Totalmente hot (COMPLETA) romance Capítulo 40

Mi nombre es Alana y tengo 26 años, estoy en la cárcel cumpliendo condena por robo a mano armada. Desde hace dos años no sé lo que es ver el mundo exterior y para colmo, en cuanto salga de aquí tendré que irme a vivir a un lugar con mis padres que de todos modos me quieren domar.

Aquí los días pasan muy lentos, una hora parece mil minutos. Hice amistad con mis compañeros de celda y eso ayuda a soportar el sufrimiento, todavía extraño ver a la gente y salir a la calle, aunque sea para andar sin rumbo fijo.

Wilma - Entonces mañana nos abandonará.

Alana - Te prometo que iré a visitarte en cuanto pueda.

Me movió dejarlos ahí, realidades diferentes a la mía que me metí en esto para complacer a mi novio y me puse muy mal. Algunas habían robado para matar de hambre a sus hijos, o matado a sus maridos para defenderse de la agresión...

Llegó el gran día de partir, pensé que mi mamá y mi papá vendrían a buscarme. Tan pronto como me fui, vi a un hombre de sesenta y tantos años esperándome.

Olavo - ¿Alana?

Alana - Sí, soy yo y ¿quién eres tú?

Olavo - El jefe de tu padre, están viviendo en mi hacienda y me pidieron que te llevara a casa porque vine a hacer unos pagos aquí en el pueblo.

Alana - No soporto vivir en el campo en absoluto.

Olavo - Sí, te gustará, ahí está tranquilo y te pondrás limites.

Lamenté escuchar que mi madre ni siquiera quería venir con la corona a recogerme, todavía deben estar muy decepcionados conmigo. Nos subimos al carro, le pedí que pusiera música porque estábamos a sesenta kilómetros por lo menos de la finca y él puso la radio, que era la única opción.

Olavo - Mi hija siempre saca todos los pendrives del carro.

Alana - No sé quién es, pero ya la odio.

El sonrió, ya que no había nada que hacer, me fui al asiento de atrás sin vergüenza para mostrarle mis bragas y mi trasero porque llevaba una falda corta, él estaba todo preocupado porque manejaba en una carretera demasiado peligrosa para mí. caminando dentro del auto mientras sé que se emocionó. Vi algunas bolsas en el banco. Y detrás de él comencé a husmear qué era, vi una botella de estimulante sexual... me eché a reír mucho y por supuesto que se dio cuenta.

Olavo - Sepa que esto no es para mí.

Alana - ¡No dije nada!

Olavo - Mi polla hace llorar a muchas mujeres encima de él, jovencita.

Alana- ¿En serio?

Olavo - Si fuera un poco mayor te lo mostraría.

Su frase me puso muy cachondo, a pesar de ser un anciano era robusto y tenía una apariencia atractiva a pesar de una barriguita que hasta me pareció sexy, aparte de que estuve trepando por las paredes viviendo como un cangrejo durante dos largos años. En el asiento trasero, pasé mi mano por su pecho.

Alana - ¿Por qué no paramos el coche y mostrame de lo que es capaz?

Olavo - No aguantarás el grosor que tiengo ni en la boca, imagínate en el coño.

El viejo era un pervertido y me volvía loco, paramos el auto en el lado de la carretera que estaba más tranquilo y yo tenía tanta sed de polla que le iba a dar un té de coño a ese viejo que nunca olvidaría. Llegó al asiento trasero y agarró mi cabeza dándome un beso muy, muy caliente, no se parecía a nada que hubiera probado y parecía que quería devorarme.

Olavo - Mantente a cuatro patas.

Alana - ¡Me vas a matar!

Olavo - Cállate a tomar verga, no te dije para provocarme.

Me puse a cuatro patas y él se hundió y comenzó a golpearme el trasero con locura, entrando y saliendo de mí.

Alana - Esa polla está tapada, solo puede ser.

Comprometida por horas, me vine por tres veces más y si ese viejo no me daba leche de una vez me moría de la ppk, que ya estaba cocida de tanto dentro y fuera.

Olavo - Voy a disfrutar hummmmmmmmmmm!

Finalmente sentí que me ordeñaba bien cayendo cansado sobre mi espalda, sabía que necesitaría algo de hielo después de una cogida como esta. Aún sintiendo su polla retraerse...

Alana - Habla la verdad viejo, tomas esa medicina ¿no?

Olavo - No, esto se lo doy a mi mujer para que aguante mi verga y mi apetito sexual.

Alana - No creo que tengas que dárselo más, solo consiguió una puta para saciarte todos los días.

Entendí que no sería tan malo vivir en el bosque si siempre tuviera ese animal que me diera una paliza con la polla caliente todos los días.

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