot (COMPLETA)