Un contrato de amor romance Capítulo 37

Ya había reposado toda la tarde, Drake insistió en quedarme a descansar, mis padres me habían llamado, había decidido no contestar por ahora, ya que si le hablaría me rompería en llanto y tendría que recordar mis mentiras con ellos a lo que llevaría sentirme mal y no estaba preparada aún, debía estar segura y decidida y Drake tendría que estar conmigo.

Ya eran las 4:00pm. Drake no había llegado, estaba en su empresa, la cual todavía no había estado.

Suena mi celular. Veo la pantalla, me encontraba en la cama de Drake, me levanto y camino hasta la ventana.

Contesto.

- Hola,... Amiga - dice Agnes apenada del otro lado de la línea.

- Hola - dije casi en silencio.

- Lo siento por haberte dejado beber tanto anoche.

- No es para tanto, ya no le necesitaba, enserio.

- Estoy muy apenada, debo de cuidarte mejor - siento su pena.

- No es para tanto Agnes - le repito - es más, debemos salir otra vez así - dije con más fuerza en la voz.

- ¿Enserio? - dijo emocionada, recobrando su voz natural - es que sentí que Drake estaba disgustado, no quiero que me vea como una mala compañía para tí.

- Si,... Pero no digas nada, esto quedará entre las dos - escucho la puerta abrirse - hablamos de esto luego y no, le caes bien a Drake.

- Bien, entonces te escribo luego y enserio estaba asustada.

- No te preocupes Agnes, adiós.

- Hasta luego - ahora se escucha feliz.

Corté la llamada.

- Si,... Gracias - fingía hablar con alguien - espero igual ... Adiós - sonreí.

Drake ya estaba parado frente mi, se quitó el saco. Apagué el celular.

Lo observé, se veía tan guapo con esa ropa.

- ¿Quién era? - dobló el saco en su brazo.

- Agnes,... Te envía saludos - me acosté de lado, me tapé con la sabana.

- Gracias - se arrodillo frente mi - y... Tenemos que hablar sobre nuestra boda.

Sonrió a lo que provocó que yo también. Siempre había tenido la ilusión de casarme, entregarme por primera vez al hombre que amaba, y todo lo quería hacer cuando ya sea profesional, cuando ya tuviera mi trabajo y con dinero para mantenerme, pero al parecer ninguna de las dos se me cumplió cuando yo quería, por eso no planear nada, nada sale como yo quiero o planeo.

- No sé, ¿Nuestras madres no lo plantearán? - rozó sus dedos en mi mejilla, cosa que me gusta que haga.

- Dios mío - susurró alto - es tu boda Helka, TU BODA.

¿Mi boda?.

Pues no parece, nunca pedí un novio, nunca pedí un contrato, nunca pedí que mis padres me vendieran por dinero, cada vez que pensaba eso, sentía que mi opinión, mi decisión nunca era escuchada por Dios,... Pero luego pienso, el sabe el tiempo, el momento que me da lo que pido, sabe porque me ocurrió lo que me ocurrió, sabe porque mi vida es así, sabe porque me dio estos padres, sabe porqué me dio este estilo de vida, sabe porqué me pasan estas cosas, así nunca le temeré a la vida ni a las consecuencias, con cada acto que me afecte, debo tener las agallas para enfrentarlo.

- Solo elegiré el vestido... - dije con poco animos.

- Helka - rogó regañandome a la vez.

- Drake - le contesté - no quiero tener tanto en mi cabeza, mañana tengo que ir a la U ya que solicitaron la presencia de los ya graduados - dije dando a entender que no tenia tiempo.

- Es tu boda...

- También es tuya - reí.

- De los dos - besó mi frente. Al parecer siempre sonrío como tonta cuando me muestra este tipo de afectos y siento que me estoy acostumbrando a ello, es más, volviendo adicta a sus afectos.

Lo atraigo hacia mi enrollando en mis brazos, me abrazó.

- Que haría sin ti Helka - respira cerca mío.

- Lo mismo me pregunto, pero solo de pensarlo... - hace cara de pena - no sé, ni quiero pensarlo. No lo soportaría.

Sonreímos.

Acerqué sus labios a los míos.

- ¿Cómo te sientes? - dijo cuando se separo de mis labios.

- Me he sentido mejor toda la mañana, solo tu crees que estoy con el peor virus.

- Créeme, se que aun no te sientes del todo bien.

- ¿Solo porque estoy sin ánimos? - nos quedamos en silencio - ¿Crees eso?.

- Soy tu novio,... Y sé lo que es mejor para ti.

- Ahg - me quejé.

Hice mueca de disgusto cuando no me miraba.

- ¿Qué comeremos? - preguntó quitándose la camisa.

- No tengo hambre,... Pero si quisiera comer, iría con Agnes - me senté en el mueble.

- Si quieres comer con Agnes, será aquí en casa, es muy peligroso allá afuera, peor en tu estado - se lanzó al mueble y cerró sus ojos, estaba estresado.

- ¿De qué peligro me hablas?, además, no estoy en un estado crítico ¿Drake? - dije alzándole un poco la voz.

- No saldrás Helka - dijo con voz de cansancio.

Entendí, se está preocupando por mi.

Me levanto hacia la cocina, me sirvo un vaso de jugo. Lo bebo hasta no dejar nada.

Siento sus manos rodearme por detrás de mis caderas, ladeo la cabeza.

Siento sus besos en mi cuello. Sus manos masajearon todo mi abdomen.

- Entonces serás la organizadora de la boda - detuvo la acción solo para hablar, luego prosiguió.

Mis manos acariciaron las de él, cerré mis ojos.

- Mm - se me hizo difícil hablar - si - susurre apenas.

- Bien, creo que te convencí - se separó de mi, me quedé sin habla.

Procesé.

- ¿Que comeremos? - volvió a preguntar ignorando el tema.

Me recuperé

- Ey, te estás usando en mi contra, ¿Para convencerme? - me giré hacia el, estaba merodeando en la sala.

- No,... - me vio, alcé las cejas.

- Drake.

- Bueno, si,... Pero solo un poco - admitió entre risa.

Sacudí mi cabeza. El tema está cerrado por hoy.

- Y... Que comeremos,... Tengo mucha hambre - sentí mi estómago rugir.

- ¿Y si salimos con Agnes y Hugo? - lamió sus labios, lo seguí por la sala, el quedó frente el gran ventanal que daba una vista excelente, los edificios y sus luces, una vista grandiosa al parque, y las calles con sus carros interminables.

- ¿No que estaba muy enferma? - dije sarcástica.

- Será un lugar cerca... 

- Lo miré achicando los ojos - ¿Es enserio Drake? - volví a cruzarme de brazos.

Eres demasiado sobreprotector.

- Si, muy enserio - su expresión era demasiado enserio.

- Bien, iré a cambiarme - me retiré de la sala hasta nuestra ya habitación.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Un contrato de amor