Un contrato de amor romance Capítulo 40

Hugo estaba descansando en el mueble, estaba agotado de hacer fuerza aguantando el dolor de la bala.

Me encontraba en el sillón con el teléfono en las manos.

Estaba preocupada, ya había pasado 1 hora y Agnes no llamaba, tampoco contestaba.

- Ey, toma - dijo Drake entregándome un té.

- No quiero té, quiero a mi amiga - los nervios me comían viva.

Drake suspira mientras se sentaba.

- Ya, tranquila ella estará bien - tocó mi pierna con su mano.

Lo observé mientras mis lágrimas querían salir. Me abrazó.

Su abrazo me sostuvo, pero no por mucho, mis lágrimas pronto salieron.

Lo abrazo aún más fuerte.

- Tranquila Helka,... - comencé a sollozar evitando llorar con gritos - shhh.

Comenzó a sobajar mi cabello, cerré mis ojos.

- Quiero que Agnes este aquí - pedí - solo quiero verla, quiero que me llame.

- Ella estará bien, ya veras que pronto llegará - susurra cerca de mi oído. Y como por arte de magia, sus palabras me calmaron.

- ¿Por qué pasó esto? - dije separándome de el.

Tomo mis manos, las miro, luego a mi.

- No lo sé - mentía, lo sabía.

- Drake, ¿Me dices la verdad? - pregunté calmando mis lágrimas.

- Si - tomo aire - seguro.

- ¿Entonces?, ¿Hay una explicación para lo que les pasó?, ¿Los querían matar? Es muy notable.

- Si, pero

- ¿Pero?, ¿Eran hombres malos?, ¿Querían matar a Hugo y a cada que estaba en su paso?, porque esa es la única explicación que encuentro.

- Tenían algo en contra de Hugo, algo sobre una plata sin pagar, nada más, ese tipo de gente es así.

- ¿Ese tipo de gente? - Drake bajo la cabeza negando rápido.

- No, no me entiendes

- Claro que entiendo, ¿Tú estás con ese tipo de gente?, ¿Tienes algún tipo de comunicación con ellos? - pregunté preocupada y furiosa, pero más furiosa.

Suspiro, no dijo nada.

Su silencio explico muchas cosas.

Primero, que no confiaba en mi para decirme todo, si ya pudo con lo más difícil ¿Por qué no con el resto?

Dos, si tenía algún tipo de relación con ese tipo de gente, con mafiosos, se podría decir. Asentí enojada, me levanté y caminé ansiosa hasta mi habitación y con los humos saliendo de mis oídos.

Cerré la puerta de golpe.

El enojo me invadió por completa, agarré mi cabello casi arrancándolo.

Grité apretando mis dientes, mis lágrimas salieron abundantemente.

Agarré las sabanas agresiva. Las lancé, tumbé una lámpara de noche, cosas que habían en la mesa, hice mucho ruido, tanto que todo el enojo que me segaba, no me hizo notar que Drake me estaba abrazando por detrás, privando a mis manos de otro movimiento.

- Ey tranquila, Helka - dijo respirando rápido cerca de mi oído.

Me abrazo, llore y lloré en sus brazos, a veces se sentía bien, pero hoy, hoy no era esas veces.

- Quédate afuera - pedí ya mas tranquila.

- Helka no me voy a ir.

- Pero Hugo te necesita.

- Si, pero tu eres a la que amo. Y me necesitas, yo te prometí algo, y no soy el tipo de hombres que rompe sus promesas.

- Drake - me callé, sentí su olor en mis fosas nasales.

Drake me acunó en sus brazos, me acomodé entre sus músculos.

- Ven, vamos a dormir - me alzó como a una bebé y me llevo a la cama, me arropo.

No tenía sueño, aunque estaba cansada y estresada.

Deje que me consintiera esta vez, quería dormir y no saber nada más.

Y aunque quería evitar pensar en este problema, no podía dejar a mi amiga en el olvido, ahora más que está corriendo peligro.

- Drake, busca a Agnes... Te lo ruego - me sentía melancólica.

- Si, lo haré y la traeré de vuelta.

- Gracias - le sonrió débilmente.

Drake se acerca y deposita un beso en mis labios, le dejo, pero no le correspondo. Y, no es porque no quisiera, solo que me sentía vacía sin Anges.

Se separó extrañado de mi, me observó.

Observé a otro lado, un lugar que no fueran sus ojos intentando descifrar mi indiferencia con él.

Sin oír más habla, el salió, dejando entre abierta la puerta. La luz del pasillo entró por el mínimo espacio que había.

Acomodé mi cabeza en la almohada, cerré mis ojos. Pensé en nada, despeje mi mente. Hasta que conseguí el sueño.

Sus manos tocaron las mejillas de un bebé, mi papá estaba llorando, y no sabía porqué, quizás de la emoción de ser papá, ya le extrañaba, quería ir a abrazarla.

Pero, al intentarlo, solo logró casi tropezar, el era invisible.

Estaban en la entrada de nuestras casa, estaba vacío el lugar, mamá tenía en sus manos una canasta y un papel, ella lo leía. Me acerqué lentamente e intenté leer lo que decía.

- Helka - dijo ella llorando mientras sonreía, era de felicidad.

¿Helka?.

- Te llamas Helka - dijo papá mientras alzaba al cielo a la bebe que llevaba mi mismo nombre.

- Ahora será nuestra pequeña - dijo mamá mientras rodeaba a mi papa y a la bebé.

