Alexis abrió los ojos, cuando los rayos del sol iluminaron la enorme habitación, se giró hacia la derecha y vio como Sophie seguía durmiendo, no pudo evitar sonreír, luego de haber llegado a la casa, habían vuelto hacer el amor, por primera vez en muchos años se sentía en paz completo, ese dolor que antes estaba en su pecho y crecía día con día había desaparecido, se sentía completo.
Salió muy lento de la cama para no despertarla, se colocó solamente su pijama, para luego dirigirse al baño, hizo sus necesidades se lavó el rostro y los dientes, salió de ahí dejando a Sophie aún dormida, bajo a la cocina y decidió preparar algo para desayunar, no era un experto en la cocina, pero se defendía, decidió preparar unos huevos, tocino, fruta picada, unas tostadas, café para él y jugo de naranja para ella, colocó una pequeña rosa en medio de la bandeja y se dirigió a la habitación, donde su mujer seguía dormida.
Alexis colocó la bandeja aún lado de la mesa de noche para girarse hacía Sophie, él no se cansaba de mirarla, inconscientemente giró su cabeza hacia la derecha al ver la forma que Sophie dormía le causó ternura, suspiró como un tonto enamorado y negó con la cabeza, al fin podía estar con la mujer que había amado toda su vida, sonrió antes de acercarse a ella y repartir suaves besos en su rostro.
Sophie sonrió al sentir sus besos, ese despertar era el mejor que había tenido nunca, abrió los ojos lentamente y lo encontró al frente de ella sonriendo tan lindo que se enamoraba cada momento más.
—Buenos días hermosa — Sophie se restregó los ojos y luego se estiró, Alexis pensó que era lo más hermoso que había visto en una mañana.
—Buenos días, ¿Qué hora es?
—Son las 8 de la mañana cariño, tenemos tiempo para desayunar, poder bañarnos e irnos a la cita. — agarró la bandeja y la colocó en la cama, Sophie estaba muy sorprendida.
—¡Vaya! — dijo sorprendida, y con el corazón latiendo de felicidad — este es el mejor despertar que he tenido en mi vida.
—Pues será el primero de muchos amor mío — Alexis besó su cabeza y empezaron a desayunar juntos, para luego bañarse, el hombre no pudo aguantar sus ganas y volvió hacerla suya, para él estar dentro de ella era el mismo paraíso.
—¿Estás lista? — preguntó mirando la hora, faltaba al menos 40 minutos, para la cita.
—Sí, hay que irnos, sino llegaremos tarde.
—De acuerdo, Sophie, ¿Crees que después podamos ir a casa de tus padres al salir de la consulta? — Sophie frunció el ceño, pero sabía que debían hablar con sus padres.
—Está bien, no hay problema.
—Bien, vamos — Alexis y Sophie salieron rumbo a la consulta, al fin sabrían que sería su bebé y eso los emocionaba a ambos.
De camino Alexis no soltó la mano de Sophie, desde que habían empezado a ir a las consultas, eran la primera que iban como debía ser, ninguno podía quitar la sonrisa de su rostro.
Cuando llegaron, no tardaron mucho en ser llamados, entraron con sus manos entrelazadas y eso hasta la doctora lo notó, cosa que la sorprendió, porque siempre estaban muy distantes, y la verdad era que eso no le molestaba, porque le gustaba el señor Black.
—Buenos días, ¿cómo se ha sentido señora Black?
—De maravilla — contestó Sophie con una gran sonrisa.
—¿Listos para ver qué será ese hermoso bebé? — ambos asintieron. — puede ir al fondo y quitarse ese vestido, iré en cuanto esté lista. —Alexis se levantó y ayudó a Sophie y una vez lista, la doctora hizo todo el procedimiento que era debido.
Ambos miraban la pantalla ansiosos, deseando saber qué sería ese pequeño ángel que era fruto de su amor.
—Le voy a pedir que sea profesional y deje de coquetear con mi esposo, porque va a meterse en graves problemas, porque primero que todo pienso quejarme con el director del hospital y luego buscaré otra doctora que haga su trabajo como debe.
—Yo hago mi trabajo como se debe señora Black — dijo ofendida y molesta.
—Sí claro — dijo a punto de saltar a su yugular. Alexis decidió intervenir, por lo que se dirigió a su mujer.
—Calma amor, no debes ponerte así, estoy seguro que hemos entendido mal — se giró hacia la doctora — ¿no es así? — le preguntó frunciendo el ceño — porque sino lo es le voy a pedir que no vuelva hacer un comentario con doble sentido, además estoy felizmente enamorado de mi mujer y nunca pondría mis ojos en otra, así que será mejor que se dedique hacer únicamente su trabajo.
— la mujer estaba roja como un tomate, nunca en su vida se había sentido tan avergonzada.
—Lo siento mucho, por ahora todo está bien con el bebé, ya pueden retirarse.
—Gracias —dijo Alexis, mientras que Sophie salía enojada. Alexis salió detrás de ella. — Espera cariño, no te vayas así.
—Odio que sean tan descaradas— Alexis la abrazó.
—Sólo me importas tú, ahora vamos a casa de tus padres.
—Bien, andando.
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