Soy Alberto y tengo 41 años, vivo en Morro do Alemão desde hace casi dos años. Trabajo como repartidor, estoy casado y tengo tres gemelos, doce y un chico de veinte años, que ya tiene novia y vida profesional. Finalmente estaba disfrutando mis vacaciones y disfrutando estar solo en casa mientras la esposa iba a trabajar a la guardería a unas calles de distancia de casa, los mellizos iban a la escuela y el mayor iba a la universidad.
Me sentí el rey de la casa, colgué los pies en la mesa de café y puse mis películas que todos odiaban y no escuché más quejas. Estuvo así todo el día y fue perfecto...un día estaba sacando la basura, cuando vi al lado a una mulata caliente. Seguramente ella no era de aquí porque yo recordaría un avión como estos seguro, lo sabía por mi esposa, a quien siempre le gustó el chisme, que esa gata era la sobrina de nuestro vecino Fernando y que ella se iba a vivir allá para asistir a la universidad ahora yo en . Tener un espectáculo así como vecina me ponía muy excitado e inquieto, parecía una bailarina de carnaval, un culo duro gigante y un par de pechos naturales y firmes.
Estuve pensando en ella y hasta me metí en mi mujer imaginándola, me vine demasiado caliente. Mi esposa incluso pensó que era extraño lo rápido que había eyaculado con ella, algo que no había sucedido en mucho tiempo. Dormí y al día siguiente estaba solo en casa como siempre, no había mucho que hacer y subí a la parte de arriba de la casa para ver el movimiento. Cuando miré para un costado casi me da un infarto, la morena sentada en una silla de playa luciendo un bikini tan pequeño que apenas le cabía el chochito y lo dejaba por todos lados. Se me puso dura la verla aplicar bronceador en esa piel oscura y tersa con vellos dorados. Como quería pasar mi lengua por toda ella, la miré y me masturbé hasta que salió de allí.
Todos los días se había convertido en un ritual ver a esa mujer tomar el sol sobre la losa, me masturbé varias veces para ella y eso hacía que me relajara y llenara mi día. Un día tocaron a mi puerta, ya me estaba preparando para subir y hacer mi rutina diaria de espionaje sexual...abrí la puerta y era ella.
Llevaba un top de bikini y una falda corta de mezclilla, solo podía estar allí para provocarme.
Raquel - Hola vecina, ¿me podrías ayudar en casa? Te prometo que no tomará mucho tiempo.
Sonreí, se sintió como un sueño sexual e incluso miré hacia atrás.
Alberto - Claro que puedo.
Fuimos allí, ella estaba sola como yo y ciertamente también lo premeditó todo, tomó un poco de protector solar y me puso un poco en la mano.
Raquel - ¿Estás esperando a tu vecino? Quiero que me ayudes y le pongas esto a mi cuerpecito, se que te gusta mucho mirarlo desde tu casa.
Me avergonzaba que supiera que la estaba espiando, pero estaba muy feliz de tener la oportunidad de tocarla y divertirme mucho. Derramé un poco en mis manos y lo pasé lentamente por su espalda, bajando hasta su cintura, la piel tersa y fragante de aquella mulata me enloquecía aún más.
Alberto - Tu piel es hermosa!
Raquel - ¿Habías probado alguna vez una mulata así?
Se volvió hacia mí y se quitó toda la ropa desnudándose y mostrándome su coño con algunos vellos oscuros.
Alberto - Todavía no he tenido el honor.
Raquel - Ven y ten tu oportunidad.
Abrió las piernas y se apoyó en el mostrador, estando bien abierta para mí, caí con mi boca sobre su oscuro y delicioso coño. Apenas le metí la lengua puso los ojos en blanco, tenía sed de una suela como la mía y no se atrevía a disimularlo...me jaló del pelo y movió su coñito húmedo en mi boca. Saqué la polla y me masturbé chupándola al mismo tiempo.
Raquel - ¡Hasta que te quema la lengua por un blanquito!
Alberto - Déjame comerte y nunca me subestimarás por mi color.
Rachel- mmm
Ella me dio la espalda y abrió su culo gigante para mí, comencé a lamer y meter mi lengua en su culo y ella gemía parpadeando con su culo y su coño en mi boca. Ella gritó y se corrió en mi lengua, tomé mi polla y comencé a jugar con mi cabeza en ambas entradas.
Raquel - ¡Anda, perro, méteme todo eso de una vez!
Por fin reconoció que a pesar de ser rosada mi polla era digna de un africano.
Alberto- ¿Estás seguro?
Raquel - Sí.
Raquel - Morena no, yo soy negra! Jodes este coñito como un hombre...¡perro sabroso!
Empecé a comerla con más fuerza, seguro que estaba acostumbrada a tomar todo tipo de palos. Me di cuenta que su culo y su coño estaban acostumbrados a recibir visitas, estaba deliciosa y sabía mucho sobre cómo volver loco a un hombre.
Se bajó de la parte superior y se arrodilló chupando mi polla, ella mordió la cabeza ligeramente y se frotó el interior de la mejilla. Eso me hizo cerrar los ojos aguantando el chorro que no tardaría en salir, pasaría sus pechos masajeándolos con él.
Ella era una perra muy profesional, se la volvió a meter en la boca y chupó fuerte hasta que le llegó al fondo de la garganta de donde salió manchada de saliva. Ordeñaba con ambas manos mirándome a los ojos, nos besábamos en la boca mientras me golpeaba.
Alberto - ¡Quédate a cuatro patas!
Ella obedeció al gilipollas que seguía saliendo de la cogida que le había dado hace unos minutos, le metí todo en el coño y la follé como una loca. A cuatro patas me lancé casi a las bayas que le pegaron ese culo digno de una yegua de carreras, le pegué unas cuatro veces en el culo mientras la follaba por el coño hasta que salió débil y se tumbó cabriolando aún más para mí.
Alberto - Estás cansado, tienes que aguantar la culiada aquí.
Raquel - ¡No eres humano, eres una maldita máquina!
Alberto - Y tienes que hacer que me corra ya.
Empezó a golpear su trasero en mi cadera ayudándome a follar la raja mojada bastante fuerte, unos quince minutos en esa posición y varios gritos de ella después, me corrí dentro de ella y lo tomé todavía enviando leche por todas partes e incluso en su culo. otra vez.
Alberto - ¡Qué rico!
Incluso se giró hacia mí y volvió a poner mi sucia polla en su boca, era adicta al sabor de mi semen. Después de este trato especial, mis días solos en casa comenzaron a ser mucho más calientes y follamos todos los días hasta cansarnos.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Totalmente hot (COMPLETA)