Cerraron la puerta dejándome fuera de la casa. Di media vuelta.

No tenía respuesta alguna para preguntas que no podía formular bien.

Mire hacia la calle, un carro negro misterioso se encontraba en la esquina frente la casa de Mister Yhellia.

Un hombre calvo vestido de traje hablaba por teléfono mientras observaba mi casa, caminé hacia afuera, intenté llamar su atención, pero parecía que para ellos también era invisible.

¿¡Que demonios!?

Unos niños pasaron frente a la casa, corrían con un balón en las manos.

Decidí volver dentro de la casa, y sin abrir la puerta o caminar, ya estaba en la sala.

Nuevamente mis padres y la pequeña, me reconocí, era yo de unos 7 años.

¿Tan rápido pasó el tiempo?

¿Por qué veía parte de mi vida?.

Me encontraba vestida con un tutu, era día de fiesta en la escuela, una presentación, la recuerdo muy bien, ese día di mi primer beso con un niño que me gustaba, aunque ahora es gay.

Ese día lo recuerdo perfectamente, al terminar la presentación, salimos a comer un helado, estaba mi hermana, papá se había desaparecido un momento, pero era porque había ido a comprar un peluche de felicitaciones. Le llame titi, hasta mis 10 años lo tuve, luego desapareció sin yo saber el porqué.

- Papá ¿Me pones los zapatos?

- Oh, yo soy malo haciéndolo, ya llamaré a mamá.

- Si - grite de emoción en mi pequeñez.

Caminé por el pasillo, la pared de lo recuerdos con mis medallas estaba vació, aún.

Al cruzar el otro lado y mirar nuevamente la sala, me vi más adolescente, en mis 16 años.

Había traído un chico a casa.

Vi a mi papá cruzado de brazos mientras me miraba con recelo a Jorge y a mi. Mamá quería explotar de felicidad por ver a papá en ese aspecto.

Ese día había sido de maravilla, claramente después que mamá convenció de que Jorge era un chico bueno. Pero después de 3 meses habíamos terminado, el ya tenía otra aventura y ya no sentía lo mismo que él y después de 3 semanas, él muere por extrañas razones.

Me sentí mal por la familia y la hermana menor.

En un abrir y cerrar de ojos me vi en mi graduación, con el resto de mi familia, la hermana de papá y los 4 hermanos de mamá, sus hijos (mis primos) conmigo tomando unas botellas de alcohol, tomando nos fotos.

Sonreí al recordar ese día, muchos desconocidos me felicitaron, pues suponía que eran los padres que nunca había conocido de mis compañeros.

- ¿Helka? - oí la voz reconocible detrás mío.

- ¿Jorge? - pregunte estupefacta - ¿No habías...?

- Si...

Me había quedado congelada, sin habla, sin movimientos, casi sin respiración.

- ¿Cómo es posible?.

- ¿Que vienes a buscar?.

- ¿A buscar? Esta es mi casa, ¿Tú que haces aquí?.

- Pensé que ya querías algo de respuestas.

- ¿Respuestas?.

Muchas preguntas invadieron mi cerebro.

- Si, ya sabes, sobre tus padres, tu origen, la verdad... ¿O aún no?.

- ¿De qué hablas? - pregunté confundida.

- Sobre quiénes son tus padres - dijo tranquilamente.

- Mis padres están aquí conmigo.

- No, sobre tus padres biológicos.

- Estás loco - dije enojada.

- ¿No sabes que te adoptaron?.

- Cállate, tu solo eres un muerto.

Tape mis oídos, su voz era intensa.

En mi cabeza se repetían las palabras "padres biológicos".

Sentí su voz cruzar cada entraña de mi cuerpo, su voz vibrar en mi cabeza, sus palabras en altavoces dentro de mi cerebro.

- Ah - grité agarrando las sabanas en la cama.

Solo fué una estúpida pesadilla.

Me recosté aliviada en la cama, sentí mi frente sudada, me sequé con mi brazo.

Me pare de la cama, el "sueño" se me había espantado.

Bajé hasta la sala, oí la voz que tanto quería escuchar.

Corrí sin saber segura si ella era, aunque eso quería.

Vi su cabellera, si era ella.

La abrazo por detrás. Aún melancólica, lloré en su hombro.

- ¡Demonios! Jamás me vuelvas hacer esto - su cara era de preocupación.

- Oh, tranquila, doy gracias a Drake, el me encontró.

Lo miré, estaba con Hugo, quien estaba sonriente de ver a Agnes a salvo.

Le sonreí tímida, algo que jamás creí que volvería a ocurrir, pues ya tenía la confianza entablada con eé, se me hizo raro sentir así.

Olvidando el mal sueño que tuve me centré en investigar a Agnes.

- ¿Dónde estabas?.

- Helka,... - abrió la boca para hablar, pero miro a los chicos, ellos le clavaron la mirada - estoy - negó - cansada.

- Bien, tienes que descansar, mañana tenemos que asistir a la U, el llamado, ¿Lo recuerdas?

- No creo ir, puedes ir sola.

- Bien - me paré con ella - vamos.

- ¿Vienes a dormir Hugo? - asintió.

- Hablaré con Drake.

Mire a Drake con una mueca desafiante.

- Descansen - no le respondí.

- Adiós Hugo - dije dedicándole una sonrisa.

Noté la pena de Hugo.

- Adiós chicas - dijo inseguro.

Oh, bien.

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