Mi nombre es Valentina, soy pelirroja, mido 1.62 y 53 kilos bien repartidos, tengo 36 años y soy dueña de un salón de belleza. Tengo una hija de 16 años que vive con su padre, estoy divorciada y hace mucho tiempo que no tengo un hombre, ni siquiera sexualmente. Deje de creer en estas cosas de las relaciones hace tiempo, tengo un empleado que se llama Tutty el es homosexual y mi mejor amigo.
En el salón siempre digo que no trabajamos, nos divertimos todos los días.
Tutty - ¿Y la vecina buena? ¿Te has sentado?
Empecé a reír mucho, todo le parecía tan fácil cuando se trataba de sexo casual.
Valentina - Se ve muy serio, sabes que soy tímida así que...
Tutty - Se chupará el dedo y dejará pasar a este chico.
Fue difícil convencerlo de que las cosas no eran tan simples, Rafael es mi vecino desde hace como dos años y siempre nos miramos mucho, pero sin tener el coraje de acercarnos.
Día siguiente.
Tutty había pedido tiempo libre para salir con su chico. Hice todo el trabajo yo mismo y ya era muy tarde cerré el salón cansado y, literalmente, solo por la cola, había un mendigo al otro lado de la calle. Comí lo que me quedaba de mi almuerzo y pensé que sería amable de mi parte satisfacer el hambre de alguien necesitado.
Valentina - Hola hombre, discúlpame.
Estaba recostado de lado en la acera, cuando volteo hacia mi me lleve una gran sorpresa… era un chico muy guapo y solo estaba acosado por las circunstancias de la vida.
Tássio - Bueno, ¿tú no?
Sus ojos se iluminaron cuando me vio y rompió en una sonrisa involuntaria.
Valentina - Es que traje algo de comida aquí para mi trabajo y como no comí casi nada, pensé que tal vez te gustaría.
Me tendió la mano y se la entregué, a pesar de estar en la calle no estaba sucio. Abrió la lonchera y con la cuchara que le di se puso a comer a toda prisa.
Valentina - ¿Puedo saber tu nombre?
Tássio - Tássio, Tássio Miguel y el tuyo?
Valentina - Valentina, tienes un nombre hermoso, tienes familia?
Volvió a sonreír y dejó de comer.
Tássio - Claro, niña, nadie nació de una incubadora.
Valentina - No tienes que ser tan grosero, vine aquí para saciar tu hambre y así me pagas?
Me miró de arriba abajo, estaba avergonzado.
Tássio - Eres muy hermosa, con todo respeto.
Valentina - Gracias y que tengas una buena noche.
Regresé a casa, Tássio comenzó a quedarse allí en ese mismo lugar durante varios días. Siempre le traía comida, Tutty le proporcionaba ropa y lo dejaba ducharse de vez en cuando.
Lo tomé de la mano, le cortamos ese cabello y le recortamos la barba dejándolo como un verdadero galán de telenovelas mexicanas.
Valentina - Te pusiste muy rico.
Tutty - ¡Mira, lo tomé, eh!
Pensó lo mejor, y salió todo guapo agradeciéndonos.
Valentina - Me entristece verlo todos los días en ese lugar, tirado en el suelo como un animal.
Tutty - ¡Si yo fuera tú, me lo llevaría a casa!
Seguimos trabajando, era tarde como siempre y Tutty se había ido a casa y yo caminaba por la calle.
Valentina - Toma, esta vez no es una lonchera fría. Pedí esto en un restaurante y todavía está caliente.
Tássio - Eres un ángel Valentina.
Yo estaba agachado haciendo contacto visual con él, Tássio me acariciaba la cara.
Valentina - ¿Por qué no duermes en un albergue? Aquí en la ciudad sé que hay uno y estarías a salvo allí.
Tássio - ¡No quiero irme de aquí!
Se vino encima, se moría por meterme todo dentro, pero había un problema.
Valentina - ¿Tienes un condón?
Estaba seguro de que diría que no.
Tássio - No tengo morena, pero salgo afuera si eso te agrada.
No podía dejar pasar la oportunidad de ser follado por una polla grande y caliente como la suya. Iba a ser en el mismo pelaje, abrí mucho las piernas y él rozó mi coño con su gran polla...masajeó mi peluda con la punta del palo.
Valentina - Que cachonda, ve a por ella de una vez por todas.
Me dio tres palmadas en el coño con la polla y me la metió hasta el fondo, yo estaba apretado porque hacía años que no follaba bien. Tássio frunció el ceño y comenzó a enviarlo lentamente hacia adentro.
Tássio - Que coñito apretado y caliente, parece que me estoy comiendo a una virgen.
Valentina - Ay que rica verga, ve ve a poner más.
Se acostó encima de mí y comenzó a empujar con fuerza, chupando mis tetas y sujetando mis manos contra el suelo frío. Afuera comenzó la tormenta y enmascaró nuestros gritos de placer...
Tássio - ¡Qué mujer tan caliente!
Me besó en la boca y logró ser cariñoso al mismo tiempo que era un comedor. Tasio estaba a punto de correrse, lo saqué de dentro de mí y me levanté...me senté en su cara e hice que me la chupara de nuevo, revolví en su boca de espaldas para él sintiendo la punta de su nariz en medio de mi culito y era una delicia.
Eyaculé en su lengua más veces, luego me puse a cuatro patas y me abrí de par en par para que follara. Tássio enganchó mi coño por detrás y follamos gritando, puse mis dedos en mi clítoris y toqué un cangrejo caliente mientras él lo enviaba dentro.
Valentina - No olvides quitártelo cuando te corras.
Tássio golpeó duro y caliente, me corrí dos veces más y mi jugo vaginal mojó el piso. De repente me abrazó fuerte por las caderas, sujetando mi cuerpo contra el suyo, y con dos fuertes bombeos sentí su semen siendo arrojado al fondo de mi coño y en lugar de quejarme terminé viniendo con él y nos derretimos en una sola pieza.
Valentina - Te dije que sacaras primero.
Tássio - ¡Tu coño está demasiado caliente para que saque leche!
Me dio una palmada en el trasero y un beso en la boca, Tássio empezó a dormir con frecuencia en el salón y, por supuesto, conmigo. Follamos hasta la extenuación, hasta mi culo se lo di por primera vez y me convertí en su puta para siempre.
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