Un contrato de amor romance Capítulo 54

Agnes y Hugo se habían quedado con nosotros por si hubiera un segundo intentó de atacar.

Drake se metió a la cama junto a mi abrazandome.

Sentí una bonita y agradable sensación.

Cerré mis ojos e intente sonreír a pesar de la situación.

- Encontré unas fotos - dije con miedo - ¿Por qué las tenias?.

- ¿Las encontraste?.

- Si... - me giré quedando al frente de él.

- Creo que el destino quiere que sepa... Que ya te conocía desde antes. En fotos simplemente me pareciste horrible - dijo queriéndose reír.

Me asombré y reí. Si, reí, quizás porque al aparecer, me las había tomado para conocerme antes de lo oficial. Y eso me pareció extraño y me gustó, de una manera candente.

- Me da alivio que esas fotos fueron tomadas para ese objetivo.

- ¿No te importa eso? - Negué.

- Me parece... - no terminé y lo bese, sus labios se movieron segundos después con los míos. Sus manos acariciaban lo que podía.

El beso no duró mucho, pues Drake se separó.

- ¿Donde las encontraste?.

- En tu pasadizo secreto - dije con naturalidad.

- De seguro Hugo lo dejó ahí.

Sus ojos se cerraron.

- Te amo - me produjo decirlo. Se veía como un ángel de Dios cuando duerme. Abrió los ojos y sonrío.

Tomé su rostro y besé su frente.

Pues él tenía ganas de hacer algo más.

Me agarró de la cintura y me puso encima de él mientras nos unimos en un sensual y candente beso.

Sus manos exploraron toda mi espalda. Mientras las mías lo agarraban del cabello.

La oscuridad aún cubría el cielo de la ciudad entera.

Las cortinas estaban media abiertas, Drake estaba profundamente dormido, me zafé del peso de sus manos.

Mi sueño se había espantado.

Me levanté y fui hasta la ventana. Vi el amanecer.

Escuché el quejido de Drake al despertarse.

- ¿Helka? - observé cómo me buscaba en la cama.

- Aquí estoy - dije haciéndole seña.

- Ven - dejo caer la mano al colchón y cerró sus ojos.

Fue donde el. Me lancé en la cama sonriendo.

- ¿Por qué estas feliz? - preguntó.

- ¿No debo estarlo?... Lo tengo todo, te tengo a ti - me apoyé en su pecho. Sentí su mano acariciando mi cabello. Cerré mis ojos disfrutando nuestro momento. Hasta el punto de quedarnos dormidos.

Escuchaba golpecitos al otro lado de la puerta. Alguien la estaba tocando.

- Drake, Drake - le llamé. Este despertó rápido y me miró confuso - Están tocando la puerta.

Se levanta y la va a abrir, mientras observaba su musculoso cuerpo destapado de la cintura para arriba.

- Buenos días - escuché la voz dulce de Agnes, me senté de inmediato.

- Buenos días Agnes - dijo Drake.

- Cariño - le dije y se acercó a abrazarme - buenos días.

- Hugo te llama - avisó Agnes. Drake asintió y fue hasta donde Hugo.

- Agnes... Quiero encontrar a mi madre - dije para empezar.

Drake

Hugo estaba en el taburete de la cocina.

- Buenos días - dijo.

- Buenos días Hugo - respondí.

Hizo seña de que me siente.

- ¿Le dirás a Helka? - preguntó.

- ¿Sobre qué? - no sabía a qué se refería, aún estoy medio dormido.

- Sobre tu hija - dice susurrando.

- No estoy seguro...

- Algún día tendrás que decirle, no vas a poder ocultarla, se van a casar,... Y tendrás _-le interrumpí.

- Se que le tengo que decir, pero ponte en mi lugar un momento, sabes en que situación estoy, mi hija está bajo cuidado, a Helka la cuido yo... Por ahora estamos bien, y así lo mantendré hasta que encuentre el momento.

Hugo suspiró, tantas veces ya me lo había repetido. Pero tengo miedo de perder a Helka por mi hija, Sarahí.

Pasé mis dedos entre mis cabellos

- Enserio, se lo diré, pero ahora no es el momento - dije estresado.

Pase la mirada por la cocina, pero me detuve justo en el refrigerador.

- Mira - dije al ver un papel pegado con un cuchillo de imán.

- ¿Qué es eso? - preguntó Hugo intentando tocarlo.

- De seguro un regalo de nuestros atracadores - aseguré.

- Que cínicos - dijo una vez que Hugo quitó el cuchillo y agarro la nota.

Al desdoblar el papel leí la nota en mi mente.

Espero le mandes saludos a tu hija querida, Sarahi, muy pronto solo la escucharas.

- Maldición - dije dejando caer la nota.

Hugo se agacha y recoge la nota.

La lee. Me mira asombrado con el ceño fruncido.

- Tengo que salir, inventale algo a Helka - subí de vuelta.

Entré a la habitación. No estaban, ni Helka ni Agnes.

Me quité la pijama y me coloque el primer pantalón y camisa que encontré, me puse zapatos y salí.

Ya conduciendo me adentré por unas cuantas calles para llegar mas rápido, me pasaba los semáforos, rebasa cuando no se podía. Pero todo me valía ahora.

Frené de golpe. Me bajé y saqué la llave y abrí la puerta de la casa en la que se encontraba mi hija.

Al entrar hay un silencio aterrador.

Fui hasta la que era su habitación. No encontré nada.

- Maldita sea - golpeo la pared.

Fui hasta el baño, busque en la sala, en la cocina y nada.

La desesperación ya se había apoderando de mi, junto a las lágrimas.

- ¿¡POR QUÉ!? - dije recostandome a la pared de la cocina.

Saqué el celular.

Queriendo llamar a Hugo.

Pero escuché un estruendo en la puerta.

Agarre un sartén, como una arma de defensa.

Pero al oír que el llanto de una mujer que no podía dejar de llorar, dejé caer el sartén, al hacerme notar frente a ella. Se asustó, noté que estaba golpeada, la sangre le corría por la cabeza. Me acerqué a ella intentado agarrarla, estaba llorando desesperadamente.

- Lo siento - dijo disculpándose a la vez que lloraba en mis brazos.

- Ya nana Mary - esto no era su culpa.

- Me la robaron, unos hombres en una camioneta, me golpearon,... Se llevaron a la niña - dijo desesperada.

- Ya, tranquila - la senté en el mueble.

- Me dijeron que te querían matar - me quedé viéndola atónito por lo dicho.

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