Mi nombre es Marília y tengo 28 años, vivo con mis dos hijos, una niña de 3 años y un niño de cinco años. Vivo con muchas dificultades porque perdí mi trabajo durante la pandemia de covid 19 y actualmente tenemos tres meses de retraso en el alquiler. El padre de los niños prometió ayudarme, pero nada hasta ahora y es un gran pícaro que usa las dificultades para tratar de obtener una ventaja sexual conmigo.
Tomé algunos pedidos de tortas para hacer, no podré pagar todo de una vez pero creo que poco a poco podremos organizarnos económicamente. Los niños estaban en la guardería y yo estaba haciendo otro pastel para entregar cuando llamaron a la puerta.
Silvano - Hola, ¿podemos hablar un momento?
Marília - Sí, señor, pase.
Pensé que podía ser alguien por órdenes del señor Francisco, el dueño de las casas, estaba nerviosa y preocupada. Me quité el delantal y nos sentamos...
Silvano - Perdóname por venir así, pero tienes una deuda vencida...
Marília - Por favor dime a Francisco que ahora conseguí un trabajo temporal y te prometo que aunque sea poco a poco le pagaré todo lo que le debo.
Silvano - Francisco ya no es el dueño de las casas, me las vendió y mi nombre es Silvano Rodrigues.
Tenía miedo, ese señor tan bien vestido y guapo ahora era el dueño y no sabía si estaría de acuerdo en darme un plazo para pagar.
Marília - Tengo dos niños pequeños, por favor no nos ponga en la calle señor. Te juro, te juro que te pagaré hasta el último centavo que te debo.
Silvano - Claro que no te voy a echar a la calle, aun así no podrías pagarme.
Marília - Sólo necesito una fecha límite.
Silvano - ¿Puedes traerme un vaso de agua?
María - Sí señor.
Fui a buscar el agua que me pidió, me quedé unos segundos en la cocina esperando que tuviera buen corazón. Iba a traer agua, pero me lo encontré en la puerta y me miraba de pies a cabeza. Se acercó mucho a mí y me quitó el vaso de la mano, bebiendo todo el líquido de un trago.
Silvano - Creo que podemos saldar tu deuda de una manera que sea agradable para los dos.
Se acercó y entendí lo que quería decir, pero fingí no entender.
Marília - No sé de lo que hablas.
Silvano estaba desabrochándose la camisa, mi respiración se aceleró al instante.
Marília - ¡Contrólate, sal de aquí!
Silvano - ¿Me vas a echar de mi propia casa?
Iba a correr, pero me atrapó y me apretó fuerte y no pude escapar, mi cara estaba presionada contra la pared fría y sentí que ponía su polla dura en mis nalgas. Me puse un vestido holgado y él alisó la parte posterior de mis muslos y se movió lentamente hacia arriba hasta que tocó mis bragas, alisó mi trasero apretando y abofeteando.
Silvano - Tan pronto como te vi, supe que eras sabrosa, todo bien hecho y culo rico.
Marília - Suéltame o te denuncio.
Me dio una joroba pasando su polla por mi coño y me sentí muy cachonda. Empezó a besar la parte de atrás de mi cuello, apartando mi cabello del camino, lamiendo y hablando perra en mi oído;
Empecé a mover mis caderas hacia adelante y hacia atrás y lo ayudé a follarme muy fuerte.
Silvano - ¿Estás disfrutando de mi polla o culo perro?
Marília - Ay, me encanta, me da más joder, ¡qué rico!
Empecé a sentir que algo quería salir de mí, era mi primer orgasmo con penetración anal. Mi coño goteaba con tanta miel y placer, grité por más y él insistió en darme más fuerte y más delicioso.
Me palmeó el culo, apretó mis pechos, tirando de mí cada vez más fuerte para follarme hasta el tallo. Me tira de los pelos como la crin de una yegua salvaje y loca para que el macho la cubra todo el tiempo, darle el culo a ese hombre estaba siendo una deliciosa visita al cielo del placer. Me vine por segunda vez, me masturbo mientras continuaba comiéndome muy fuerte, las embestidas en el culo se hacían más lentas y él jadeaba más.
Marília - ¡Mándame leche al culo, mándamelo caliente!
Silvano - Te voy a correr por el culo, perra hhhmmmm
Sentí los espasmos de su polla vertiendo leche en mi ano, y me encantó sentir ese semen caliente. Era más delicioso que en el coño y nunca había sentido tanto placer en toda mi vida, me enganchó el rabo ese hombre travieso que bien sabía follar rico.
Marília - ¿Mi deuda está pagada?
Pregunté sintiendo toda su leche correr por mi trasero y mancharme las piernas y el piso. Me dio un beso en la boca y una ligera bofetada en la cara.
Silvano - Nada de eso, me tendrás que follar mucho todavía mañana a la misma hora vuelvo a negociar y tratar de usar buenos argumentos como el de hoy y quién sabe, tal vez me lo piense mejor.
Él nunca tomaría esta deuda como pagada, después de todo no perdería la oportunidad de comerme muchas más veces como sé que sucederá de ahora en adelante.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Totalmente hot (COMPLETA)