Me llamo Fernanda, tengo 18 años y recientemente regresé de Brasil a México. Vine a pasar unos días en casa de mi amiga de infancia Mariana. Ella y su padre vinieron a buscarme al aeropuerto, luego me di cuenta que su padre me miraba de manera muy sexy, me dejó hasta avergonzada con ella.
Me miraba las piernas por el espejo retrovisor y mi amiga ni se dio cuenta.
Mariana - ¡Fernanda mañana tenemos una fiesta para ir a casa de Eduarda!
Fernanda - Bueno amiga, pero hoy necesito descansar un poco estoy súper cansada.
Respondí y luego le eché un vistazo que todavía me miraba insistente, parecía haber adorado contemplar mis piernas en la minifalda que llevaba.
Llegamos allí y su madre me recibió bien educada.
Carmem - Ponte a gusto Fernanda, esa casa es tuya.
Fernanda - Muchas gracias por recibirme.
Íbamos a dormir en la misma habitación y luego fui a tomar un baño y me cambié, me puse un shortito y una blusa ajustada sin sostén.
Carmem - Chicas venid a cenar, os he preparado una lasaña especial.
Dijo su madre sonriendo.
Fuimos y nos sentamos, luego yo sentí por debajo de la mesa a su padre alisándome las piernas.
Hasta quedé muda y sé que quedé pálida también, ya que él iba a jugar conmigo yo entré en el juego y metí la mano en el palo de él por debajo de la mesa también.
Se sentó en la silla tratando de disimular la cara de excitado que estaba y loco por hacer mucho más conmigo.
Comimos durante aquella bromita con las manos y yo estaba disfrutando la invasión de él levantándome la falda, la madre de Mariana lavó los platos y nos fuimos a dormir.
Me levanté en medio de la noche y sin pensar en nada más irrumpí en la habitación de la pareja, ella dormía y roncaba como una tonta yo pasé mi mano en la polla de él y lo sentí crecer pronto él abrió los ojos bien sorprendido en verme allí.
Fernanda - ¡Silencio! Ven conmigo.
Le dije que no dibujara ningún sonido solo para que leyera mis labios. Y él vino muy despacio y salimos de aquel cuarto.
Él me agarró en el pasillo antes de la sala y nos besamos con lengua, bien fuerte y caliente con derecha la mano en los senos. Me tiraba del pelo y parecía que llevaba mucho tiempo sin tener sexo, me metía la lengua y sus manos parecían alucinadas por mi cuerpo joven.
Me levantó y me tiró al sofá, besándome por encima de las bragas. Lamió cada pedacito de mí y me tapé la boca para no gritar caliente.
Me quitó los pantalones cortos y las bragas y me puso la boca caliente en el coño. Parecía que me iba a tragar de tan fuerte que chupaba y yo estaba alucinada y mojada demasiado...
Fernanda - ¡Así me voy a correr!
Yo hablaba entre susurros chiquitos para no despertar a las dos tontas.
Él me chupaba mientras apretaba fuerte mi pecho con una de las manos, temblaba de placer loca para aliviar todo en forma de muchos gritos.
Daniel - ¡Quiero probar tu gusto goza para que yo sienta tu sabor, anda traviesa!
Fernanda - Pon esa lengua caliente en mí! Issooooooo Ahhhh!!!!
No me resistí, me revolví y le di la primera melaza en la boca, cuanto más me corría más chupaba, me acabé en aquella lengua por largos minutos y muchos chorros después.
Se sentó en el sillón de al lado y bajó los pantalones del pijama que llevaba.
Fernanda - ¡Ah ah mete fuerte fuerte!
Y cuanto más pedía, más me presionaba con ese gran pene en la pared, más deliraba y daba vueltas en los ojos como nunca antes.
Daniel - ¡Toma polla en ese coño! ¿Te gusta?
Fernanda - Me encanta, folla!
Daniel - Voy a correr zorra! uhmmmm.
Sentí que se derramaba dentro de mí, no pude resistir correrme fuerte una vez más y mojé todo su pijama de miel y esperma que corría por todas partes.
Nos dimos un beso ardiente de lengua, me vestí y entré en el cuarto de Mariana para bañarme bien en silencio. A la mañana siguiente nos levantamos a desayunar.
Carmem - Fernanda buenos días, ¿cómo dormiste?
Preguntó la idiota, con una sonrisa amistosa.
Fernanda - Dormí muy bien gracias. Fernanda, necesito que me lleves a casa de Andressa, si no te importa, tengo que llevar unos paquetes que me pidió.
Mariana - Ih amiga mi madre va a salir de la ciudad con el coche y hoy voy a hacer autostop con Carla e iremos a otro lugar. - Respondió ella.
Carmem - ¡Cariño sea gentil y lleve a la muchacha!
Le pidió a la madre de Mariana y él inmediatamente dio una sonrisa bien traviesa sabiendo que en ese paseo iban a tener sexo mucho dentro de aquel coche.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Totalmente hot (COMPLETA)