Un contrato de amor romance Capítulo 73

En mi mente y en la de cualquiera, Eduardo pensaba que era un tipo viejo como el padre de Drake, pero este, se veía mejor tratado que el señor Ronald, incluso más joven.

El lugar estaba deteriorado, ¿Por qué se ocultaba aquí?.

- Los policías_

- Si hay policías por medio, no cuentes conmigo, lo lamento - Eduardo miró a los hermanos Benedict.

- No los hay, no te adelantes, ellos solo encontraron un vagabundo que dio un testimonio, solo debemos buscar dentro de esa zona - dijo Phil.

Jamás pensé que Phil tuviera un lado oscuro, su voz, su tono, fue sorpresa para mí.

No me sentía muy cómoda en este ambiente.

Me crucé de brazos sintiendo un escalofrío.

- ¿Dónde dicen que estaba el vagabundo?

Phil y Aisha se miraron triunfantes.

Jamás me había montado en una de esas camionetas que parecían de periodista, bueno, para todo hay una primera vez.

El conductor detuvo la camioneta bruscamente.

- Bien, se supone que estamos en la zona en la que vieron a tu mamá Helka - habla Eduardo - ya nuestros hombres han comenzado su búsqueda, pero sabemos todos que ellos no la van a encontrar, solo hacen guardia, nosotros somos el punto.

Las puertas fueron abiertas por un hombre de barba negra. Extiende su mano con dos armas, una se dirige a mi.

- Lo siento, pero si intentas darme una,... No, no me siento del todo cómoda usando una - todos me observaron, el arma era indispensable.

¡Jesucristo!

- Helka, si tu madre es solo un anzuelo, o la misma declaración del vagabundo, la necesitas - Phil agarra el arma y me la entrega.

Dudosa la agarré.

- Está bien - Aisha me hace una seña que me la guarde.

Me paré un poco acomodando el arma detrás tapandola con mi blusa.

Suspiré.

Yo puedo hacer esto, por mi madre.

Salimos del transporte.

Caminamos mientras Eduardo daba rutas y hablaba con Phil.

- Justo en este puente, aquí vieron a tu madre - me adelanté.

Caminé hasta el borde del puente, sintiendo la brisa leve que besaba mi piel.

- Ella no puede estar lejos - dije dándome esperanzas.

- Es verdad - Eduardo se acercó a mí - Mira - señaló un grupo de mujeres vagabundas.

- Podemos acercarnos a preguntar.

Fuimos hasta donde ellas estaban.

El lugar era sucio y desolado, las mujeres estaban desgreñadas.

- Hola - Phil llamó la atención de las mujeres - estamos buscando a... Una mujer con parentesco a ella - me señaló.

Todas las miradas cayeron sobre mi.

Una tipa morena de cabello rizado se acerca a nosotras, tenía racha de problemática.

- ¿Quiénes son ustedes?, ¿Son policías?

- No somos policías - Phil lleva sus manos atrás y las junta, camina un paso a ella, pero está retrocede - solo intentamos buscar a esta mujer que desapareció hace meses.

- Mientes - casi grita - ella está desaparecida ante todo el mundo desde hace años.

- Así que tu sabes de ella, ¿Puedes llevarnos a ella?.

La morena mira desafiante a Phil. No veo que este decidiendo si llevarnos o no.

- Escucha - llamé la atención de ella - ella es mi mamá... Nunca la conocí, me alejaron de ella meses después de nacer, y eso me duele - sentí mi voz temblar - viví con personas que la reemplazaron, hace semanas lo descubrí todo, y enserio, a veces siento que no debí hacerlo, pero ahora solo pienso en encontrarla, y solo tu nos puedes ayudar - mis ojos ya estaban llorosos.

- Tus palabras suenan muy conmovedoras - abrió su boca para seguir hablando, pero se detuvo - No las puedo ayudar, les dije que no la conozco - giró para irse.

Camina hasta ella y la agarré

- Por favor, ella corre peligro, ayúdanos.

Después de convencerla en ayudarnos, pidió que la siguiéramos. Aisha camino de mi lado.

- ¿Sabes como usar un arma?.

- No - temí en usarla - pero, usaré el arma si es necesario.

- Pues aprenderás, así aprendí yo, sin práctica.

- ¿Sabes usar un arma?.

- Si - asintió como si fuera la cosa más normal.

- ¿Qué si no encontramos a mamá?.

- Siempre hay por donde empezar, solo hay que ver puntos estratégicos... Es simple y sencillo de hacer.

Se adelantó unos pasos.

- Esta área, y más allá esta llena de lugares para esconderse... Podemos comenzar.

- Iré con Helka - dijo Phil.

Aisha Mira con desgana a Phil, no le gusta la idea de ir con Eduardo.

Phil me llevó.

Pasamos unas escaleras de cemento hasta que por fin hablo.

Sacó su arma.

Oímos voces de hombres.

- Ve por esa dirección, esta mujer llegará muerta si no se deja ver - Phil me miro algo asustado.

- Parece que el mensaje también les llegó - sacó su arma - saca la tuya, y en caso que no sepas usar, mantente segura, puedes engañarlos.

Hice lo que me ordenó. Al menos sabía cómo agarrarla.

Phil me hizo seña de silencio, salió casi arrodillado sin hacer ruido, lo seguí igual.

Quedamos detrás de una caja grande de madera. Las voces desaparecieron.

- ¿Qué tal si ellos tienen más suerte que nosotros?.

- ¿Los seguimos?.

Phil asintió

- Está bien, vamos.

Salimos detrás de ellos, siempre manteniendo un ángulo en la que no puedan vernos.

- Ahí esta - grito uno de los dos hombres que habían.

Mi corazón se aceleró. Oí un disparo.

Oí el grito de una mujer.

- Mi mamá - susurre con lágrimas.

- Ella está bien...

- ¡Deja a la mujer! - la voz de Aisha resonó provocando eco por todo la bodega.

- Laila Benedict - dijo el hombre.

Me asomé, ambos se apuntaban el arma.

- Aisha, para ti - alzó el brazo y lanzó una bala al aire... Déjala - había un hombre, que parece agarrar a la señora que sería mi mamá - Terock la necesita.

- Dile a Terock que deje en paz a la que alguna vez fue su familia, ellos no necesitan de él, jamás - grito.

¿Donde rayos está Eduardo?.

- Esa familia no es de tu incumbencia.

- Créeme que si... - apuntó al hombre de músculos grande y calva notoria.

Un disparo soltó y Phil salió.

Phil lo había herido al pie.

- Huye con la mujer - el otro tipo medio Moreno huyó con ella.

En estos casos es cuando la adrenalina llega a uno sin importarle nada.

Con el arma es mis manos lo seguí. Varias estribos que esquive, hasta llegar afuera.

- ¡Deja a mi mamá! - oí pasos detrás míos.

El hombre se detuvo, aquella mujer era de cabello largo y maltratado, un color como el mío, sus ojos eran miel, sus labios finos, su piel casi arrugada, era alta, su cara perfilada, me miró con lágrimas en los ojos.

- ¿Dices que soy tu madre?,... ¿Helka? - asentí con lágrimas en los ojos - Oh por Dios, estas viva.

- Sorpresa Dennis - su nombre es bello, tanto como ella.

Apunté sin saber si la bala caería en el hombre moreno.

- No querrás jugar con la vida de tu mamita.

- Dejala, no te haremos nada - grito Phil.

Mi respiración era irregular.

- Por favor - rogué.

El hombre parecía no querer cambiar de opinión

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